Icono del sitio porciNews, la revista global del porcino

El uso de grasas oxidadas en la alimentación porcina: riesgos y consideraciones. Parte 1 de 3

Escrito por: Gerardo Ordaz Ochoa - Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Fisiología y Mejoramiento Animal, Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. Querétaro, México , Luis Humberto López Hernández - Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Fisiología y Mejoramiento Animal, INIFAP, México , María Alejandra Pérez Alvarado - Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Fisiología y Mejoramiento Animal, INIFAP, México

Las grasas y los aceites son componentes esenciales en la dieta de los cerdos, aportan energía, ácidos grasos esenciales, contribuyen a las características sensoriales del alimento e inciden en la calidad de la carne (Chen et al., 2018). grasas oxidadas

Sin embargo, cuando se exponen al oxígeno, la luz y el calor, las grasas pueden sufrir auto-oxidación, lo que provoca cambios en su composición química, sabor y valor nutricional (Nourooz-Zadeh, 1999); repercutiendo de manera directa sobre la salud de los animales, rendimiento productivo y calidad del producto.

No obstante, al ser la alimentación de los cerdos un aspecto crítico de la producción porcina desde las perspectivas de nutrición y economía. En los últimos años, ha habido un creciente uso de grasas oxidadas como ingredientes en dietas para cerdos (Chen et al., 2018).

¿Cómo se oxidan las grasas?

La oxidación de las grasas se produce mediante una compleja serie de reacciones químicas que inicialmente implican la reacción de ácidos grasos insaturados (AGI) con moléculas de oxígeno y radicales libres (R●).

La oxidación de los AGI da como resultado la formación de diversos compuestos químicos, mismos que se generan por etapas y que son finitos. Se conoce que la cadena de oxidación está dividida en 3 etapas: Iniciación, Propagación y Terminación. Las grasas y aceites en general pueden estar en alguna etapa de estas, por ejemplo:

¿Puedo juzgar correctamente el potencial oxidativo de la fuente de grasa que usaré en la fabricación de los alimentos?

En México, existen Normas Oficiales (NOM) de carácter obligatorio y opcional (NMX), que dictan las variables a considerar para juzgar la calidad de las grasas y aceites destinados para consumo animal. En muchos casos, complementadas con las destinadas para consumo humano. Sin embargo, estos documentos se basan en evaluar los productos oxidativos de las etapas de Iniciación y Propagación, qué si bien indican un potencial oxidativo mayor por su alta reactividad, no calificarán de manera correcta a aquellas grasas que ya hayan concluido estas etapas de oxidación.

En muchos casos, valores bajos de peróxidos (hidroperóxidos), no son representativos de la calidad de una grasa con mayor avance en la oxidación. Siendo necesario incluir, en el mejor de los casos, la determinación de las Sustancias Reactivas al Ácido Tiobarbitúrico (TBARS).

Sin embargo, valores bajos de peróxidos y de TBARS, son también característicos de grasas que están en la etapa de Terminación de la oxidación, siendo indicadores de calidad pobremente interpretados, lo que obliga al medio a buscar determinaciones que deban incluir los productos de la fase de Terminación.

Las grasas oxidadas en la alimentación porcina

Los compuestos de toda la cadena de oxidación inducirán sabores desagradables, rancidez y una vida útil reducida, afectando directamente al alimento final. Además, la oxidación disminuirá la calidad nutricional de las grasas, al reducir los niveles de ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles (Nourooz-Zadeh, 1999).

Las grasas oxidadas afectaran la palatabilidad del alimento, la digestibilidad de los nutrientes y el rendimiento productivo del cerdo.

De acuerdo con lo reportado sobre el uso de grasas oxidadas en la alimentación porcina existen controversias sobre su incorporación. En la literatura se pueden encontrar resultados discrepantes, entre los riesgos y paradójicamente beneficios.

Los riesgos reportados sobre el uso de grasas oxidadas en la alimentación porcina se agrupan en tres:

Los cerdos alimentados con dietas ricas en grasas oxidadas pueden correr riesgo de sufrir deficiencias de nutrientes, en particular de vitamina E, que desempeña un papel crucial en la defensa antioxidante y la función inmune (Nguyen et al., 2019).

 La presencia de subproductos oxidativos puede dificultar la digestión y absorción de las grasas, lo que lleva a una reducción de la utilización de nutrientes y del rendimiento en el crecimiento (Chen et al., 2018).

 Los cerdos alimentados con dietas que contienen altos niveles de grasas oxidadas pueden ser más susceptibles al daño oxidativo y a los trastornos metabólicos (Jha & Berrocoso, 2016).

Sin embargo, para los porcicultores la información es incompleta, llegándose a considerar beneficios erróneos como:

 Consideraciones

La inclusión de grasas oxidadas en la alimentación del cerdo requiere cuidadosas consideraciones en la formulación y tiempo de uso, sin embargo, se deben ponderar los riesgos asociados al uso de grasas oxidadas.

Cabe destacar que los actuales indicadores de oxidación, no precisamente son apropiados para la calidad de grasas que son destinadas al consumo animal, por lo que se deben establecer límites a la inclusión de grasas oxidadas en los alimentos para cerdos, a fin de garantizar la seguridad y calidad del producto final.

En los siguientes volúmenes de porciNews se abordarán los efectos que tiene el uso de grasas oxidadas en la alimentación de reproductores (Parte 2), así como, en los cerdos en línea de producción (Parte 3).

 

Te puede interesar: Genotipo y tamaño de piara: factores a considerar para la longevidad productiva de la cerda

Salir de la versión móvil