Desde principios de la década de 1990, el óxido de zinc (ZnO) se ha utilizado para controlar la diarrea postdestete (DPD) y promover el crecimiento en lechones.
A día de hoy su mecanismo de acción aún no se comprende del todo, siendo probable que influya en procesos inmunitarios o metabólicos, altere la microbiota del lechón y afecte directamente a la absorción de nutrientes. Lo que está claro es que el uso de ZnO en la producción porcina europea ha aumentado considerablemente desde que la UE prohibió el uso de antibióticos promotores del crecimiento, como la colistina, para frenar el desarrollo de resistencia a los antimicrobianos. |
La importancia del zinc
Los cerdos tienen una marcada necesidad fisiológica de zinc y las dietas modernas incluyen suplementos de zinc para satisfacer estas necesidades.
El zinc es un oligoelemento esencial que forma parte de varias enzimas y está involucrado en muchos procesos metabólicos.
Sin embargo, sigue siendo un metal pesado y demasiado zinc es tóxico para el animal, por lo que su fisiología asegura que se excreta el exceso de zinc ingerido.
ZnO
La biodisponibilidad y absorción del zinc a partir del óxido de zinc es particularmente baja, por lo que la mayor parte del zinc administrado a los lechones de esta manera se acumula en el estiércol y desde allí contamina los suelos y las aguas subterráneas. |
Las importantes preocupaciones ambientales sobre la contaminación por zinc son la razón principal por la que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) concluyó en 2017 que los beneficios de prevenir la diarrea en los cerdos no superan los riesgos del ZnO.
El reto de encontrar alternativas al ZnO
Muchos investigadores y empresas han invertido tiempo, esfuerzo y dinero en encontrar la sustancia o mezcla de suplementos que sustituya al óxido de zinc, pero es precisamente el desconocimiento de su mecanismo de acción lo que dificulta el éxito en su búsqueda. A día de hoy no se ha encontrado ningún aditivo que, por sí solo, consiga los mismos resultados que el ZnO.
Un compañero a quien siempre merece la pena escuchar me dijo, “estamos planteando mal el tema del óxido de zinc, no hay que encontrar un sustituto, debemos aprender a trabajar de forma diferente”.
Esto me hizo reflexionar y ver que en un reto tan multifactorial como la diarrea postdestete, hay muchos frentes por donde atacar.
El mayor desafío es que no existe una solución única que sirva para todas las granjas. Incluso dentro de una misma empresa, con filosofía y grupo técnico común, es difícil encontrar una misma receta para todos.
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