La producción sostenible y “animal friendly” supone ofrecer productos de valor añadido al consumidor respetando el bienestar animal y el medio ambiente. En el sector porcino hay un área clave que debemos mejorar para conseguirlo: la castración.
¿Cómo se lleva a cabo la castración de los cerdos?
La legislación europea detalla que la castración de los cerdos ha de ser practicada sin dolor, por un veterinario o por personal formado bajo su supervisión, siendo obligatorio el uso de anestesia y analgesia si el animal ha superado la semana de vida. En Europa es común realizar la castración de los cerdos macho de capa blanca antes del séptimo día de vida sin anestesia ni analgesia prolongada.
En este caso, el motivo de castrar a estos machos tiene que ver con la prevención del olor sexual en la carne procedente de los mismos, ya que genera rechazo entre los consumidores. Asimismo, la castración genera también ventajas desde el punto de vista del manejo de los animales, ya que evita peleas y montas en los corrales de engorde, y mejora el rendimiento de sus canales y la calidad de la carne.
¿Es la castración uno de los puntos negros de la producción porcina?
Ciertamente, la castración quirúrgica de los animales es uno de los aspectos más sensibles en el mundo de la porcinocultura.
El concepto de bienestar animal se ha desarrollado en el mercado comunitario hasta considerarse fundamental y prioritario en los sistemas de producción ganaderos.
El consumidor actual reclama productos elaborados acordes al bienestar animal y mediante una producción sostenible, pero sin dejar de lado la calidad.
España ha emitido dos certificaciones en bienestar animal:
- A través de Interporc, la interprofesional del cerdo de capa blanca.
- Avalada por Aenor Conform, basada en un sistema de evaluación de bienestar animal, para informar al consumidor mediante el etiquetado de la carne, y en la que se hace referencia al método alternativo a la castración física dolorosa.
¿Podría suponer una barrera comercial?
Existen ya varias cadenas de supermercados europeas y asiáticas, que han mostrado su intención de no comercializar en sus lineales la carne de cerdo procedente de animales castrados físicamente.
En este sentido, no adaptar nuestras producciones a estos requerimientos podría implicar ciertas limitaciones.
Sin embargo, más allá de una barrera comercial, esta propuesta iniciada por las cadenas de distribución europeas y asiáticas puede suponer una gran oportunidad para ofrecer al consumidor un producto acorde con sus demandas y aportar soluciones novedosas al bienestar animal y que mantengan la calidad requerida en la carne al mismo tiempo.
¿Qué alternativas existen a la castración quirúrgica de los cerdos?
Existen varias alternativas a la castración física, pero la única que evita el dolor y la amputación es Improvac®, y su homólogo para hembras Vacsincel®.
Estas vacunas inducen anticuerpos frente al Factor de Liberación de Gonadotropinas (GnRF) para producir una supresión inmunológica temporal de la función testicular u ovárica.
Improvac®
De esta forma, se reduce el olor a verraco producido por los compuestos androstenona y escatol que producen los machos enteros al inicio de la pubertad, además de reducir también comportamientos agresivos y sexuales (monta), sin necesidad de realizar una castración física en el animal.
Vacsincel®
En el caso de las hembras, se inhibe la salida en celo, y por lo tanto las preñeces no deseadas.
Además, Improvac® tiene un periodo de supresión de cero días, aspecto muy interesante desde el punto de vista del consumidor final de carne de cerdo.
¿Qué cifras avalan a Improvac®?
Improvac® lleva más de diez años en Europa, desde que en el año 2009 se aprobó su uso. Durante este tiempo, se han vacunado con Improvac® más de 30 millones de cerdos al año y se han llevado a cabo más de 334 estudios científicos que avalan y demuestran su eficacia.
Además, no existen restricciones para Improvac® en ningún mercado a nivel mundial, tanto para la producción de cerdos, como para la exportación de su carne a países comunitarios com o a terceros, por lo que su utilización no supone un freno a la exportación.
Por otra parte, son ya más de 427 millones los consumidores satisfechos, y se ha demostrado también que Improvac® reduce en un 3,6% la huella de carbono.
Por último, destacar que la International Coalition for Animal Welfare (ICFAW) recomienda su uso como alternativa acorde al bienestar animal.
¿Se ve afectada la calidad de la carne?
No, se ha demostrado en numerosos estudios que con la vacunación no se aprecian diferencias sensoriales en la carne y productos transformados de animales vacunados, castrados y hembras.
Y en hembras ibéricas, ¿cuál es la principal problemática?
En España es habitual la castración de las hembras de cerdo Ibérico, una práctica que es percibida muy negativamente dentro y fuera de nuestras fronteras por los consumidores.
Esta práctica se encuentra regulada por la UE y está totalmente prohibida. Solo se puede realizar excepcionalmente en una hembra, y si existen motivos debidamente justificados desde el punto de vista profiláctico o terapéutico.
En estos casos, debe ser certificada y realizada por un veterinario, utilizando anestesia y analgesia prolongada.
¿Y en el caso de las hembras de capa blanca y la producción de jamones?
La heterogeneidad y el dimorfismo sexual entre machos y hembras genera que algunas líneas genéticas manifiesten, en torno a los 40-50 kg de peso vivo, diferencias en la deposición proteica entre machos y hembras. La aparición del celo en las hembras inhibe la ingesta de alimento durante 2-3 días con el consiguiente retraso en el crecimiento de estas frente a los machos, lo que acentúa la heterogeneidad antes descrita.
De esta manera se originan retrasos en la salida a sacrificio entre hembras y machos de alrededor de una semana o 4-5 kilogramos menos de peso vivo.
Las hembras se caracterizan por ser más magras que los machos y tener menos grasa infiltrada, siendo sus canales penalizadas en los mataderos para la producción de jamón (un 35-40% de las hembras no cumplen las especificaciones requeridas).
¿Qué solución existe al respecto?
En el año 2015 se presentaba en España el homólogo a Improvac® para las hembras: Vacsincel®, vacuna registrada para la supresión inmunológica temporal de la función ovárica de cerdas*, impidiendo que estas alcancen la pubertad.
Vacsincel® es un método eficaz y seguro para evitar la salida en celo y las gestaciones no deseadas, sin la necesidad de castrar a las hembras físicamente, siendo, por lo tanto, también una solución acorde con la normativa de bienestar animal.