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Incineración in situ – Agropecuaria Obanos potencia su bioseguridad con IGE Incineradores

En un mundo cada vez más globalizado, nunca la bioseguridad fue tan importante para salvaguardar la continuidad de las granjas porcinas.

Los patógenos se encuentran acechando en los lugares más insospechados, esperando el momento oportuno para infectar y propagarse entre los cerdos. Como bien dice el refrán “mejor prevenir que curar”, es esencial poner todas las barreras posibles para evitar la diseminación de enfermedades dentro y entre nuestras granjas porcinas.

No obstante, en las granjas existen numerosas operaciones que, realizadas incorrectamente, pueden resultar en la propagación de patógenos, poniendo en grave riesgo la salud de los animales y la rentabilidad de la granja.

Un ejemplo de ello es la gestión de cadáveres.

 

¿Enemigo a las puertas?

¡Extrememos la bioseguridad! 

Tradicionalmente, la gestión de cadáveres se realiza a través de empresas gestoras, depositando las bajas en contenedores que luego son recogidos por camiones que, a su paso por diferentes granjas, se pueden convertir en vectores de contaminación biológica.

Ante esta realidad, son muchos los productores que han decidido buscar un sistema alternativo que les ofrezca una mayor autonomía a la hora de gestionar la mortalidad en sus granjas, eliminando la necesidad de contratar un seguro de retirada de cadáveres y evitando la entrada del camión de transporte a la propiedad.

A este respecto, la incineración in situ tiene cada vez más adeptos en el sector porcino.

Para mostrarnos de primera mano cuáles son las ventajas de este sistema de gestión de cadáveres, nos recibe Martín Urdánoz, gerente de Agropecuaria Obanos, quien nos explica el cambio que ha supuesto para la bioseguridad de su granja la incorporación del equipo de incineración SB 750 de Addfield, distribuido en exclusiva para España y Portugal por IGE Incineradores Grupo España.

La granja de reproductoras El Villar, situada en (Rada) Navarra, cuenta con un censo de 2.400 cerdas y 750 recrías con la lechonera en la propia explotación.

 

Antes de instalar el incinerador, la granja contaba con los servicios de una empresa de gestión de cadáveres, pero viendo el riesgo que conllevaba la entrada del camión de recogida, comenzaron a buscar alternativas.

Tras valorar las distintas opciones disponibles en el mercado para la gestión de cadáveres, decidieron apostar por la incineración in situ, poniéndose en manos de los expertos de IGE Incineradores.

Gracias al asesoramiento del equipo técnico de IGE Incineradores y basado en las necesidades concretas de la granja (tipo de producción, kilogramos a incinerar y picos de mortalidad en verano), eligieron el incinerador SB 750.

“Analizamos las opciones del mercado, preguntamos a otras empresas que utilizaban la incineración in situ y tomamos la decisión. Nos pareció que, de los modelos existentes, el SB 750 de Addfield era la mejor opción para nosotros, tanto por su diseño como por la calidad de sus materiales. Elegimos trabajar con gas por su limpieza y, además, para evitar robos de combustible. Por otro lado, la atención prestada por el equipo de IGE es exquisita, 24 horas – 7 días de la semana, siempre disponible para solucionar cualquier imprevisto.”Martín Urdánoz

A la hora de realizar los trámites legales y administrativos, el asesoramiento prestado por IGE Incineradores y una ingeniera agrónoma del sector fue clave, de modo que no tuvieron problemas con respecto a:

La modificación de la autorización ambiental integrada de la granja

El registro de la instalación en Ganadería

La licencia municipal

El sistema funciona con GLP suministrado por Repsol, que se ha encargado de la instalación de toda la infraestructura para el almacenamiento y la conducción del combustible al incinerador.

En lo que respecta al proceso de incineración, Martín resalta la sencillez y versatilidad del sistema, ya que el modelo se ha elegido teniendo en cuenta la producción específica de la granja:

Antes de comenzar el proceso de incineración, se verifica que se ha incinerado todo en el ciclo anterior y se extraen las cenizas.

 

A continuación se procede a la carga de los cadáveres, seleccionando el programa (tiempo de incineración) en función de la cantidad que queremos destruir, a una velocidad de combustión de menos 50kg/h.

Por ejemplo:

El parámetro de temperatura ya está pre-programado por los técnicos de IGE Incineradores, de modo que la cámara de combustión de gases debe alcanzar los 850°C antes de que comience la incineración, para obtener en todo momento una quema sin olores y sin humos.

El SB 750 permite hasta 2 incineraciones por día, garantiza la ausencia total de humos y malos olores, y tiene un consumo promedio de 5/6 Kg de GLP.

Una vez finalizada la incineración, las cenizas se mezclan con los sólidos de los purines y se distribuyen por el campo de acuerdo con lo establecido en la memoria presentada a la administración.

La inversión realizada en esta granja ha supuesto una puesta en valor de la bioseguridad, ya que el retorno vendrá en forma de una mejora de la sanidad al eliminar la recogida de cadáveres. Además, desde el punto de vista del gasto energético, el importe es inferior al coste del seguro de recogida de cadáveres.

“La incineración in situ ha supuesto la eliminación de tener contratado un servicio de recogida de cadáveres y el riesgo sanitario que ello conlleva. Es el único sistema que blinda la granja completamente frente a la entrada o salida de posibles agentes patógenos”.Martín Urdánoz

En vista de los excelentes resultados de los incineradores Addfield y el alto nivel de satisfacción de productores como Martín, que asegura que no dudaría en recomendar este sistema y los servicios de IGE Incineradores, podemos tener la certeza de que la incineración in situ ha llegado para quedarse en el sector porcino.

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