Cuando hablamos de vacunación, tendemos a pensar en la propia aplicación de la vacuna a los animales y su posterior desarrollo de inmunidad frente al patógeno contra el que se les ha vacunado. Pero la vacunación va más allá.
El sistema Vaccinomics se encarga de protocolizar la revisión de todos y cada uno de estos factores agrupándolos en nodos de riesgo para, posteriormente, identificar con mayor facilidad aquellas áreas en las que existe margen de mejora, así como aquellas que necesitan de intervención urgente.
Cada una de las acciones que impactan en la vacunación lo hace con una importancia diferente, lo cual debe verse reflejado de alguna manera.
Gracias al servicio Vaccinomics podemos:
1. Detectar aquellas acciones que impactan directamente sobre la calidad de la vacunación.
2. Ponderarlas en base a su importancia.
3. Obtener un índice objetivo sobre la calidad de la vacunación en una explotación porcina.
En total, se definen 30 acciones agrupadas en 9 nodos de riesgo:
Cada uno de estos nodos de riesgo tiene una importancia específica dentro de la calidad de la vacunación. La suma total de todos ellos da como resultado un índice objetivo sobre la calidad de la vacunación en la explotación, siendo 0 el valor inferior y 100 el valor máximo.
A su vez, cada uno de los nodos de riesgo puede ser evaluado individualmente, favoreciendo la toma de decisiones sobre las acciones a tomar para mejorar la calidad de la vacunación.
El polígono de distribución del riesgo permite observar de forma gráfica los aspectos que representan un mayor riesgo para el proceso de vacunación en una determinada explotación y permite identificar los puntos de mejora.
En la Figura 1 vemos el resultado promedio de las explotaciones evaluadas. En conjunto, los nodos con mayor margen de mejora son la situación sanitaria en el momento de la vacunación, la preparación de la vacuna, el manejo de los animales, la seguridad laboral, y el registro y fin de la sesión. Revisaremos cada uno de ellos a continuación.
El 4,9% de las explotaciones evaluadas tienen un sistema de ciclo cerrado, el 45,9% son fase 1 y 2; y el 49,1% fase 1 exclusivamente.
La edad de vacunación de los animales es un factor esencial para asegurar una inmunización exitosa de los animales.
Un aspecto básico de la vacunación es que no se deben vacunar animales enfermos, por lo que deberían ser diferenciados del resto.
Sin embargo, no es habitual realizar un triaje de los animales previo a la vacunación, por lo que se debería considerar el flujo de vacunación de los animales, iniciando la vacunación por los animales sanos, seguidos de aquellos sospechosos de estar enfermos y, por último, los lazaretos.
El 45,9% de las explotaciones valoradas presentaban otras enfermedades como diarreas o meningitis, en el momento de la vacunación.
Sobre todo, es importante evitar vacunar lechones virémicos a PRRS. Por éste y otros motivos, es importante determinar cuál es la situación frente a este patógeno en la explotación.
La conformación del equipo de vacunación es el primer paso para una buena vacunación de los animales. Con un equipo organizado se minimizan los errores por falta de organización o despistes.
La vacunación puede ser un momento muy estresante para el animal, por lo que debe ser previamente programada para contar con el personal suficiente en función del censo. Independientemente de si los integrantes del equipo son siempre los mismos o no, todos deben tener claro en todo momento quién forma parte del equipo de vacunación, qué tareas va a realizar cada uno y para qué.
El material de vacunación debe ser exclusivo para la vacunación para evitar contaminaciones cruzadas con otros productos que pudieran afectar a la eficacia de la vacuna. Además, este material debe mantenerse y sustituirse siempre que sea necesario.
En la Figura 2 podemos observar que la comprobación de la dosificación de las jeringas es el principal punto a mejorar, ya que el 70,4% de las explotaciones valoradas no lo comprobaba nunca.
Antes de iniciar la vacunación, el material debería estar limpio, desinfectado y seco |
Otro punto a tener en cuenta es que las vacunas son productos termolábiles y fotosensibles, es decir, se ven afectadas por efecto del calor y la luz, lo que provoca cambios en la estructura de los antígenos y, por tanto, una pérdida de eficacia de la vacuna.
Para controlar que la cadena de frío se conserva adecuadamente en todo momento, debe colocarse un termómetro de máximas y mínimas, a poder ser que permita registrar la temperatura sin abrir la nevera.
De los aspectos relacionados con la preparación de la vacuna, la manipulación bajo unas medidas de higiene y el atemperado son los factores de mayor riesgo en las granjas evaluadas.
Es importante comprobar la fecha de caducidad, y calcular las dosis que vamos a necesitar, para atemperar únicamente las dosis necesarias ya que las vacunas, cuando pierden la cadena de frío, tienen unas horas de vida útil.
Durante la vacunación cobra protagonismo el bienestar animal junto a una buena seguridad laboral de los integrantes del equipo de vacunación.
El 63,9% de las granjas no usaban ninguna otra medida de seguridad frente al 36% que usaba varias o alguna otra medida como tapones para los oídos, fajas o ropa protectora frente arañazos.
Finalizada la vacunación, hay que recoger y limpiar el material reutilizable, desechar adecuadamente el material no reutilizable y comprobar que todo el proceso se ha realizado correctamente. Este es el nodo con mayor margen de mejora.
Aspectos como el estado sanitario de los animales en el momento de la vacunación, comprobar la correcta dosificación de las jeringas, controlar la temperatura de la nevera, atemperar la vacuna adecuadamente, revacunar a los animales que han tenido reflujo y cambiar la aguja cada camada o 15 animales, son los aspectos más críticos a mejorar. |