En los últimos años, la producción porcina ha experimentado un notable incremento en la productividad debido, fundamentalmente, a cambios en el manejo y a la selección genética.
Las razas con las que trabajamos actualmente son más prolíficas, presentan menores intervalos de destete-celo (IDC), son más pesadas, con menores reservas corporales de tejido adiposo y con menor apetito o cuya capacidad de ingesta no incrementa en la misma proporción que sus requerimientos energéticos.
Por otro lado, los objetivos de la producción porcina actual son más exigentes:
- Maximizar el número de lechones destetados/cerda/año
- Obtener lechones de calidad y con la menor variación de pesos al destete posible
- Consumos de pienso por parte de las cerdas inferiores a 40 kg/lechón destetado
¿La clave para una buena lactación? – Una buena alimentación de la cerda
Si nos centramos en la alimentación de la cerda lactante podríamos decir que el periodo de lactación es determinante en su rendimiento.
El aporte insuficiente de aminoácidos y/o energía a la cerda lactante, ya sea a consecuencia de una restricción alimentaria (racionamientos excesivos o muy prolongados en el tiempo) o de un reducido consumo (cerdas enfermas, condiciones ambientales inadecuadas, escasez de agua, etc.) provoca que la cerda entre en un estado catabólico, movilizando sus reservas corporales para compensar los elevados requerimientos de la producción láctea.
Como consecuencia del catabolismo lipídico y proteico (Figura 2), se ven afectados varios parámetros productivos y reproductivos.
En repetidas ocasiones, la investigación y los diferentes sistemas comerciales de producción han demostrado las consecuencias positivas de maximizar los consumos en lactación de las cerdas de genotipo magro y prolífico, minimizando así la movilización de las reservas corporales y mejorando el intervalo destete cubrición, la tasa de partos y el tamaño de la camada del siguiente parto.
¿Qué determina la ingestión de pienso en las cerdas lactantes?
La ingestión de pienso por parte de las cerdas en lactación está influida por numerosos factores, algunos de los cuales están determinados genéticamente (factores intrínsecos), mientras que otros son susceptibles de modificación mediante estrategias de manejo y de nutrición.
Factores individuales (peso y condición corporal), de raza o de línea genética
Las líneas genéticas actuales son más magras y tienen mayores necesidades nutricionales por lo que el consumo de pienso durante la lactación se convierte en un factor clave para minimizar la movilización de las reservas corporales.
Potencial genético de producción láctea
Una mayor producción de leche, bien sea debida a la base genética o al aumento en el tamaño de la camada, normalmente suele ir ligada a un incremento en el consumo de pienso.
Nº de parto
La ingesta de pienso suele aumentar con la paridad. Hemos de tener siempre presente que las cerdas de primer parto presentan menores consumos.
Características nutritivas, de palatabilidad y tecnológicas del pienso
La existencia de olores o sabores anómalos en la ración (rancio, ácido, enmohecido…) producirá una disminución de la ingesta o un rechazo al pienso.
En cuanto a la forma de presentación, normalmente se recomienda la utilización de pienso granulado en paridera en vez de harina para conseguir mayores consumos a pesar de que existen pocos estudios al respecto.
La utilización de piensos en forma de granulado permite la administración de mayores cantidades de pienso en un mismo volumen y un mejor manejo de los sistemas de distribución del alimento.
Ingestión de pienso durante el periodo de gestación
Diferentes estudios muestran la existencia de una relación inversa entre el consumo de pienso durante la gestación y la ingestión en la lactación posterior.
Esta disminución de la ingesta voluntaria parece estar fundamentalmente ligada a dos hormonas, la insulina y la leptina.
Por otra parte, la administración de piensos fibrosos durante la gestación mejora el consumo, especialmente en los primeros días de lactación, puesto que el aporte de fibra acostumbra a la cerda a ingerir un mayor volumen de alimento.
Disponibilidad y consumo de agua
El agua juega un papel fundamental en el periodo de lactancia, no solo para la producción láctea sino también para la eliminación de toxinas.
Se ha de suministrar a los animales agua de buena calidad microbiológica y fisicoquímica en cantidad suficiente para estimular los elevados niveles de ingestión de pienso necesarios en lactación, ya que la ingesta de pienso va directamente ligada al consumo de agua.
Actualmente, existen diferentes alternativas para permitir el consumo ad libitum por parte de la cerda lactante, así como sistemas electrónicos que permiten un control integral de la alimentación en maternidad, pudiendo optimizar el trabajo de la mano de obra especializada.
Tanto comederos como bebederos deben ser de fácil acceso para los animales y permitir una correcta limpieza con el objetivo de maximizar la ingesta.
Disponer de salas que mantengan la temperatura dentro del rango de confort de la cerda (aislamiento, adecuados sistemas de ventilación y refrigeración, etc.) dará lugar a adecuados consumos en épocas calurosas, evitando así las pérdidas excesivas de peso.
Las cerdas que alcanzan antes el pico de ingestión consumen más alimento en el global de la lactación por lo que los rendimientos reproductivos posteriores son mejores.
De especial relevancia sería un buen manejo de la alimentación por parte del granjero.
Cuanto peor sea el estado sanitario de la cerda lactante menor será su consumo. Las causas más frecuentes que producen una reducción en el consumo y, en consecuencia, en la producción láctea son:
La temperatura ambiental de las salas de parto es determinante en la ingesta voluntaria de la cerda lactante.
Según describen Quiniou et al. (2001) en su estudio sobre el efecto de la temperatura ambiental sobre la ingesta voluntaria y el comportamiento de las cerdas lactantes, así como sobre el rendimiento de la lactación, las temperaturas superiores a los 25ºC parecen ser críticas (Gráfica 1).
Sin embargo, en las salas de parto encontramos animales con necesidades ambientales muy diferentes (cerdas lactantes y lechones). Por ello, hemos de lograr un equilibrio entre ambas necesidades de manera que la energía suministrada en forma de alimento sea utilizada para procesos productivos (crecimiento o producción láctea) y no para la regulación de la temperatura corporal.
Para alcanzar este equilibrio y evitar que la temperatura sea un factor limitante de la ingesta voluntaria de la cerda es fundamental generar un microclima dentro de las salas de parto, garantizando así el confort térmico de los lechones (30-35ºC), afectando en la menor medida posible al confort térmico de la cerda (15-20ºC).
Estrategias para incrementar el consumo de pienso
- Servir el alimento en cantidades pequeñas en varias tomas al día y, si es posible, en las horas más frescas.
- Levantar a las cerdas para que orinen, defequen, coman y beban.
- Retirar el alimento sobrante antes de servirle el nuevo, evitando así rechazos al pienso por la posible existencia de olores/sabores anómalos.
- Dar el alimento en húmedo o usar comederos con bebedero integrado.
- Comprobar la disponibilidad de agua fresca (teniendo en cuenta que una temperatura superior a 20ºC reduce el consumo), de calidad y en cantidad suficiente.
- Utilizar equipos de refrigeración y trabajar de forma adecuada con los equipos de ventilación, puesto que el estrés térmico reduce el consumo de pienso.
- La utilización de AINES es una práctica habitual que ayuda a reducir el dolor, la inflamación y la anorexia por parte de las cerdas. La aplicación vía oral es una buena alternativa para reducir el estrés y el miedo de los animales a los empleados de la explotación.
- Tener en cuenta que la mayor parte de las cerdas no muestran rechazo o disminución del consumo de pienso a lo largo de la lactación. Trabajaremos con aquellas cerdas que sí lo muestren, utilizando diferentes estrategias de gestión con la finalidad de estimular el consumo lo antes posible con la cantidad de pienso suministrado el día anterior al rechazo sin penalizar la ingesta voluntaria del resto de las cerdas lactantes.
[/registrados]