La clínica observada en la cistoisosporosis en cerdos varía considerablemente en función de la edad de los lechones, viéndose la mayor severidad en los cuadros que se dan entre los 5 y los 10 días de vida, aislándose en lechones ya desde los 3-4 días de vida.
La multiplicación de C. suis ocasiona la destrucción de los enterocitos, derivando esta erosión del epitelio en una pérdida de la capacidad de absorción de nutrientes y de agua, desencadenando un cuadro de malabsorción caracterizado por diarrea, deshidratación y pérdida de electrolitos.
Esto contribuye a la proliferación de otros patógenos que aprovechan el exceso de nutrientes que hay en la luz intestinal, pudiendo ligarse a infecciones secundarias.
La lámina propia y la submucosa presentan edema y congestión y los tejidos linfoides del intestino delgado muestran hiperplasia, así como el epitelio de las criptas2.
En cuanto a su ciclo de vida, el parásito vive:
Una fase de multiplicación endógena que tiene lugar en el aparato digestivo de los lechones.
Una fase de esporulación exógena que se produce en el entorno. |
Los lechones quedan infectados por el parásito al ingerir ooquistes esporulados que se encuentran en el ambiente. |
ESTRATEGIAS DE CONTROL DE LA COCCIDIOSIS
Una vez aparecidos los síntomas clínicos, los tratamientos para la coccidiosis son de poca utilidad, por lo que su prevención es mucho más relevante.
El toltrazurilo se postula hoy en día como la principal herramienta farmacológica para el control y la prevención de esta parasitosis, siendo muy importante respetar el periodo de aplicación del mismo para impedir el desarrollo de los distintos estadios del parásito, reduciendo así la clínica en los animales y la excreción del parásito.
Pero, ¿es suficiente?
En un estudio de 2018, se evaluó la prevalencia de la coccidiosis en diferentes países de Europa, situándose en el 71,4% de las granjas y el 50,1% de las camadas, con una incidencia de hasta el 100%.
La aparente baja eficacia del toltrazurilo sugiere que:
Con todo ello, trabajamos día a día asumiendo pérdidas de crecimiento de nuestros animales por diarreas, mortalidad y costes del tratamiento sin llegar a tener buenos resultados en un alto número de granjas.
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CUANDO NUESTRA PRINCIPAL HERRAMIENTA NO ES SUFICIENTE, ¿QUÉ HACEMOS?
CASO PRÁCTICO DE CONTROL DE COCCIDIOSIS
Antecedentes
En nuestro caso, teníamos una granja con alta prevalencia histórica de coccidiosis y una gran dificultad para controlarla.
La granja contaba con suelo parcial de hormigón en las salas de partos y en ellos se llevaba a cabo una limpieza y desinfección tras cada lote de animales, aplicándose también un coccidiostático (toltrazurilo) a los 3 días de vida a todos los lechones.
Pese a estas medidas, no se lograba reducir la prevalencia de coccidiosis en las camadas, observándose un incremento de la incidencia en verano con el aumento de la temperatura y humedad, afectando hasta al 80% de las camadas en ese periodo (Imagen 2).
Puesto que el tratamiento en el lechón era insuficiente, nos enfocamos en la profilaxis, buscando reducir los ooquistes esporulados que los lechones ingerían y, en este momento, se nos planteaban dos posibles fuentes de infección y, por tanto, de actuación:
1. Control de la eliminación de ooquistes por parte de las cerdas.
2. Control de la acumulación y la presión de infección de ooquistes en el medio.
A la hora de conocer sobre qué actuar con mejores resultados, llevamos a cabo la siguiente prueba de campo.
En este estudio buscamos evaluar la excreción de ooquistes por parte de la madre en los momentos de estrés que sufre alrededor del parto y su relación con la clínica posterior en sus camadas5.
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Las muestras tomadas fueron las siguientes:
Resultados
La presencia de ooquistes de C. suis en las heces de las cerdas fue muy baja, nunca sobrepasando el 7% y ninguna de ellas liberó ooquistes durante dos días seguidos (Gráfica 1).
En cambio, encontramos una mayor incidencia en los lechones muestreados, llegando hasta el 70% a los 20 días de vida y con unas incidencias muy elevadas a partir de los 5 días de vida (Gráfica 2).
En los datos obtenidos en esta prueba de campo vemos que la liberación de ooquistes alrededor del parto por parte de las cerdas no se relaciona con la incidencia en las camadas posteriormente, por lo que la cerda no sería nuestra fuente principal de contagio en este caso, centrándonos entonces en el medio como foco para nuestro trabajo. |
CONTROL DE LA ACUMULACIÓN DE OOQUISTES EN EL MEDIO
Con el fin de minimizar la presión de infección de ooquistes en el medio, se evaluó la calidad de la desinfección y limpieza en la granja para ver cómo mejorarla.
Uso de desinfectante
Nuestra primera intención fue eliminar o inactivar los ooquistes mediante la desinfección, pero, pese a que existen numerosos desinfectantes con efecto “anti-coccidios”, en nuestro caso no nos ayudaron a su control, quizá debiéndose a que la mayoría de estos productos no registran eficacia específica frente a C. suis, el principal agente causal de la coccidiosis porcina.
Uso de detergente
Ante la dificultad de inactivar los ooquistes mediante la desinfección del ambiente, nos centramos en intentar reducir su carga mediante la acción de arrastre mediante:
1. Una combinación de detergente espumante clorado, muy útil para arrastrar lípidos, como los presentes en heces.
2. Un detergente alcalino sin diluir para la eliminación de la materia orgánica más profunda y difícil de quitar.
Tras esta primera “limpieza doble”, se mantiene de forma rutinaria el uso del detergente espumante clorado más un desinfectante, que vamos rotando periódicamente.
Evolución
Tras la aplicación de este protocolo de limpieza en todas las salas de parto, la incidencia de diarreas por coccidios se redujo de forma considerable, pasando de un 80% a un 10%. |
CONCLUSIONES
En algunas granjas con altas prevalencias de Cystoisospora suis, el tratamiento con toltrazurilo puede resultar insuficiente, teniendo que orientar la actuación en reducir los ooquistes que ingiere el lechón del medio.
BIBLIOGRAFÍA
1. Joachim A, Shrestha A. Coccidiosis of Pigs. Coccidiosis in Livestock, Poultry, Companion Animals, and Humans. CRC Press; 2019. p. 125–45.
2. Quiles A, Hevia ML, Martínez C, Pleite C. Coccidiosis porcina. Producción animal, No238. 2007;45–51.
3. Deak G, González-Amador L, Goyena E, Cârstolovean AS, Risueño J, Berriatua E. On the efficacy of preventive toltrazuril treatments and the diagnosis of Cystoisospora suis infections in intensively raised piglets in farms from southeast Spain. Parasitol Res. 2024;123.
4. Hinney B, Cvjetković V, Espigares D, Vanhara J, Waehner C, Ruttkowski B, et al. Cystoisospora suis control in europe is not always effective. Front Vet Sci. 2020;7.
5. Sánchez-Giménez P, Murciano F, Cuellar-Flores A, Martínez-Moreno A, Ramis G. Coccidiosis: is peripartum excretion from sows or environmental oocysts the main source of infection of piglets? 27th International Pig Veterinary Society Congress & 15th European Symposium of Porcine Health Management. 2024.
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