Desde que a finales de 2018 aparecieron brotes de Peste Porcina Africana (PPA) en Bélgica, las señales de alarma se activaron y todo el sector extremó sus medidas de bioseguridad. Pero ahora, un año después, debemos de ser conscientes de no descuidar las medidas que establezcamos como protección de nuestras granjas frente a agentes externos.
Conociendo la evolución del PPA en otros países afectados, donde el jabalí está siendo el agente determinante, todos pensamos más en el riesgo de esta infección por el impacto económico que podría tener.
Sin embargo, debemos ser conscientes de que en las serologías realizadas en la mayoría de los jabalíes cazados cada semana, el 15% tiene PPRS, el 60% tiene Tuberculosis y casi el 50% tiene Enfermedad de Aujeszky.
Como en estos momentos estamos metidos de lleno en temporada de caza, creemos interesante recordar una serie de conceptos sobre “Bioseguridad relacionada con la caza y el sector porcino”, que no por repetirse en muchas ocasiones podemos garantizar que se cumplan.
La línea de trabajo en cuanto a la protección debe de basarse en dos puntos básicos que tenemos que controlar:
- El contacto de los jabalíes con los cerdos
- El contacto de los cazadores con jabalíes y cerdos
Contacto Jabalí – Cerdo
El primer punto exige la presencia de barreras físicas que impidan que, en el caso de que algún jabalí se infecte, sea capaz de transmitir la infección a las granjas o a sus compañeros.
A día de hoy, con las medidas que ponemos en las granjas y viendo las prevalencias antes citadas de otras infecciones, en nuestro país seguimos consiguiendo que los jabalíes no infecten a nuestros cerdos, siendo un territorio libre de Enfermedad de Aujeszky mientras que casi la mitad de nuestra cabaña de jabalíes es positiva.
Debemos extremar la atención, repasando los vallados y cierres de puertas, pues es posible que los animales que se desplacen en las batidas de caza busquen refugio en alguna granja que se encuentren en su camino y que no tenga la puerta cerrada. ¡Eso puede ser un problema!
Contacto cazadores – Jabalíes & Cerdos
En cuanto al segundo punto, es mucho más controlable con un poco de responsabilidad por parte de los interesados, siendo importante ser conscientes de lo que puede suceder solo porque una persona haga mal su trabajo.
Es fundamental que si un granjero es aficionado a la caza, no vaya a su granja tras haber cazado. En el caso de que no tenga más remedio, deberá ducharse y cambiarse de ropa.
Otro fallo que se sigue produciendo es la presencia de perros de caza en las granjas, lo que constituye un importante riesgo de introducción de patógenos tras la jornada de caza.
Conscientes de que los cazadores son responsables de lo que “nos jugamos” con este tema, se han organizado charlas y cursos desde la Administración, tanto informativos como formativos, para que hagan una inspección postmorten de cada canal y avisen si detectan algo sospechoso.
También se ha formado a las empresas que se dedican a recoger las canales al final de cada jornada, para que actúen de primer punto de control.
Dentro de estas formaciones, desde las Asociaciones de Defensa Sanitaria nos gustaría pedir que se exija a los responsables de las evisceraciones de los animales cazados que las arrojen de forma controlada a contenedores para garantizar su correcta gestión, de la misma forma que se exige en las granjas de cerdos, evitando tirarlas a contenedores de basura urbanos o, mucho peor, que las dejen abandonadas en medio del monte pues pueden ser material infeccioso para sus congéneres.
La primera medida que España tomó al notificarse el foco de PPA en Bélgica fue prohibir la importación de jabalíes, ya que a pesar de la enorme población que ya tenemos en nuestro país, era una práctica que últimamente se llevaba a cabo en cotos que querían ofrecer a sus cazadores trofeos mayores y más apetecibles.
Debemos de asegurarnos de que no se mueven o importan animales. Investigando la posible causa de la aparición de la PPA en Bélgica, se acabó deteniendo a 2 personas por sospechar que introdujeron animales de países infectados transmitiendo así la enfermedad, pese a que inicialmente se sospechó de otras teorías un poco menos factibles, pero también posibles, como traslado de restos de alimentos.
Otro punto a tener en cuenta en relación a la caza y que influye en la transmisión de enfermedades en el sector porcino es la necesidad de reducir la población de jabalíes para facilitar el control del riesgo.
Se calcula que la facilidad que tienen los jabalíes para multiplicarse (mayores cultivos donde alimentarse, mayor abandono del entorno rural donde encuentran refugio, reducción de sus depredadores), están haciendo que en zonas de montaña, las poblaciones superen los 10 animales/m.
Distribución de las poblaciones de jabalíes silvestres en Europa
Según el Dr. Oliver Keuling de la Universidad de Hannover, cada año se debería extraer el 65% de la población de jabalíes para mantener la estabilidad.
Con estas cifras, habría que pensar seriamente en reducir la población de jabalíes y en este punto la caza tiene dos formas de actuar:
- Estimular los controles cinegéticos controlados (en algunas ocasiones hacer grandes batidas ha supuesto la diseminación mayor de los animales, empeorando el problema).
- No permitir que se alimente a los jabalíes, que en algunos cotos todavía se practica para garantizar mejores trofeos en la temporada siguiente.
En ocasiones se utilizan dosificadores de pienso con temporizador para lograr el reagrupamiento de los jabalíes y facilitar la captura. Sin embargo, la acumulación de estos favorece la diseminación de enfermedades y se prevé que en el nuevo Decreto se prohibirá esta práctica.
Con este breve recordatorio pretendemos que todas las medidas de Bioseguridad que se propongan deben de cumplirse para siempre, pues es mejor hacer un control bien que cinco mal.