El precio de la carne de porcino tiene el precio más alto jamás registrado, según por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el Índice de Precios al Consumo (IPC). Actualmente, el consumo de cerdo es un 4,6% más caro que hace un año.
A pesar del precio, la carne de porcino no es la que está sufriendo más recesión. El ovino y el caprino se han visto afectados más directamente por la inflación, con retrocesos del 13,8% y el 10%. Por otro lado, la producción porcina española ha disminuido tan solo un 4% en 2022, y se estima que en el primer semestre de 2023 pueda seguir subiendo hasta un 3%, según las previsiones del IFIP. Aunque, cabe destacar que esta tendencia será leve, debido a que los datos transmiten confianza en el mercado porcino.
Esta situación es consecuencia de la fuerte subida de los precios del alimento para ganado, marcado por la guerra en ucrania. La falta de campos de maíz ucranianos ha propiciado la erradicación de estas importaciones.
No obstante, el mercado porcino a escala europea se encuentra en una situación de equilibrio, en cuanto a la oferta y la demanda. El motivo reside en la fuerte demanda interna del continente y la falta, o ralentización, de envíos al extranjero de la carne de porcino. De modo que, el abastecimiento ha sido suficiente, pese a las condiciones de baja oferta generalizada.
Después de todo, en España las ventas de carne de porcino cerraron el pasado año con buenos números, especialmente por la gran campaña de Navidad que cada año hace aumentar el consumo de manera extrema. Bien que, por esta cuestión, no se apreciará tanto la simetría de esta situación hasta pasadas las fiestas, cuando la demanda no esté tan condicionada por esta situación. Aun así, la Navidad y diciembre ha traído una gran fluidez en las granjas, ya que los granjeros han ejecutado una actividad constante y dinámica.