Los aromas se usan desde hace tiempo en la cría de cerdos para mejorar el sabor del pienso y aumentar su aceptación.
En la producción porcina, una alimentación equilibrada y acorde con las necesidades es esencial. En ello, el olor y el sabor del pienso son decisivos para que, a través de la ingestión voluntaria de alimento, se garantice un suministro suficiente de nutrientes. En fases de estrés, como el destete o el transporte al cebadero, aumentan las necesidades de nutrientes, pero a la vez, es difícil para los animales ingerir el suficiente alimento a causa de la abundancia de nuevos estímulos.
APROVECHAR LA INTELIGENCIA DE LOS ANIMALES
Además de para la creación y el mantenimiento de los contactos sociales, estos dos sentidos desempeñan un papel esencial en la ingestión de alimento.
El gran sentido del olfato de los cerdos les permite reconocer los matices más finos, imperceptibles para las personas.
Además, sus receptores gustativos detectan numerosos componentes diferentes, entre ellos también los sabores descritos para los seres humanos: dulce, ácido, amargo, salado y umami.
A través del sabor, los animales identifican también la calidad del pienso. Los componentes dulces se consideran como fuente de carbohidratos, mientras que el fuerte sabor umami señala un pienso rico en proteína.
Asimismo, con frecuencia se interpretan los componentes ácidos y amargos como indicación de un pienso poco digestible o tóxico.
Entre estos aditivos fitogénicos se cuentan tanto especias y hierbas aromáticas, como también partes de algunas plantas y los extractos que se obtienen de estas.
Así se mantiene el equilibrio natural de la microbiota, y, al mismo tiempo, el pienso gana en sabor. Un efecto positivo por partida doble.
Los aromas se usan generalmente en la alimentación porcina para conseguir una mayor ingestión de pienso. El hecho de que cada vez sea más evidente que los cerdos recuerdan olores o sabores concretos de otras fases de su vida anterior se está aprovechando para reducir el miedo y las agresiones y compensar posibles mermas de rendimiento durante las fases de estrés críticas.
Además de la reubicación entre la cría y el cebo, el destete constituye una de las fases críticas en la producción porcina.
IMPRONTA PRENATAL
Un posible planteamiento para mejorar la adaptación al pienso de cría y, con ello, la ingestión después del destete, consiste en emplear aromas adecuados en el pienso de las cerdas preñadas y lactantes (Bolhuis et al., 2009).
Se sabe que, sobre todo, los componentes aromáticos fitogénicos de la alimentación materna pueden concentrarse en el líquido amniótico (Blavi et al., 2016).
El feto puede percibir estos componentes aromáticos cuando estos estimulan los receptores olfatorios y gustativos de la cavidad oronasal.
Además, se ha propuesto la teoría de que los aromas pasan a través de la barrera placentaria al sistema circulatorio fetal, donde pueden ser percibidos por los capilares nasales del feto (Schaal et al., 1995).
La impronta postnatal durante la fase de lactancia desempeña un papel decisivo, especialmente para los nidícolas, ya que su cerebro y su sentido del olfato, en comparación con los de los nidífugos, todavía son relativamente inmaduros inmediatamente después del nacimiento y, en consecuencia, más receptivos.
En un estudio de Oostindjer y colaboradores se ha demostrado que, aprovechando la impronta prenatal de las preferencias gustativas, puede reducirse considerablemente el nivel de estrés durante el destete.
Estas observaciones han sido confirmadas en investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Osnabrück.
Los lechones que durante la gestación y la lactancia se habían habituado a los componentes aromáticos fitogénicos mostraron, en comparación con los animales no adaptados del grupo de control, aumentos de peso diarios significativamente mayores durante los primeros 14 días tras el destete.
Además, en el grupo de ensayo se observaron considerablemente menos animales con lesiones en los bordes de las orejas.
EL MEJOR EFECTO DURANTE TODAS LAS FASES DEL CICLO VITAL
Estos estudios en conjunto demuestran que los animales habituados a un aroma concreto en la fase prenatal se comportan en las fases de lactancia y destete de forma diferente que los animales no adaptados previamente a dicho aroma, lo que indica un reconocimiento de esta sustancia.
En general, el comportamiento inicial de rechazo de los lechones frente al primer alimento sólido después del destete puede reducirse a través de la habituación prenatal a componentes aromáticos concretos.
Sin embargo, a pesar de lo anterior, siguen existiendo algunos problemas de consideración para el aprovechamiento satisfactorio de este efecto.
Además de la necesidad de poner a disposición de los animales un pienso diferente en las últimas semanas de gestación, las sustancias aromáticas empleadas deben elegirse cuidadosamente.
Solo una adición de aromas en el pienso lo suficientemente prolongada hace que los animales recuerden el sabor y puedan superar más fácilmente el cambio de estabulación o el transporte.
CONCLUSIONES
El recuerdo positivo de un olor reduce el nivel de estrés de los cerdos en situaciones críticas.
Los lechones nacen con preferencia por determinados sabores.
La administración del mismo aroma en todas las fases del ciclo de vida (memoria) o incluso su influencia a través de la madre (impronta) puede traducirse en animales más vitales y sanos.
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Fotos 1, 2, 3 y 4 cortesía de: agrarfoto.com