La presentación del primer celo por parte de las cerdas de reposición cuando son expuestas al macho, es el mejor indicador de la culminación del período de desarrollo y el inicio de la etapa reproductiva.
En esencia, la capacidad de las cerdas para responder tempranamente a la exposición de los machos podría ser la mejor manera de evaluar cuán bien se han gestionado durante el período de desarrollo y su posterior potencial de longevidad.
Hay considerable evidencia de que las hembras que responden tempranamente a la exposición a los machos tienen mayor longevidad y productividad en comparación con las cerdas con los que no lo hacen.
Esta estimulación temprana, también llamada “efecto macho”, es una combinación de señales táctiles, visuales, auditivas y olfativas. Las señales olfativas son las más importantes. Las feromonas identificadas en la saliva de los machos actúan a través de los receptores nasales y el bulbo olfativo para inducir el celo puberal en las cerdas jóvenes.
Los elementos clave que determinan la eficacia del efecto macho son:
- El grado de estimulación del macho;
- La respuesta de la cerda de remplazo a ese estímulo, y;
- La forma en que el macho y la cerda se colocan para la realización de la estimulación (con pleno o parcial contacto físico), para que los estímulos puedan ser transferidos de manera eficiente.
Consideraciones prácticas
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