La supresión de la leche materna no es inmediatamente compensada por un consumo adecuado de agua o por una suficiente secreción salival o gastrointestinal. En este contexto, el estrés inherente a esta etapa puede ocasionar un aumento del peristaltismo y hasta una interrupción abrupta de la síntesis de algunas enzimas; originando diarreas en el mismo día del destete.
Esta problemática resultó ser más importante en lechones destetados a una edad temprana, cuando se compararon a cuatro y seis semanas de edad; sin embargo, en la producción de cerdos orgánicos, en la cual el destete se realiza más tardíamente (siete semanas en Dinamarca), las diarreas posdestete también son un problema.
El lechón recién destetado es un animal altamente demandante de energía para los procesos fisiológicos relacionados con el desarrollo corporal y la maduración de su sistema inmunológico.
Así, en el periodo posdestete, cuando el lechón empieza a consumir dietas sólidas con base en materias primas vegetales, se incrementa su susceptibilidad a los desórdenes gastrointestinales. [registrados]
Sin embargo, recientemente, debido a la prohibición del uso de antibióticos en la alimentación animal en diferentes partes del mundo, han incrementado las diarreas posdestete (DPD) en lechones.
Entre las soluciones nutricionales propuestas, la reducción del nivel de proteína cruda (PC) dietaria ha sido una de las alternativas más estudiadas para disminuir los problemas digestivos en los lechones.
El destete y la fisiología digestiva
Al momento del destete de los lechones, el cambio de la alimentación láctea por una ración sólida está frecuentemente asociado con una severa depresión del crecimiento y con la presencia de diarrea, dando lugar al denominado «síndrome de las diarreas posdestete», con una etiología multifactorial (manejo, composición de las dietas, higiene, entre otros); la anorexia y la subnutrición son los factores desencadenantes más importantes de este síndrome.
Algunos factores antinutrimentales presentes en las proteínas dietarias de origen vegetal pueden causar reacciones de hipersensibilidad a nivel del epitelio intestinal, agravando aún más la salud intestinal y su actividad enzimática.
Considerando también que las alteraciones morfológicas de las vellosidades intestinales, con las pérdidas de enterocitos maduros ricos en enzimas digestivas, observadas en el periodo posdestete, traen como consecuencia una disminución en la actividad de las enzimas del borde de cepillo.
Durante este periodo de baja síntesis, secreción y actividad de las enzimas digestivas, el proceso digestivo está altamente comprometido y los nutrimentos no digeridos y no absorbidos, presentes en la luz intestinal, sirven de sustrato para las bacterias enteropatógenas (E. coli, por ejemplo), haciendo que éstas proliferen y causen enfermedades diarreicas (colibacilosis) que pueden aumentar la morbilidad y la mortalidad en la etapa posdestete.
Utilización digestiva de los nutrimentos y diarreas
Se sabe que la digestibilidad de un nutrimento es una consecuencia del proceso digestivo y una estimación indirecta de su absorción es, por tanto, una medición del valor nutritivo de los alimentos.
Las dos semanas que siguen al destete representan el período más difícil para la utilización digestiva de los nutrimentos, y es cuando los lechones son más sensibles a los diferentes factores que afectan negativamente la digestibilidad en el tracto digestivo anterior. Tal vez por eso a esta edad son más susceptibles a los trastornos gastrointestinales.
La salud del tracto digestivo y la microbiota intestinal
La salud intestinal puede ser definida como la capacidad del tracto gastrointestinal (TGI) de mantenerse en equilibrio, ya que es un ecosistema en constante cambio.
Existen tres principales componentes de la salud intestinal: la dieta, la mucosa y la microbiota comensal.
Ciertos componentes de la dieta para lechones destetados, como la pasta de soya, pueden causar daños de la mucosa intestinal, acumulación de líquido intestinal y predisponer a diarreas posdestete.
La microbiota del TGI es un ecosistema complejo que contiene varios miles de especies de bacterias, las cuales tienen un papel importante en la salud intestinal, previniendo la colonización de microorganismos potencialmente patógenos.
Al nacer, los lechones quedan expuestos a los microorganismos del ambiente que les rodea, y el contacto con la flora microbiana materna y sus heces en la maternidad, introduce bacterias que colonizan su tracto digestivo.
Estas bacterias buscan el nicho más adecuado donde compiten e interaccionan entre sí, constituyendo finalmente una población relativamente estable y compleja, que representa la microbiota intestinal normal.
En el lechón lactante las bacterias dominantes en el estómago e intestino delgado suelen ser lactobacilos y estreptococos, ambos grupos están bien adaptados a utilizar el sustrato lácteo disponible.
La flora microbiana normal que se establece después del nacimiento, interactúa con los sistemas digestivo e inmunológico del cuerpo y sus actividades pueden ser benéficas o dañinas para el huésped.
Al momento del destete, en un corto periodo ocurren cambios en la composición de la microbiota intestinal del lechón en términos de cantidad y calidad, la cual evoluciona a una compleja y estable comunidad. El desarrollo de la microbiota intestinal es un proceso gradual y secuencial que depende de factores nutricionales y no nutricionales.
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