Hemos avanzado mucho en lo que respecta a planes de eliminación de patógenos, especialmente en eliminaciones de PRRS y Mycoplasma hyopneumoniae.
Pero, para otros patógenos como el Actinobacillus pleuropneumoniae el avance ha sido escaso, los planes de eliminación fracasan con una mayor frecuencia y cuando ese no es el caso, el encontrar orígenes de reposición serológicamente libres no es fácil, lo que supone una limitación a la hora de acometer alguno de estos procesos de eliminación.
En lo que respecta al H. parasuis o la B. brochiseptica todavía estamos lejos de conseguir tener un plan de eliminación viable.
Los procesos de eliminación son costosos y en muchos casos su éxito es corto en el tiempo ya que la bioseguridad real no siempre es equiparable a aquella que soporta el papel, con lo que las reinfecciones son frecuentes.
Este es el principal motivo por lo que una gran mayoría de explotaciones basan el control de la enfermedad respiratoria en vacunas o tratamientos estratégicos.
La vacuna frente M.hyopneumoniae quizás sea el mejor ejemplo pues un elevado porcentaje de los animales que se engordan la reciben. La vacuna frente Mycoplasma hyopneumoniae ha permitido mejorar, y mucho, la problemática respiratoria, pero evidentemente no la ha eliminado por completo.
Siguen existiendo explotaciones donde coexisten más de un patógeno respiratorio como es el caso de aquellas granjas infectadas por Actinobacillus pleuropneumoniae. En estos casos hay que reconocer que la vacunación frente Mycoplasma hyopneumoniae ha permitido reducir el número de brotes y su agresividad, pero sin eliminarlos totalmente.
Los tratamientos frente a Actinobacillus pleuropneumoniae casi siempre se han localizado a nivel de cebo con el fin de actuar en el momento en que la infección se desencadena, pero a menudo llegan tarde o no dan los resultados que se esperan.
La infección por Actinobacillus pleuropneumoniae por afectar generalmente a animales que ya se encuentran en la segunda mitad de cebo y por ir acompañada de mortalidad es quizás el proceso respiratorio que genera un sobrecoste más elevado.
Los resultados del artículo que se muestran a continuación son interesantes ya que abren una nueva posibilidad en el control de las enfermedades respiratorios. Conociendo que muchos de estos patógenos son colonizadores tempranos y teniendo en cuenta que muchos de nuestros sistemas productivos trabajan con un buen manejo de Todo dentro-Todo fuera por lote.
Si los tratamientos se establecen precozmente y teniendo en cuenta las características de la Tildipirosina de concentrar en los fluidos nasales es posible tener grupos de animales no colonizados que se comportarán en fases posteriores (transición o cebo) como libres.
Naturalmente no hablamos de erradicar la enfermedad ya que la posibilidad de que haya algún error es probable, pero seguramente se limitarían en número e intensidad los brotes.
Otra posibilidad sería la de medicar las cerdas antes del parto, pues son ellas las portadoras de las bacterias, eso evitaría la colonización de los lechones y permitiría, por tanto controlar los problemas posteriormente.
Este tipo de estrategias no son especulaciones, sino que son una realidad, pues se han venido utilizando para el control del Mycoplasma hyopneumoniae y también en el control de Actinobacillus pleuropneumoniae.
La posibilidad de usar un antibiótico como la Tildipirosina con las características que comenta el artículo permitiría mejorar estas estrategias.
Para ver el artículo haga click en “Farmacocinética de la tildipirosina en fluidos orales y nasales en lechones destetados”