La diarrea neonatal continúa siendo uno de los desafíos más importantes para las granjas porcinas, comprometiendo seriamente la calidad y el número de lechones destetados.
Esto se traduce en una importante pérdida de productividad numérica y aumento de costes, ya que el número de lechones destetados por parto afecta en gran medida a la productividad de la cerda (lechones destetados/cerda y año). Además, también suele provocar un notable aumento del consumo de antimicrobianos, así como del tiempo destinado a tratar los lechones afectados.
El origen de la diarrea neonatal habitualmente es multifactorial.
Las deficiencias en higiene, manejo e instalaciones suelen jugar un papel muy importante y a ello se le suman los numerosos agentes infecciosos que pueden estar involucrados en el proceso.
Con frecuencia, varios de estos agentes infectan al mismo tiempo a los lechones, lo que aumenta la gravedad de los cuadros clínicos y suele implicar el control de varios factores para obtener una mejora en el proceso.
PROFILAXIS VACUNAL DE LA DIARREA NEONATAL
Tradicionalmente, la mayoría de las vacunas comerciales frente a la diarrea neonatal generan protección frente a:
Distintas fimbrias y toxinas de E. coli La toxina β de CPC
El papel de la toxina α, producida tanto CPC como por CPA, y el de la toxina β2, producida exclusivamente CPA, ha sido menospreciado tiempo atrás, dado que la más patógena de las tres realmente es la toxina β.
Sin embargo, las toxinas α y β2 también generan una clínica importante, detectándose con mucha más frecuencia que la toxina β, ya que la prevalencia de CPA en las granjas es muy elevada (superior al 90%), mientras que, en la práctica, raramente se detecta la de presencia CPC.
Enteroporc Coli AC® (Ceva Salud Animal, Francia) es una vacuna que incorpora:
Las fimbrias F4ab, F4ac, F5 y F6 de E. coli Las toxinas β de CPC, β2 de CPA y α (producida por CPC y CPA).
Los esquemas de vacunación suelen ser bastante parecidos en todas las vacunas comerciales. Puesto que se trata de inmunizar al lechón a través del calostro de la madre, estas vacunas se aplican en ciclo, a final de gestación.
Las cerdas primerizas necesitan dos dosis, habitualmente alrededor de 2 y 5 semanas preparto y, a partir de ese momento, una dosis alrededor de las 2 semanas preparto en cada ciclo.
RESULTADOS DE PRUEBAS CON ENTEROPORC COLI AC® REALIZADAS EN ESPAÑA
A continuación, se describen los resultados de varias publicaciones realizadas durante los congresos ESPHM en 2023 y 2024 acerca de pruebas llevadas a cabo en España comparando los resultados de la vacunación con Enteroporc Coli AC® frente a otras vacunas comerciales que no generan protección frente a la toxina α y β2 de CPA.
Prueba 1
Se llevó a cabo una prueba en una granja de 3.500 reproductoras, con la particularidad de que todas las cerdas participantes en el estudio eran primerizas, dado que la granja había iniciado su producción recientemente.
La genética era de alta prolificidad, con alrededor de 18 lechones nacidos totales ya en nulíparas. La mayoría de las camadas se igualaban a 15-16 lechones a las 24 horas postparto. Un alto porcentaje de las camadas padecían diarrea a partir de las 24-48 horas de vida, a pesar de estar vacunadas con una vacuna de E. coli + CPC a las 2 y 5 semanas preparto.
Los análisis realizados confirmaron la presencia de CPA produciendo toxinas α y β2, E. hirae, Rotavirus tipo C, C. difficile y E. coli ETEC con fimbria F41.
Se compararon los resultados de varias semanas de producción con el protocolo llevado a cabo con la vacuna habitual en un total de 479 cerdas (24 salas) frente a 659 cerdas (34 salas) vacunadas con Enteroporc Coli AC®.
Se valoró diariamente la presencia de diarrea en cada camada, registrándose las bajas debidas a diarrea durante la primera semana de vida con el fin de focalizar las bajas exclusivamente en el problema entérico.
En ambos grupos, el número de lechones presentes tras igualar las camadas fue muy similar (15,75 con la vacuna habitual y 15,69 con Enteroporc coli AC®).
La protección inducida por Enteroporc coli AC® redujo significativamente la mortalidad relacionada con la diarrea durante la primera semana de vida de un 8,12% a un 2,78% (p<0,001).
La prevalencia de camadas con diarrea clínica disminuyó significativamente (p=0,006), de un 83,5% a un 73,3%, aunque se mantuvo alta, en parte, porque se consideró que la camada estaba afectada si tan solo un lechón presentaba síntomas de diarrea.
También hay que tener en cuenta que dentro de un proceso multifactorial como el de la diarrea neonatal algunos de los puntos críticos fueran difíciles de gestionar, en particular en este caso donde el 100% de las cerdas eran de primer parto y de alta prolificidad.
Pruebas 2,3,4 y 5
Se realizaron 4 pruebas previamente a la anterior, de nuevo comparando los resultados del plan vacunal habitual de la granja frente al plan vacunal conEnteroporc Coli AC®.
En estos casos las pruebas se realizaron en explotaciones con cerdas multíparas y primerizas.
El resumen de los resultados se describe en la Tabla 2.
Los resultados mostraron que en varias pruebas, a pesar de partir con menos lechones nacidos vivos (prueba 2, 4 y 5), se logró destetar más lechones en las camadas de madres vacunadas con Enteroporc coli AC®.
La razón estuvo en una reducción significativa de la mortalidad durante la lactación, ya observada en la prueba 1 (reducción del 5,34%), y que también se observó en en las pruebas 2 y 3 (reducción del 6,2% en ambas), así como en la prueba 5 (reducción del 7,84%).
La evolución de la prevalencia de camadas afectadas por diarrea solo se contempló en la prueba 3, reduciéndose de forma significativa con el uso de Enteroporc Coli AC®, del 69.84% al 12,12%.
También se logró una reducción en el uso de antimicrobianos destinados al tratamiento de la diarrea, de un 37% en la prueba 2 (p<0,001), un 43% en la prueba 4 (p<0,01) y un 53% en la prueba 5 (p<0,10).
CONCLUSIONES
Varios de los estudios presentados consiguieron rebajar en más de un 5% la mortalidad durante la fase de lactación al pasar del protocolo habitual con una vacuna frente a E. coli y toxina β2 de CPC a un protocolo con una vacuna que, además de la protección anterior, también incluía las toxinas αy β2 de C. perfringens.
También se logró reducir la prevalencia de camadas con diarrea en los casos en los que se valoró, observándose unas reducciones en el consumo de antimicrobianos del 37-53%.
Estos resultados ponen de relieve la importancia de la inmunización frente a las toxinas α y β2 en los casos en que CPA participa en el proceso de diarrea neonatal.
BIBLIOGRAFÍA
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