“El retraso cambiario es uno de los aspecto más importantes”, dijo José Dodds, coordinador de la Federación de Productores Porcinos de Argentina, sobre la razón por la cual las importaciones de carne de cerdo de desde Brasil en el primer cuatrimestre fueron 60% mayores al año pasado y 260% superiores al mismo período de 2020.
Pero también advirtió que en el país vecino se recurre a la ractopamina, un anabólico restringido en Argentina. “El 70% de lo que entra tiene ractopamina y estamos mirando para otro lado”, denunció. Y explicó que, si bien el fármaco está prohibido para otras especies, hay una resolución que lo habilita en cerdos, pero en un cierto nivel y con un control de Senasa. La resolución, explicó, dice que el organismo “tiene que hacer un seguimiento de la cantidad de ractopamina, pero no lo está haciendo y no tenemos idea con los niveles que está entrando”.
Importaciones durante el primer trimestre de 2022
Sostuvo que el primer cuatrimestre del año se importaron 19.000 toneladas de carne porcina de Brasil, por valor de casi u$s 50 millones; 60% más que en igual período del año pasado y 260% más que en 2020. Y en mayo entraron otras 4000 toneladas, por lo que ya se destinaron casi u$s 60 millones para un producto que está disponible en el país.
Tipo de cambio importaciones
“Hay un desfase del tipo de cambio”, dijo, como le ocurre al agricultor que cobra el maíz a dólar oficial. “También a ese precio (del dólar) ingresa la carne”, sostuvo. Y “esa quietud” del tipo de cambio “está haciendo que sea absolutamente inconveniente exportar para Argentina y le sea conveniente importar; o sea: la política cambiaria está pegando muy fuerte en el productor”. Y, añadió, “tampoco hay un impacto benéfico de una baja de precio en la carnicería”.
Dodds comentó que se observa un crecimiento sostenido de la producción en los últimos años, pero “siempre puede haber necesidad de importación” de cortes más específicos como la bondiola, “que no se consume en Brasil, pero sí en Argentina”. Y “eso nos parece bien, apoyamos a la industria del chacinado y la salazón, no estamos en contra”, aclaró. Pero “el problema es cuando la importación es excesiva y genera una acumulación de porcino en algún punto de la cadena”.
El referente valoró que en 2021 el consumo llegó casi a 17 kilos por persona al año de carne porcina, aunque “todavía hay mucho camino por recorrer”. Sin embargo, “entristece esta situación, que afecta al productor más chico que no tiene espalda y ahí está impactando fuertemente”. importaciones
Fuente consultada: ellitoral.com