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La triple AAA o el ABC del sector porcino

agua

En la vida lo sencillo suele ser más efectivo y fácil que lo complicado, y la observación y la lógica (ciencia empírica) suele imponerse a la ciencia dura. Tanto para las personas como para los animales, el agua es un nutriente esencial.

Es un elemento mayoritario que conforma su cuerpo, que se necesita ingerir en mayor cantidad que el alimento sólido y, aun así, es la gran olvidada en el sector ganadero.

Se habla mucho, en la ganadería moderna, de precisión, de genética, etc. y se olvida que los tres pilares que la fundamentan son, por este orden:

Sí, la triple AAA, no confundir con la formada en 1882 y que tan funestos recuerdos nos trae.

El que es observador y actúa con lógica, ya se habrá dado cuenta de que el agua es alimento y que no puede ir separado de la alimentación.

Por tanto, lo lógico es hablar del oxígeno, del agua y de la ingesta sólida, es decir, aire, bebida y comida, el ABC, concepto que se desarrolló en 1987 a partir de unas declaraciones de W. Pareto y que, en la actualidad, podemos entender como la piedra angular, esencial o fundamental de algo.

En ganadería, tanto la A como la C, están más que desarrolladas, investigadas y en continua evolución. En cambio, la B (el agua) sigue siendo
la gran olvidada, ninguneada y apenas estudiada.

En las explotaciones y fábricas de pienso se realizan grandes inversiones en ventilación, estudios de efectividad, formulaciones, complementos, aditivos de nueva generación, etc. En cambio, el agua se contempla como algo básico, que aplicando un biocida cualquiera ya está en condiciones, se la incluye como un apartado más de bioseguridad y se investiga poco.

Por ello, ha llegado la hora de hablar del AGUA en mayúsculas, de ubicarla en el lugar que le corresponde, el segundo pilar fundamental de la ganadería, y de olvidarse de tratarla como un elemento secundario.

Si la consideramos como lo que es y la acondicionamos de manera correcta, la repercusión económica en cualquier explotación, del tipo y especie que sea, nos dará un retorno muy superior de lo que pensamos, y más con las normativas actuales de retirada de antibióticos y óxido de zinc más lo que pueda venir.

Es necesario, sin más dilación, acometer con profesionalidad este apartado y olvidarse que basta con aplicar un biocida. Es fundamental:

Por otro lado, no hay que olvidar que utilizamos el agua como vehículo para realizar todo tipo de tratamientos genéricos y que, muchas veces, producen precipitaciones en las tuberías que dificultan, en gran manera, que el agua potable llegue a los bebederos.

Algunas suplementaciones se alargan en el tiempo, minimizando el teórico efecto beneficioso que puedan tener y provocando problemas en las instalaciones. Pero este es tema para otro artículo, donde se analizaría en profundidad estos tratamientos y los sistemas que se están utilizando para realizarlos.

Y acabo como he empezado. La lógica de todo técnico, responsable de explotación o persona vinculada al sector, debería llevarlos a pensar profundamente en este ABC y situar el AGUA donde se merece. El sector lo agradecerá.

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