Los seres humanos cada vez somos más conscientes del efecto que el entorno en el que vivimos tiene sobre nosotros. Elementos como la luz, la temperatura o el sonido afectan directamente a nuestro estado de ánimo, comportamiento y, en definitiva, salud.
Pero esto no es algo que nos pase exclusivamente a los seres humanos, sino a todos los seres vivos. Por eso, hace ya bastante tiempo que todos aquellos profesionales que trabajan a diario con animales están poniendo un especial cuidado en lograr las condiciones óptimas en las que estos viven y se desarrollan.
Por lo general, siempre que hablamos de mejorar el confort y reducir la contaminación, tendemos a pensar de manera casi inmediata en conceptos como emisiones contaminantes, contaminación lumínica, etc. Factores todos ellos mucho más visibles y presentes en la comunicación diaria, pero que no son los únicos para tener en cuenta.
Uno de los grandes descuidados en esta cuestión es el ruido. Entendido como un sonido que distrae, asusta o es físicamente doloroso, el ruido está presente de manera voluntaria o involuntaria en prácticamente la totalidad de las granjas del mundo; causando una cantidad de problemas en los animales que, si bien se han estudiado, aún no conocemos del todo.
El efecto de la contaminación acústica en los animales de granja
Por ejemplo, se ha demostrado que la contaminación acústica, y el estrés que esta produce, reduce el consumo de alimento y como consecuencia la capacidad de esos animales de convertir carne o producir leche. También que en animales como gallinas y pollos, este estrés se traduce en una significativa disminución en la puesta de huevos.
El ruido causa dolor, miedo y problemas cognitivos en animales confinados; siendo el dolor y el miedo fuertes indicadores de pobre bienestar.
Estudios, como el realizado por Frontiers, demuestran cómo el ruido causa dolor, miedo y problemas cognitivos en animales confinados; siendo el dolor y el miedo fuertes indicadores de pobre bienestar.
Por último, los ruidos inaudibles (vibraciones) también pueden dañar a los animales al sacudir físicamente las partes internas de su cuerpo. Los animales de granja
experimentan altos niveles de vibración a causa de las maquinarias, herramientas y medios de transporte presentes en dicho entorno.
Fibrocemento para naves ganaderas libres de contaminación acústica
En la actualidad, el principal aliado con el que cuentan los profesionales encargados del cuidado y manutención de animales de granja a la hora de protegerlos de la contaminación acústica es el empleo de materiales en la construcción de sus instalaciones que permitan a estas el mayor grado de aislamiento posible.
En este aspecto, el empleo de placas y paneles ondulados de fibrocemento en las cubiertas de las naves ofrecen unas prestaciones en materia de fonoabsorbencia (aptitud de absorber la energía sonora del ámbito, para achicar y anular la reflexión del sonido sobre las paredes) casi imbatibles.
En este sentido, Euronit cuenta con décadas de experiencia en el desarrollo, innovación, diseño y fabricación de soluciones de fibrocemento que garanticen el máximo aislamiento acústico, manteniendo un ambiente tranquilo y agradable dentro de la edificación sin importar las condiciones externas a la misma.
Soluciones como Granonda o Agrotherm+ son la mejor solución para aquellos ganaderos que quieran una instalación aislada acústicamente que mantenga a los animales en un entorno sin estrés, logrando así que el confort y la productividad de estos, alcance sus cotas más altas.
Además, presenta una serie de ventajas también imprescindibles en este tipo de edificaciones, como la impermeabilización, incombustión, facilidad de montaje e instalación, y resistencia a la condensación y corrosión en atmósferas agresivas.
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