En los últimos años, el estrés calórico se ha convertido en un problema muy importante de la producción porcina, ¿por qué?
En primer lugar, porque se nos “ha olvidado” que los cerdos no tienen glándulas sudoríparas funcionales que les ayuden a reducir el calor corporal.
Es importante, que recordemos que los cerdos pierden calor hacia el entorno que los rodea por conducción, radiación térmica, convección, y evaporación para mantener su temperatura corporal central ideal (figura 1).
En segundo lugar, porque, generalmente, no cuantificamos el impacto económico que tiene el estrés calórico en la producción porcina.
Este impacto tiene se refleja en dos áreas:
- Reproductiva, asociada a una disminución de, aproximadamente, 1-1.5 lechones/hembra/año.
- Crecimiento, que representa una pérdida de 3-4 kg/animal/año.
Frecuentemente, pensamos que el estrés calórico solo puede ocurrir en zonas dónde las temperaturas climáticas son relativamente altas ≥28oC o muy altas ≥35oC; sin embargo, si analizamos la definición de este concepto: “cuando la temperatura ambiental aumenta hasta un punto en el que el animal produce más calor a partir del metabolismo, o recibe más calor de su entorno, del que transfiere de su cuerpo a su entorno”, y lo asociamos con la figuras 1 y 2; es fácil concluir que, aún en zonas templadas, una mala ventilación puede causar estrés calórico y sus efectos nocivos en cualquier animal sin importar la etapa de producción.
Para evitar el estrés calórico en todas las etapas productivas (Tabla 1), es importante considerar las recomendaciones de ventilación 2023 del Ontario Ministry of Agriculture, Food and Rural Affairs (OMAFRA) de la Tabla 2.
- Es recomendable aumentar la tasa de ventilación para cerdos más pesados a 1 cambio de aire/minuto durante el clima más caliente (≥30oC) en el verano.
- Para tener una calidad buena de aire, en invierno, se debe aumentar la tasa mínima de ventilación para asegurar al menos 3-4 cambios de aire ambiental por hora.
- Para animales enfermos/sensibles, es importante limitar el número máximo de cambios de aire en verano a 1/minuto.
¿Cómo reconocer los signos de estrés calórico en cualquier etapa de la producción porcina?
- Aumento en la frecuencia respiratoria (jadeo): ≥20-40 en cerdos en crecimiento y ≥15-20 en hembras y sementales.
- Malestar evidente: cerdos acostados en el suelo con las manos y patas estiradas.
- Temblor muscular.
- El excremento cambia de consistencia, es mucho más seco y firme.
- Si se ofrece agua fresca, se aumenta del consumo de agua, pero si no, habrá una disminución notable en el consumo de agua y por lo tanto una rápida disminución en el consumo de alimento, y una menor ganancia de peso.
- Disminución en la actividad de los corrales reflejada en lentitud y letargo.
En este artículo nos enfocaremos a los efectos negativos del estrés calórico en las hembras gestantes, lactantes y en los sementales.
En los centros de inseminación artificial y en las granjas de hembras reproductoras donde no se controla adecuadamente la temperatura ambiente del alojamiento de estos animales, hoy por hoy, es una realidad que, su productividad se ve dramáticamente afectada. Aún, y a pesar de que desde hace años existen sistemas de alojamiento y ventilación automatizados que pueden evitar este problema.
Esta disminución bien documentada de la producción varía en el porcentaje de fertilidad de entre 10 al 15%, y en el tamaño de la camada de 0.5 a 1 lechón por hembra por camada, especialmente siendo evidente durante los meses de noviembre a enero (hemisferio sur).
El impacto durante la gestación es mayor en las primeras etapas (mortalidad embrionaria y retorno al estro), y en la fase final (muerte fetal, y aumento en la tasa de mortinatos).
Las cerdas intentan compensar las temperaturas elevadas mediante:
- Aumento en la frecuencia respiratoria
- Disminución en la ingesta de alimento
- Desviación de sangre a la piel. Como consecuencia de esto, se restringe el flujo de nutrientes a la placenta, afectando, finalmente, el tamaño de camada, y la calidad de los lechones al nacimiento.
Otros factores que se ven afectados por el estrés calórico durante la lactancia son:
Además, se produce la pérdida de condición corporal en las cerdas, retrasando el crecimiento folicular y, por ende, el retorno al estro, observándose en la práctico como anestro después del destete.
El menor crecimiento folicular genera un menor tamaño de camada y reduce el porcentaje de fertilidad, aumentando los días no productivos (recuerden que un día no productivo, equivale a 0.5 lechones/hembra/año).
Finalmente, las temperaturas superiores a las termoneutras reducen la frecuencia y la amplitud del pulso de LH y como resultado se producen concentraciones reducidas de GnRH, afectando la ovulación.
Hoy, está bien documentado que las hembras en lactancia deben tener acceso ad libitum al alimento de lactancia, bien balanceado y de calidad, los comederos vacíos o semi vacíos, reducen el consumo de alimento y por ende provocan la pérdida de peso.
Por muy simples que parezcan, en muchas granjas, es posible que entre el 30-40 % de los comederos no permitan un acceso adecuado al alimento a las hembras por diversas razones; entre ellas, un ajuste incorrecto del comedero, problemas mecánicos y/o de diseño.
Para cerdas altamente prolíficas y productivas, los nutrientes de las reservas de tejidos corporales y del alimento se utilizan para apoyar una lactancia eficiente o sea para destetar entre 12 y 14 lechones con 6-7 kg o sea 72 a 98 kilogramos por lactancia.
Esto, a menudo, resulta en una pérdida de peso corporal, es decir, un balance de nutrientes negativo, que puede reflejarse en un alto índice de desecho, de mortalidad y/o de productividad en nuestra granja.
Diferentes estudios científicos han mostrado que el consumo de alimento puede variar al menos un 25 % entre granjas, y con los costos de alimento que oscilan entre el 60 y el 70 % del costo de producción, por lo que controlar el consumo de alimento es sumamente importante.
Lista de verificación para maximizar el consumo de alimento en el área de hembras y sementales
1. Temperatura
2. Acceso a alimento y agua
Mi reto para Ustedes
Si bien el consumo de alimento en el área reproductiva es uno de los desafíos más difíciles de monitorear, no se debe subestimar su importancia.
El consumo de alimento es clave para desarrollar especificaciones de dieta, y lograr el consumo adecuado para lograr índices de eficiencia reproductiva extraordinarios, es decir, vender un mínimo de 32 lechones/hembra/año con un peso de 125 kilogramos a los 160 días de edad; y con una conversión alimenticia de 3.2 kilogramos global granja.
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