La inseminación artificial es la técnica más utilizada en la producción porcina moderna. Uno de los principales motivos es que permite un rápido avance genético (Bortolozzo et al., 2005). El uso de esta técnica, ha aumentado el interés por desarrollar condiciones adecuadas para almacenar semen por largos períodos de tiempo sin afectar su fertilidad (Bordan et al., 2016).
Sin embargo, las características espermáticas del semen almacenado por períodos prolongados tienden a deteriorarse gradualmente, probablemente debido al estrés oxidativo generado durante su almacenamiento (Bordan et al., 2016; Vongpralub et al., 2016).
Los espermatozoides poseen naturalmente defensas intra y extracelulares que consisten en antioxidantes enzimáticos y no enzimáticos responsables de combatir el estrés oxidativo y la oxidación lipídica.
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