El estrés es un fenómeno definido como una “respuesta no específica del organismo a cualquier demanda”. Los factores estresantes que impulsan esta respuesta son de naturaleza variable y pueden ser tanto físicos como psicológicos.
Si bien los factores estresantes actúan en muchas regiones diferentes del sistema nervioso para inducir respuestas apropiadas, las características más destacadas de la respuesta al estrés implican la activación del sistema nervioso autónomo y el eje hipotálamo-pituitario-adrenocortical (HPA).
En su forma más básica, esto implica la síntesis de cortisol (hormona glucocorticoide del estrés) por parte de la corteza suprarrenal en respuesta a la hormona adrenocorticotrópica (ACTH).
Esto, a su vez, tiene numerosos efectos colaterales en una variedad de procesos internos. Además, estos efectos difieren dependiendo de si el estresor es agudo (dura minutos u horas), persiste de forma crónica (durante días, semanas o incluso meses) o si el organismo está expuesto repetidamente a estresores agudos [estrés crónico intermitente; así como dependiendo de la severidad del factor estresante.
Otros sugieren que no existe un perfil endocrino generalizado de un animal con estrés crónico, ya que hay mucha variación en la respuesta al estrés de los animales individuales.
Además, aunque se pasó por alto la consideración de las diferencias individuales en la biología animal debido al enfoque histórico en el grupo como unidad experimental, muchos aún destacan la importancia de considerar animales individuales en el diseño de experimentos.
Por ejemplo, se dice que los animales que responden a un factor estresante con altos niveles de comportamiento agresivo y ofensivo adoptan un estilo de afrontamiento proactivo (activo), mientras que los animales que responden con niveles bajos de comportamiento agresivo y ofensivo adoptan un estilo de afrontamiento reactivo (pasivo).
Efectos del estrés crónico
Esto, a su vez, puede significar que los recursos energéticos de los animales estresados se desvían de los procesos de mantenimiento y desarrollo, incluida la gestación, lo que perjudica el rendimiento reproductivo. El estrés crónico también puede afectar el rendimiento reproductivo al inhibir la liberación tanto de la hormona luteinizante como de la progesterona.
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