Tradicionalmente, hemos considerado el control de la temperatura como la clave para alcanzar unas condiciones óptimas en una granja.
Pese a que los cerdos son animales capaces de mantener estable su temperatura corporal en un cierto rango de temperatura ambiental, este proceso tiene un coste energético para el animal, lo que lleva a incrementar los costes de producción.
Siendo conscientes de la importancia de la temperatura en el control ambiental, también existen otros factores determinantes de un ambiente óptimo, como la humedad ambiental y las corrientes de aire que se asocian a enfermedades respiratorias.
Por ello, cuando pensemos en el diseño y funcionamiento del sistema de control ambiental de una nave, la estrategia no debe enfocarse únicamente en alcanzar la temperatura y humedad óptimas para los animales, sino en mantener también una adecuada calidad del aire.
Herramientas para lograr una buena climatización
Para conseguir unas condiciones óptimas en el interior de la nave, existen diversas herramientas:
Determinar las necesidades de ventilación (caudal, en m3/h) en una explotación ganadera es una tarea compleja dado que el objetivo de la ventilación es múltiple (control de la temperatura, humedad y concentraciones de CO2 y NH3).
Las necesidades de ventilación serán diferentes en función del parámetro que se desee controlar, por lo que es necesario establecer diferentes criterios de cálculo.
VENTILACIONES MÁXIMAS
Para calcular las necesidades de ventilación máximas tendremos que hacer un balance de calor sensible en la nave, equilibrando las pérdidas y ganancias de calor sensible.
Este cálculo es el más importante desde el punto de vista del diseño de la instalación, porque nos permitirá dimensionar las entradas y salidas de aire.
La principal fuente de calor en las explotaciones porcinas son los propios animales, pero no debemos despreciar el calor transmitido a través de los cerramientos (paredes y cubierta), que varía en función de la temperatura exterior y la calidad del aislamiento de la nave.
La ventilación nos ayudará a extraer el exceso de calor, siempre y cuando la temperatura en el exterior de la nave no sea superior a la de consigna, en cuyo caso necesitaremos instalar un sistema de refrigeración.
VENTILACIONES MÍNIMAS
Los mínimos de ventilación, que se dan habitualmente en invierno, dependerán de:
- El clima de la zona
- El sistema de gestión de los purines
- La humedad La calidad ambiental: concentración de gases y polvo
Para establecer los mínimos de ventilación, el cálculo de las necesidades de ventilación para controlar la humedad en el interior de las naves se fundamenta en los balances de vapor de agua en las mismas, debiendo equilibrarse las pérdidas y ganancias de agua.
El caudal de aire necesario para eliminar la humedad producida en la granja dependerá de la producción de humedad por parte de los animales y de sus deyecciones, además de las humedades absolutas (gr H2O/m3 aire) del aire exterior e interior.
Para eliminar el exceso de gases nocivos (CO2 y NH3) y partículas en la nave, será necesario determinar un caudal de ventilación apropiado, que será distinto para cada gas.
La producción de los gases y partículas procederá de los animales y su estiércol y deberán ser eliminados a través de una correcta ventilación, existiendo una relación directa entre el sistema de gestión de deyecciones y la producción de gases nocivos.
A la hora de diseñar una instalación de calefacción debe tenerse en cuenta que las necesidades mínimas de ventilación, sea cual sea la temperatura en el exterior, no deben reducirse.
Un gasto excesivo en calefacción puede deberse a que la instalación dispone de un mal aislamiento térmico y se pierde demasiado calor, fundamentalmente a través de la cubierta y posiblemente también de las paredes.
Un buen aislamiento (una capa de 5 cm de material aislante) en la cubierta puede reducir el gasto de la calefacción en un 25% con respecto a una nave con la cubierta sin aislar.
El efecto del aislamiento en las paredes es más modesto pero importante en zonas con climas muy fríos.
A la hora de determinar las necesidades de refrigeración en una nave deben considerarse dos aspectos clave:
- La refrigeración con sistemas de paneles humidificadores (coolings) nunca funcionará si la ventilación de las naves es natural.
En ese caso deberá decantarse por utilizar sistemas como los nebulizadores o foggers.
- En zonas cálidas y húmedas, los sistemas de refrigeración evaporativa (paneles y nebulizadores) no funcionan bien.
Esto se debe a que estos sistemas se basan en humedecer el aire para reducir su temperatura, por lo que, si el aire ya está cargado de humedad, no se podrá humedecer más y el efecto sobre la temperatura será muy limitado.
Diseñar y hacer funcionar la climatización en una granja no es una tarea sencilla. No existen soluciones óptimas y, mucho menos, válidas para todas las zonas climáticas y realidades productivas.
Por ello, es complicado ofrecer pautas de actuación generales, pero existen algunos errores que se cometen con relativa frecuencia y que siempre se deben evitar:
La solución pasa por mejorar el aislamiento para evitar pérdidas de calor y por minimizar la producción de gases en el purín.
No hay una solución rentable en estas zonas para reducir la temperatura en las naves, por lo que se debe optar por otras opciones como aumentar las corrientes de aire a nivel de los animales para ayudarlos a refrescarse.
La solución pasa por reformar la instalación.