- Este método prometía, además del control de enfermedades transmitidas cerda-lechón, mejora en el desarrollo de los cerdos postdestete y, en consecuencia, menor tiempo para lograr el peso al sacrificio.
Sin embargo, la manipulación de la lactancia también preveía incremento en la intensidad reproductiva de la cerda; teóricamente se podría lograr 2.7 partos/hembra/año (Harris, 2001).
Aspecto que entusiasmó a los productores e invirtieron en la reingeniería de sus sistemas para establecer el destete temprano.
Implementado el destete temprano, los especialistas y productores detectaron que solo un objetivo se cumplía con esta nueva metodología: control de enfermedades.
- El incremento en el número de partos/hembra/año no se cumplió; el retorno a estro era impredecible y se incrementaron las fallas reproductivas.
- El flujo de producción se desfaso y provocó: mayor tasa de desecho de hembras.
- Dicha experiencia generó que la mayoría de los sistemas porcinos retornaran a los esquemas convencionales de destete (21 a 28 días).
- Completa involución uterina.
- Se aprovechaba la máxima producción de leche de la cerda.
- Durante la primera semana postparto las cerdas consumían poco alimento, por lo que, las dos semanas restantes parecían ser suficientes para que la cerda recuperar la reservas corporales pérdidas.
Sin embargo, muy pocos investigadores analizaron, durante ese tiempo, las adaptaciones digestivas y metabólicas que sufre la cerda durante el periodo de transición gestación- lactancia y su relación con el consumo de alimento y este a su vez, con la eficiencia reproductiva postdestete.
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