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Fase de cebo – Efectos del uso de BehavePro® en el mantenimiento del estatus de bienestar y las producciones de los animales

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ORIGEN DE LA MORDEDURA DE COLA Y LAS LESIONES DERIVADAS DE LAS AGRESIONES
Aunque se haya intentado concretar el origen de este problema en una causa u otra de forma aislada, se sabe que este tipo de comportamiento, en muchas ocasiones, está vinculado con varios factores de riesgo (EFSA, 2007,2014); probablemente influenciados por un amplio rango de elementos motivacionales tales como el comportamiento exploratorio, la termorregulación, el comportamiento social, la búsqueda de alimento, etc, sabiendo que lo que sí tiene una correlación y evidencia observable, es su conexión con un aumento de los niveles de estrés (Zupan et al, 2012).
Además de estos factores de riesgo, la genética y la raza son otros de los elementos a ser tenidos en cuenta en la predisposición para generar eventos de agresividad, expresados entre otros comportamientos en la mordedura de colas. 

Yorkshire parece que tiene tendencia a un mayor daño en la cola según estudios de Westin (2003) y Sinisalo et al. (2012), comparado con genéticas Landrance y Hampshire. Breuer et al. (2005) determinaron que la genética Landrance tenía más tendencia a mordedura de rabo que los Yorkshire, así como los cerdos Duroc, mayor aún que en el resto de genéticas.

Wilson et al. (2012) hallaron algunos loci que estaban asociados con ser “mordedores” (cerdos que mordían el rabo) o “recibidores”. Sin embargo, los loci identificados no permitieron obtener conclusiones sobre la base genética de la mordedura de rabo.

En algunos estudios genéticos se ha visto que los cerdos llamados “recibidores” (cerdos que son mordidos) indicaban cierta heredabilidad, y así lo corroboró Aikins-Wilson et al (2021) en estudios posteriores,

En trabajos de estos autores, también se ha planteado la posibilidad de seleccionar genéticamente cerdos con la cola más corta, para evitar los problemas del corte de rabos.

El sexo también parece tener influencia en el problema de mordeduras de rabos, ya que de forma generalista se observa mayor prevalencia de mordeduras en machos que en hembras, como lo visto en los estudios realizados por Valros et al. (2004) o Kritas and Morrison (2007). Sin embargo, otros autores como Sinisalo et al. (2012) no encontrarían relación con el sexo en sus trabajos.

El estatus sanitario, en los trabajos más recientes de Nordgreen et al. (2020), se plantea como un factor de riesgo importante para “activar” la mordedura de cola, ya que, al activarse el sistema inmunitario, se altera el comportamiento social por la liberación de citoquinas y neurotransmisores.

Se cree que los “mordedores” utilizan mayor cantidad de serotonina y así, aminoácidos como el triptófano utilizado para sus síntesis, pueda tener lugar una limitación en la disponibilidad de los mismos si su accesibilidad no es suficiente.

Existen trabajos relacionados con el estatus sanitario y la microbiota intestinal que vinculan las alteraciones del comportamiento con la composición de dicha microbiota, sugiriendo la implicación del eje intestino cerebro (König et al, 2022).

También el crecimiento y tamaño de los animales se vincula en algunos trabajos con la incidencia de este comportamiento de agresividad.

Así, Schroder-Petersen et al, 2001 vincula dicha actividad agonística a aquellos animales de menor tamaño/peso con un consumo menor y la reducción de la absorción de nutrientes, lo que explicaría su voracidad y la mayor actividad de comportamiento exploratorio, incluyendo en este comportamiento la región ano-genital.

Por el contrario, en el trabajo de Valros et al. (2020) se indica que, los animales con mayor tasa de crecimiento tienen mayor riesgo de comportamiento mordedor, posiblemente causado por una mayor motivación a ingerir más alimento.

El modelo teórico del efecto aditivo de los factores de riesgo crónicos y agudos para la aparición de episodios de mordedura.

Figura 1. Modelo teórico de Bracke et al (2012) para comprender la aparición de episodios de mordedura.

CONSECUENCIAS Y HERRAMIENTAS PARA SU CONTROL (BEHAVEPRO®)

Provenga el problema de uno o múltiples factores de los mencionados anteriormente, la aparición de este problema en la última fase de la crianza de los cerdos puede traer importantes pérdidas económicas, trastornos en la gestión del manejo de las granjas y el perjuicio para el manejo y el personal que se ocupa de los animales.

Herramientas para la prevención y control de esta problemática:

Proporcionar material de enriquecimiento

Adecuadas densidades

Control de los factores medioambientales

Reajustes en la nutrición

Mantenimiento del estatus sanitario

Estas son tomadas en cuenta en la gestión de las granjas de forma habitual. Sin embargo, al tratarse de un problema multifactorial existen ocasiones en las que sigue persistiendo la problemática de agresividad en las explotaciones.

Para poder ayudar a mitigar este problema, desde Cargill se plantea un Programa de Gestión Integrado para la evaluación de la situación de problemática de cada explotación.

Este programa incluye una evaluación de los elementos generadores de la agresividad, para dar las recomendaciones más adecuadas que se ajusten a las necesidades de cada particular.

Junto con este programa, Cargill también ha desarrollado el BehavePro®, solución natural específicamente formulada para ser incluida en el agua de bebida o en el pienso de los animales, y así ayudar a la prevención y control de la aparición de la agresividad de nuestros cerdos.

En una de las pruebas realizadas en cerdos (Pietrain x Landrace x LargeWhite) en su salida a matadero, se dividió en 2 grupos a los animales (contando ambos grupos con un 50% de machos enteros y 50% de hembras):

Grupo control: sin producto

Grupo estudio: con BehavePro® al 0,3%

Esta aplicación se hizo en 2 periodos: 8 y 16 días antes de la salida a matadero, estando los animales sometidos a los desafíos generadores de estrés y agresividad habituales de este periodo: ayunos, cargas, transporte, tiempos de espera en matadero, etc.

De los datos obtenidos en la prueba, se observó una reducción general de los animales de la categoría 2 (con más de 10 arañazos) y de la categoría 1 (entre 2 y 10 arañazos), tanto en canal como en el animal vivo.

Respecto a los parámetros productivos, se observa una mejora significativa de +2,2 kg en los animales sacrificados a los 8 días de dar el tratamiento y de 3,1 kg en los animales sacrificados a los 16 días (P< 0,001).

Gráfico 1. Porcentaje de arañazos de cada una de las categorías para los ttos a 8 y 16 días comparados con el grupo control.

En otra prueba semejante, utilizando una dosis de 0,25% durante 15 días y otra de 0,8% durante 5 días previos al ayuno para las primeras salidas, se midieron los niveles de cortisol en saliva, observándose una reducción de este biomarcador en ambos tratamientos con respecto a la medición basal realizada previamente y tomada como grupo control (P=0,057).

Así mismo, el nivel de cortisol para ambos tratamientos fue similar (P>0,1), pero significativamente menor que para el grupo control.

Gráfico 2. Niveles de cortisol a nivel basal y en los diferentes días y dosis de tratamiento con BehavePro®.

El cerdo tiene un comportamiento natural exploratorio; sin embargo, en la producción intensiva o semi intensiva a veces pueden aparecer problemas de comportamiento como el daño de colas, arañazos en los flancos, la necrosis de orejas, etc. que son de origen multifactorial y asociado a la dificultad del animal de poder manifestar dicho comportamiento exploratorio.

Estas manifestaciones son comunes en producción porcina, comprometiendo el bienestar animal y causando pérdidas económicas importantes.

Desde Cargill, estamos comprometidos también en ayudar a mejorar el estatus de bienestar de nuestros animales, por ello hemos desarrollado BehavePro®, un producto eficiente y de fácil uso, para poder ofrecer una herramienta más y así alcanzar los objetivos de bienestar y productividad con los que todos los que participamos en este sector estamos comprometidos.

 

Encarnación Jiménez, Irene María Alonso y Sandra Olivera
Departamento Técnico – I+D
Cargill Nutrición Animal, Mequinenza – España
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