Las pérdidas de los ganaderos y las medidas gubernamentales para el cierre de explotaciones inadecuadas han provocado la reducción de la cabaña porcina en el gigante asiático a mínimos históricos, según el reciente informe “What’s Happening in China’s Pork Market” de Rabobank. De acuerdo con el estudio, el precio del cerdo vivo en el país registró su valor máximo a comienzos de este año al alcanzar los 20 yuanes (2,7 euros) por kilo, destaca el medio especializado Global Meat News.
Ante esta situación, el analista de la citada entidad financiera, Chejun Pan, afirmó que China “necesita aumentar las importaciones para cubrir el déficit de suministro en 2016”. El experto espera que la segunda potencia económica mundial incremente las compras al exterior de este alimento en un 30%.
Las previsiones de Rabobank auguran que el país oriental mantendrá un volumen similar de demanda durante los próximos años, a pesar de que la producción ganadera nacional comience a recuperarse en 2017, dado los precios más bajos y la calidad más consistente de la carne importada en comparación con la obtenida dentro de sus fronteras.
Según las mismas fuentes, la UE, Estados Unidos y Canadá son los mercados mejor posicionados para abastecer a China, debido a su nivel de producción y a su capacidad de adaptación a la normativa local, que prohíbe la entrada de productos con presencia de ractopamina –un fármaco utilizado como aditivo en alimentación animal para promover el crecimiento-.
En este sentido, el banco holandés augura una gran competencia internacional entre las empresas procesadores de carne de cerdo, que tendrán que incrementar su productividad para asegurar su acceso al Estado asiático.
En los cinco primeros meses del año, España vendió a China productos cárnicos por valor de 196,2 millones de euros, un 47,6% más que en el mismo período de 2015, según los datos extraídos de la Agencia Tributaria.