Icono del sitio porciNews, la revista global del porcino

¿Se está comiendo <em>E. coli</em> el rendimiento de mis animales?

Escrito por: Guillermo Ramis Vidal - Veterinario y Profesor Titular del Departamento de Producción Animal de la Universidad de Murcia y coordinador del Máster Universitario en Porcinocultura Profesional y Científica de la Universidad de Murcia

La situación intestinal de nuestros lechones parece haber empeorado notablemente en los últimos tiempos. Y lo parece porque, efectivamente ha empeorado, en términos de prevalencia, de gravedad y de precocidad, por ejemplo.

El futuro que nos espera no es precisamente venturoso, ya que las herramientas fundamentales que usamos hoy en prevención -antibióticos y óxido de zinc- tienen los días contados. Sobre todo el metal…en tres años tendremos que dejar de usarlo.

Nos toca reinventarnos y diseñar estrategias que nos permitan producir animales sin antibióticos y sin metales en el pienso.

Cuando hacemos un repaso de las opciones que se nos presentan, aparecen las vacunas en primer lugar como los elementos con más tecnología, ciencia y exigencias de las autoridades sanitarias, y como uno de los pilares en los que tendremos que basar nuestra estrategia.

Hoy hablaremos de vacunación frente a Escherichia coli, porque esta bacteria es uno de los principales actores en los cuadros de diarreas neonatales y postdestete que se han convertido en nuestra pesadilla.

No olvidemos que esta bacteria tiene numerosos patotipos y produce al menos 4 cuadros clínicos y lesionales diferentes en los lechones, siempre dependiendo de los factores de virulencia que porte la/s cepa/s presentes en nuestros animales.

Este patógeno no solo actúa cuando se hace evidente clínicamente, sino que también reduce el rendimiento de los animales de forma que no somos capaces de percibir. En cualquier caso, conduce a una reducción del rendimiento económico de nuestras operaciones.

En esta ocasión hablaremos de una experiencia de vacunación con Colidex-C® en un colectivo y del resultado económico obtenido tanto en transición y cebo, con unas mejorías más que interesantes.

 

  DISEÑO EXPERIMENTAL  

Se vacunaron 1.900 animales a los 10 y 20 días de edad, y se compararon con 1.900 animales control no vacunados.

Los animales entraron en transición en octubre y en cebo en diciembre, por lo que prácticamente toda la prueba se realizó en otoño-invierno.

Los animales eran un cruce de Duroc x (Landrace x Large White), castrándose los machos en la primera semana de vida.

El factor climatológico y el tipo de animal producido (castrado graso) tienen clara influencia sobre ciertos parámetros productivos como el índice de conversión.

 

TRANSICIÓN

En transición se analizaron sobre todo parámetros patológicos (Tabla 1), ya que los animales estaban en una transición común sin posibilidad de constatar crecimientos o transformaciones.

 

Tabla 1. Análisis de los parámetros patológicos en el grupo control y el grupo vacunado de cerdos en transición.

 

La disminución de mortalidad fue muy evidente, no se observó ningún brote de enfermedad entérica en el grupo vacunado y, además, se observó una disminución de la mortalidad relativa por animales inviables con pérdida de condición corporal del 14%.

Resulta interesante la ausencia de cuadros clínicos entéricos en los lechones vacunados en contraste con los no vacunados (se consideró un brote clínico cuando la enfermedad afectaba a más de un 20% de los lechones y requirió tratamiento general).

CEBO

En cebo se analizaron todos los parámetros productivos, obteniéndose los datos reflejados en la Tabla 2:

Tabla 2. Resultados productivos obtenidos en cebo.

En las casillas inferiores de la Tabla 2 aparecen los resultados medios y la desviación típica (SD) de todos los datos producidos en cebo, con el mismo origen en el mismo cebadero de los dos años anteriores a la vacunación.

Estos datos se utilizarán para comparar los resultados en grupo único ya que no hay otra forma de comparación estadística, asumiendo que:

Es fácil comprobar que hay una diferencia muy importante en el índice de conversión, de 168 g concretamente, lo que supera los 156 g de SD y nos indica diferencia significativa.

Aún sin ser significativas, se observaron diferencias a favor de los cerdos vacunados en la ganancia de peso (+14 g diarios), la mortalidad (-1,53%), los días de estancia medios y el porcentaje de animales con bajo peso al final del cebo.

 

Y todos estos factores en conjunto… ¿cuánto dinero suponen?

Evidentemente, en la transición nos tendremos que limitar a calcular el coste de la mortalidad añadida en el lote control, que en el momento económico en que se hizo esta prueba suponía 0,5 € menos por lechón.

En el cebo, sumando el índice de conversión (que es el factor de mayor impacto), la mortalidad, los cerdos invendibles y los días, nos salió una diferencia en el coste kilo repuesto de 2,2 céntimos de euro menos en los animales vacunados.

Esto aplicado a los 87 kg repuestos en cebo, supone una cifra total de 1,9 € por animal.

Cada animal llevado al matadero del lote vacunado costó 2,4 euros menos que los animales control. Esto supone un retorno de aproximadamente 1,6 euros por cada euro invertido en la vacuna.

Así que, podemos responder, por fin, a la pregunta del título E. coli se está comiendo el rendimiento de muchos cerdos”, aun cuando no tengamos manifestaciones clínicas evidentes.

La generalización de la vacunación que, sin duda, traerá la adaptación a la producción sin antibióticos nos demostrará que este patógeno está implicado en muchos más procesos (especialmente subclínicos o crónicos) de los que somos capaces de identificar.

No nos engañemos, actualmente las técnicas que usamos no son capaces de aclararnos el alcance de tener ciertas bacterias en el intestino….hacemos PCR y nos aparece E. coli con diversos factores de virulencia, pero esto:

¿Qué significa?
¿Cuál es el alcance del proceso que causa?
¿Cuánto pienso está comiendo sin que seamos conscientes?

Sin duda, estamos cerca de responder a muchas de estas preguntas.

Lo único que está claro en esta historia es que no podemos seguir produciendo con antibióticos y metales; por motivos de mercado para los primeros y por motivos ambientales para los segundos.

Tenemos que aprender mucho y rápidamente para poder contener los patógenos entéricos que acechan a nuestros lechones y las vacunas son una de esas herramientas irrenunciables en esta lucha.

Salir de la versión móvil