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Aspectos prácticos en relación a la gripe porcina

aspectos gripe porcina

Los virus de la influenza porcina (IP) pertenecen al género Influenzavirus tipo A de la familia Orthomyxoviridae. Estos virus se subclasifican en base a las glicoproteínas de superficie: la hemaglutinina (H=  en el esquema) y la neuraminidasa (N=  en el esquema).

La combinación de un tipo de H con un tipo de N es lo que define a lo que conocemos como subtipo

Los subtipos mayoritarios en el cerdo son el H1N1, el H1N2 y el H3N2, aunque se han detectado otros de forma esporádica (H3N1, H3N3, H9N2, etc).

La clasificación por subtipos nos es útil para poder simplificar y entender la epidemiología y diversidad de los virus de la influenza; sin embargo, las características evolutivas de estos virus (sometidos a la deriva y reordenación genética) hacen que esta clasificación sea insuficiente.

En Europa se pueden distinguir como mínimo 3 linajes distintos de H1 y uno de H3.

El tipo de hemaglutinina (H1av H1hu H1pdm) tiene mayor importancia que el propio subtipo a la hora de predecir si se producirá o no reacción cruzada entre dos virus.

Como podemos ver, en Europa encontramos tres tipos mayoritarios de H1, y presentan nula o mínima reactividad antigénica cruzada.

No obstante, cuando se produce la reordenación o intercambio genético entre dos de estos virus, por ejemplo H1avN1 con H1huN2, el virus resultante H1avN2 en este caso presentará reactividad cruzada con el ancestro con el que comparta la hemaglutinina (H1av) independientemente de su subtipo (Figura 1).

Figura 1. Representación esquemñatica de tres virus H1 y su probabilidad de reacción cruzada

El fenómeno de reordenación genética todavía complica más la clasificación de estos virus.

A modo de ejemplo, imaginemos que virus H1avN1 y H1huN2 infectan al mismo tiempo un animal.

Eventualmente, podría producirse la combinación de estos virus dando como producto virus H1huN1 y H1avN2; es decir, por un lado, tendríamos un virus perteneciente al subtipo H1N1 que en realidad cruzaría antigénicamente con virus H1huN2, y un virus perteneciente al subtipo H1N2 que cruzaría antigénicamente con virus H1avN1.

Figura 2. Reordenación genética de los virus H1avN1 y H1huN2 (ancestros) y la probabilidad de reacción cruzada con sus productos

Este ejemplo es real, de ahí que sea necesario determinar qué tipo de H (H1av-H1av etc.) está presente en el virus, siendo ello más importante que determinar el propio subtipo. Como vemos, los tres “H1” (ver figura) tienen orígenes distintos que han evolucionado en distintas especies por deriva genética y, en consecuencia, la protección cruzada entre ellos es limitada o nula.

Finalmente, los H3N2 aparecen en los años 80 a partir de la combinación entre virus porcinos y humanos, y aunque a día de hoy parece ser un subtipo minoritario en Europa, en España todavía mantiene una elevada presencia.

En otros continentes (América o Asia) las cepas causantes de IP son variantes distintas a las europeas, con orígenes distintos, y sin embargo pertenecen a los mismos subtipos (H1N1, H1N2 y H3N2).

Es muy probable que en un futuro aparezcan nuevas variantes, o incluso nuevos subtipos, puesto que la diversidad genética y antigénica de los virus de la influenza debe entenderse como algo dinámico y en evolución constante.

PREVALENCIA, COMPORTAMIENTO EPIDEMIOLÓGICO E IMPACTO

Podemos afirmar que la seroprevalencia de los tres subtipos (H1N1, H1N2 y H3N2) es muy alta en los países donde la producción porcina es importante (Alemania, Bélgica, Dinamarca, Holanda o España entre otros).

Concretamente en España, más del 90% de las explotaciones son positivas al menos a un subtipo.

En una misma explotación es posible detectar más de un subtipo de IP tanto en cerdas reproductoras como en cerdos de engorde, lo que sugiere que la infección por IP es muy frecuente.

A pesar de ello, la presencia del virus no siempre está asociada a brotes de patología respiratoria, de hecho, existe un elevado número de explotaciones positivas al virus sin clínica aparente.

El comportamiento epidemiológico de la IP se puede clasificar en dos formas principalmente, la epidémica y la enzoótica o recurrente. En ambos casos, el virus de la influenza siempre causa una infección aguda o sobreaguda, lo que variará es cómo se transmite el virus en la población.

POBLACIÓN DE RIESGO

CO-INFECCIONES

En muchos casos observaremos infecciones bacterianas secundarias tales como la Streptococcus suis o Pasteurella multocida.

Cepas de influenza que, a priori causan una enfermedad muy leve, como el caso del virus H1avN1, en presencia de Mycoplasma hyopneumoniae, el cuadro clínico se agrava dramáticamente.

En explotaciones de ciclo cerrado, se observa el inicio de la circulación del virus antes que en explotaciones con fases separadas, lo que probablemente se deba a una mayor presión de infección.

Por otro lado, se ha sugerido el papel de la IP en el incremento de repeticiones acíclicas y abortos (debido a la fiebre), aunque hoy día no se dispone de datos suficientes para evaluar este aspecto.

DIAGNÓSTICO

La forma de abordar el diagnóstico depende de la situación ante la que nos encontremos.

CONTROL DE LA INFLUENZA

De nuevo, para la toma de medidas a la hora de establecer un plan de control frente a influenza debemos tener en cuenta ante qué situación estamos.

Situación epidémica

Situaciones enzoóticas

En situaciones enzoóticas, la vacunación en ciclo puede ayudar a promover una mejor inmunidad calostral en lechones, alargando el periodo en el que quedan protegidos frente a la enfermedad más allá de la segunda mitad de la fase de transición, y disminuyendo la carga viral en la fase de maternidad. La gran diversidad de los virus de IP hace difícil predecir la eficacia de la vacunación y va a depender de cada caso en particular. A pesar de ello, sí debería plantearse la vacunación antes que dejar que la infección siga su curso natural en situaciones enzoóticas, especialmente en aquellos casos en los que se observe un impacto a nivel productivo o clínica recurrente.

Otras medidas

Otras medidas relacionadas con el manejo y la bioseguridad pueden resultar también muy útiles para ayudarnos a controlar la enfermedad.

TRANSMISIÓN ENTRE ESPECIES

La IP es una zoonosis, y hay constancia de la transmisión de este virus del cerdo al ser humano en más de 40 ocasiones a lo largo del siglo pasado y el actual, siendo particularmente destacables casos como los sucedidos en Fort Dix (EEUU, 1976) o el origen de la última pandemia (Norteamérica, 2009).

Vemos que en una gran proporción de los casos descritos los afectados eran personas que, directa o indirectamente habían tenido contacto con cerdos por motivos profesionales (trabajadores de explotaciones, familiares, participantes en ferias agrícolas, etc.).

En los primeros casos, se observó que la transmisión del virus se produjo directamente a partir del personal de las explotaciones a los cerdos. Además, este virus fue detectado al poco tiempo en granjas de cerdos en países asiáticos, europeos y americanos.

A día de hoy, existen nuevas variantes descendientes de este virus en cerdos en prácticamente todo el mundo, claro indicador de que se ha adaptado perfectamente al cerdo.

Por otro lado, si valoramos el número de introducciones de virus de la influenza del ser humano al cerdo, podemos ver que son mucho más numerosas que en el sentido contrario. De hecho, la mayoría de cepas de IP tienen su origen parcialmente (o totalmente) a partir de introducciones de virus de la influenza humana.

 

La cepa H1N1 causante de la pandemia de 2009 es un buen ejemplo de ello, puesto que países libres de IP hasta el año 2009, como Noruega o Australia, sufrieron brotes de influenza en la cabaña porcina causados por esta cepa humana.

Parece ser que la población porcina es más susceptible a introducciones de virus humanos que en sentido contrario, y muy probablemente sea debido a la generación constante de poblaciones susceptibles gracias al propio sistema de producción.

Esta facilidad del cerdo a ser infectado por virus de la influenza del ser humano es una de las razones -no la única- por la que la diversidad de las cepas porcinas puede verse incrementada.

Por tanto, la vacunación frente a gripe del personal que trabaja con cerdos es muy recomendable (veterinarios, operarios de granjas, etc.) con el fin de disminuir el riesgo de una introducción de nuevos virus de influenza en la cabaña porcina.

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