Cuando nos enfrentamos a cualquier patología causada por un agente infeccioso (bacterias o virus) o parasitario, debemos de plantearnos dos cuestiones:
Por ello, cuando tratemos de controlar un proceso digestivo, nuestro principal punto de actuación debe de ser revisar la bioseguridad interna para limitar al máximo las posibilidades de contagio de nuestros animales.
Debemos plantear una “carrera de obstáculos” para los agentes patógenos y cuantos más les pongamos, mayor posibilidades de éxito tendremos.
Como cada granja es diferente y, sobre todo, cada productor es distinto a los demás, no podemos establecer una pauta común para todas las granjas.
Lo ideal sería que tuviésemos un listado con todas las medidas que creemos importante respetar en las granjas para garantizar la máxima protección.
Todos sabemos cuáles son los puntos a controlar, pero esta larga lista debemos reducirla a lo que realmente consideremos que se va a cumplir en cada granja, por la idiosincrasia del personal que trabaja en ella.
Un plan de bioseguridad se basa en que las personas que tienen que llevarlo a cabo estén concienciadas y para eso debemos pedir acciones factibles, ya que de lo contrario, al exigir el cumplimiento de medidas inviables no se respetarán ni las medidas más sencillas.
En los procesos digestivos, nuestro objetivo será evitar que los animales contacten con las formas de resistencia de los gérmenes que ha habido en la crianza anterior.
Limpieza
Secado
Es importantísimo que exista un correcto secado, ya sea de forma natural, ayudado por calor externo o con productos secantes.
Desinfección
El detalle final necesario es la desinfección correcta, siguiendo también las indicaciones del fabricante del producto.
Estrategias complementarias
Llegados a este punto en el que, con nuestros medios ya no se puede intensificar la limpieza de las instalaciones (lo ideal sería sacar todo el material de la granja y limpiar también las fosas de purines), debemos plantearnos otras estrategias como tener animales que estén mejor preparados para reaccionar en caso de un ataque y esto les dé mayor protección.
Hasta hace unos años, conseguíamos tener las infecciones bajo control con medicaciones preventivas que, en parte, han llevado a un abuso en las terapias con antibióticos. Hoy en día, se hace ha hecho necesario aplicar restricciones, haciendo un uso racional, como debe de ser.
Dentro de las medidas para dar mayor protección debemos de contemplar los avances en vacunas que antes no existían, pero que son muy útiles y rentables frente a algunos procesos.
Otro punto de bioseguridad que puede ser muy útil y sencillo de aplicar es asegurarnos de que durante la ejecución de las labores diarias, se visite primero a los animales sanos y, posteriormente, a los enfermos o los que tiene más riesgo de sufrir patologías:
- Por su edad
- Por alojarse en naves que en ciclos pasados han sufrido el proceso infeccioso y no estamos seguros de haber limpiado perfectamente
De no hacerlo así, podríamos ser nosotros mismos los que vayamos propagando la infección de unos animales a otros.
Los materiales empleados en la granja como botas, palas o jeringuillas deben ser exclusivas para cada zona y deben de limpiarse tanto como sea necesario para garantizar la disminución del riesgo de infecciones.
Una medida a la que, a veces, no damos importancia y que también puede condicionar la tranquilidad de nuestra granja es garantizar que no se aplican purines de otras granjas cerca de la nuestra.
No sabemos cómo es la Sanidad de la granja de procedencia, pero el solo hecho de que tenga un estatus sanitario distinto ya es un riesgo.
Por ello, lo recomendable es tener una buena relación con los propietarios de las parcelas vecinas e intentar que allí solo se aplique nuestro purín para evitar ese riesgo.
Además, la aplicación de los purines siempre ha de hacerse en las cantidades correctas, respetando el Medio Ambiente.