El agua es un nutriente fundamental en la alimentación de los animales, ya que tiene una incidencia directa en los ciclos biológicos y es determinante para mantener unas constantes fisiológicas y productivas adecuadas.
Basta con considerar que el agua es el componente mayoritario del organismo de los animales (entre el 50-90% en función de la edad) para entender su enorme importancia.
El agua como elemento indispensable para la vida, es uno de los parámetros más influyentes a la hora de determinar la calidad de una explotación ganadera.
A pesar de que es de sobra conocido que el agua actúa como vehículo de entrada de microorganismos patógenos, a menudo no se le da la importancia que merece al agua de bebida de los animales de producción.
Afortunadamente, cada día más productores se dan cuenta de los enormes beneficios que obtienen al ofrecer a sus animales un agua de alta calidad microbiológica y físico-química.
Las Guías de Buenas Prácticas de producción recalcan que el agua debe cumplir una serie de características:
- Ausencia de olores, sabores y colores extraños
- Ausencia de bacterias coliformes (MAPAMA 2005, GBPs)
En este contexto, es igualmente importante considerar las conducciones del agua dentro de las explotaciones como un punto donde se puede acumular suciedad y donde pueden proliferar los microorganismos.
Es fundamental que las explotaciones cuenten con un sistema de abastecimiento adecuado, limpio y desinfectado, que garantice la no contaminación de las aguas (D. W. Schaffner, 2016).
Así, el tratamiento del agua constituye un punto clave de la bioseguridad de las explotaciones ganaderas.
Sin embargo, muchas veces los tratamientos no son realizados correctamente, con consecuencias muy negativas para la salud animal, convirtiéndose el agua sin tratar –o con un tratamiento inadecuado- en un vehículo de patologías de gran importancia como las Clostridiosis, las Colibacilosis o incluso procesos de declaración obligatoria, como la Influenza Aviar o la Salmonella.
- Es muy recomendable realizar análisis periódicos de la calidad del agua como forma de asegurar su correcta higienización.
El agua de las explotaciones ganaderas puede tener diferentes orígenes: pozos, red pública, etc, pero generalmente es almacenada en tanques que abastecen la granja.
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