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¿Cuál es la distribución ideal de partos en una granja de cerdas reproductoras?

Escrito por: Laura Batista - MVZ, DVM, PhD Asesor Porcino. Directora técnica Revista porciNews Latam

La globalización y la competitividad en la producción porcina actual nos obliga a tener granjas más productivas. Hoy en día, ser un productor eficiente pasa por destetar un lechón al menor coste posible. 

La longevidad de las cerdas se asocia favorablemente con un aumento de las ganancias y del bienestar animal, aspecto que cada día adquiere mayor importancia en la producción porcina mundial.

Una cerda más longeva permanece durante más tiempo y produce más kilogramos totales en la granja.

En consecuencia, la distribución de partos de una granja afectará a su rendimiento económico y biológico.

La distribución de paridad óptima es un tema complejo ya que está relacionado con factores biológicos, económicos, y en ocasiones ligados al manejo e instalaciones propias de la granja.

La longevidad de una cerda puede considerarse como:

La probabilidad de que una primeriza logre un parto de máxima productividad.
El número de partos (≥3) que una cerda permanezca en la granja.

 

Es evidente que la eliminación prematura de las cerdas de reposición tiene un impacto negativo en la rentabilidad de la granja y el bienestar de las cerdas.

Aumentar la longevidad de las cerdas permite que el coste de criar una cerda de reposición se distribuya entre más partos. Sin embargo, actualmente, no hay un consenso sobre cómo definir y estimar los valores genéticos de longevidad, por lo que se utiliza una combinación de:[registrados]

1. Información genómica, que permite obtener estimaciones bastante precisas de los valores genéticos de longevidad.

2. Información de la edad al primer parto, el número acumulado de lechones nacidos vivos durante varios partos, la probabilidad de que una primeriza ingrese a una granja, sobreviva hasta la primera inseminación, y durante varios partos, y la conformación de patas.

Con estos indicadores y utilizando metodologías de selección genómica se puede realizar una selección de precisión de longevidad en las primeras etapas de la vida.

Investigaciones realizadas por el Dr. Yuzo Koketzu en la Universidad de Meiji en Japón, sugieren que, para que una cerda comercial se considere rentable, debe alcanzar un mínimo de tres partos.

¿Cómo lograr una distribución óptima  de cerdas?

El primer paso es hacer una selección en base al rendimiento de cada cerda, eliminando lo antes posible a aquellas que no sean productivas para mantener un hato altamente productivo.

La única manera eficiente de lograrlo es mantener una base de datos fidedigna, actualizada, y hacer un análisis continuo de la producción de cada una de las hembras activas en el hato.

Cuando esto se logra, se pueden aprovechar las oportunidades para adoptar políticas de descarte susceptibles de optimizar los perfiles de paridad del hato para un mejor desempeño económico.

Entonces, las decisiones de desecho deben centrarse en la eliminación de cerdas que no puedan competir con la producción de una hembra de reposición que, además, nos permitirá reducir el rezago genético (reducir el tiempo requerido para que la mejora genética pase del núcleo de selección al nivel comercial).

Lograr esto conlleva romper los paradigmas de las estructuras tradicionales de la distribución censal aquellas granjas con:

Alto porcentaje de cerdas de más ≥5 partos (Gráfica 2).

En forma de triángulo, o con alto porcentaje de cerdas de 3-6 partos (Gráfica 3).

Una distribución con una desviación a la izquierda con un alto porcentaje de cerdas de primer y segundo parto (Gráfica 4).

Esto, gracias a que los avances genéticos y reproductivos han logrado que el rendimiento de las cerdas jóvenes, medidos en indicadores claves de rendimiento (KPI, por sus siglas en inglés) sea casi tan alto como el de las cerdas de entre 3 y 6 partos.

Debemos tener precaución con esta modalidad pues, en mi opinión, aumentar de forma excesiva el reemplazo de cerdas puede ocasionar problemas productivos (Gráfica 5) y sanitarios.

Esta información fue publicada en 1997 por la Dra. Sandra Edwards (Universidad de Newcastle, Reino Unido), y sigue siendo vigente hasta la fecha.

La clave del éxito consiste en implementar un programa adecuado de aclimatación, tanto reproductivo como sanitario para las cerdas de reposición.

CAUSAS DE DESECHO DE CERDAS

Las causas de desecho se dividen en:

Voluntarias (económicas)

Aquellas razones por las que un productor decide retirar a la cerda, por ejemplo, edad, paridad, KPI bajas, comportamiento materno deficiente durante el parto y/o lactancia.

Involuntarias (biológicas)

Aquellas razones por las que el productor se ve obligado a retirar a la cerda debido a circunstancias como pérdida de condición corporal, lesiones o infertilidad por mal manejo de la alimentación en la lactancia o en general, cojeras por malas instalaciones, enfermedad o muerte.

En la última década, la mortalidad de las cerdas se ha convertido en una preocupación creciente, ya que ha ido en aumento en muchas granjas y sistemas de producción, convirtiéndose en la causa de desecho involuntaria más importante en la producción porcina.

La mortalidad de las cerdas, además de aumentar las pérdidas económicas, afecta negativamente a la moral de los empleados y compromete el bienestar animal.

Las causas de la mortalidad de las cerdas pueden estar asociadas con factores infecciosos y no infecciosos, incluidos aquellos relacionados con enfermedades, prácticas de manejo, nutrición y ambiente (Gráfica 6).

Existen dos formas de optimizar la longevidad de las cerdas:

1. Aumentar la probabilidad de que una primeriza logre un parto de máxima productividad.

La eliminación prematura tiene un impacto desfavorable en la rentabilidad y el bienestar de las cerdas.

2. Aumentar el número de partos  (≥5) en los que una cerda es altamente productiva.
Ello permitirá que el coste de criar una primeriza se distribuya entre más partos, lo que aumenta la oportunidad de que sea más rentable.

Ahora bien, no todo debe estar relacionado con los costes. No olvidemos que un aumento en el porcentaje de reemplazo conlleva una disminución en la inmunidad general del hato.

Está bien documentado que las cerdas primerizas y sus lechones tienen una menor inmunidad frente a los microorganismos presentes en la granja, lo que puede generar una situación desfavorable en hatos con un estatus sanitario bajo o inestable donde no se ha logrado controlar la circulación de los patógenos presentes o una inmunidad adecuada contra ellos.
Además, las camadas numerosas de cerdas altamente productivas tienen un porcentaje importante de lechones con menor vitalidad y peso al nacimiento.
Varias publicaciones señalan que estos lechones presentan cordones umbilicales adheridos, nacen con disnea, apnea o latidos cardíacos anormales, y tardan más en alcanzar la teta de la madre, lo que implica que ingieren una menor cantidad del calostro requerido para la obtención de una inmunidad sólida.

CONCLUSIÓN

La genética, el ambiente y el manejo reproductivo y nutricional, y las instalaciones influyen de manera importante en la supervivencia de las cerdas.

Recomendar una curva censal para la producción porcina latinoamericana es un reto difícil.

Por ello, mi recomendación es que se mantenga un sistema de registros actualizado y fiable para poder trabajar con información útil que permita llegar a conclusiones informadas que respalden la decisión sobre cuál es la mejor distribución de paridad en la granja que permitirá ser un productor de alto rendimiento.

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