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Leptospirosis porcina y su tratamiento mediante el uso de Estreptomicina

Escrito por: Dra. Neilys González Benítez - Doctora en Ciencias Técnicas – Pinar del Río (Cuba)

La leptospirosis es una enfermedad aguda y febril causada por una bacteria del género Leptospira, que afecta sobre todo a los animales salvajes y domésticos.

En el cerdo, la leptospirosis se manifiesta a través de pérdidas reproductivas.

La infección endémica ocasiona pocas evidencias clínicas. Sin embargo, se refleja con frecuencia un desequilibrio inmunológico a través de los abortos, lechones nacidos muertos, lechones débiles o de baja viabilidad e infertilidad en cerdas.

Los antibióticos para el control de la leptospirosis siguen siendo los elegidos, en particular, el uso de la estreptomicina es considerado el antibiótico de elección para el tratamiento de elección. En el presente trabajo se propone como objetivo, implementar la dosificación adecuada de estreptomicina para el tratamiento frente a la leptospirosis porcina, dado el daño que esta enfermedad ocasiona al hígado y riñón de los cerdos.

 

INTRODUCCIÓN

La leptospirosis es una enfermedad causada por una bacteria (Leptospira interrogans) que tiene predilección por los riñones que también puede ocasionar problemas reproductivos (aborto, tercer trimestre casi a término y fiebre alta). Esta enfermedad afecta a numerosas especies animales, salvajes y domésticas, que son el reservorio y la fuente de infección para los humanos.

Las personas tienen el riesgo de enfermar debido al contacto con suelos contaminados con orina de animales infestados con leptospirosis.

Específicamente, la infección hacia los humanos ocurre, por el contacto con orina o tejidos de animales infectados, presentándose cuadros clínicos variables que van desde infecciones inaparentes, meningitis aséptica, hasta formas severas como el síndrome de Weil, (Heath et al., 1965 y Lee, 2000).

La leptospirosis es una enfermedad zoonótica (Thiermann, 1984), zoonótica que representa un riesgo elevado para la salud humana, y que genera elevadas pérdidas económicas en los sectores agropecuarios. Posee un comportamiento endémico.

Se trata de una infección sistémica, tanto en animales como el hombre, causada por varios serovares de Leptospira (Almenteros, 2004). Las infecciones por Leptospira son más graves en animales que no actúan como reservorios. Así, para cualquier serovar específico, la infección en el animal reservorio pasa a menudo inadvertida clínicamente, si bien en un animal receptivo puede tener resultados adversos.

La enfermedad es producida por serotipos de espiroquetas del género Leptospira. Este género contiene especies patógenas para los seres humanos (p.e., L. interrogans) y no patógenos (L. biflexia).

El complejo interrogans, con base en propiedades antigénicas, se subdivide a su vez en aproximadamente 180 serotipos. Estos 180 serotipos, por su comportamiento inmunológico, se han dividido en 18 subgrupos, y entre los más comunes se encuentran: L. icterohaemorrhagiae, L. autumnalis, L. canicola, L. pomona, L. australis, L. grippotyphosa, (Stallman, 1986).

Estos microorganismos tienen forma de espiral, son muy de 5-18 µm de longitud y 0,1-0,2 µm de ancho, tienden a formar un gancho aerobio que se ha diferenciado de otras espiroquetas patógenas y se puede cultivar en medios artificiales.

La patogenicidad de la leptospirosis puede ser el resultado de una asociación con otros agentes como Parvovirus porcino o el resultado de un desequilibrio fisiológico global. Esta enfermedad afecta a los riñones de los animales infectados, según refieren (Orrego, Giraldo de León y Valencia, 2003).

En el ganado porcino, la leptospirosis provoca pérdidas económicas de manera primaria por sus efectos sobre la reproducción, se estima que cerca de un 85% de las explotaciones testadas a nivel nacional son positivas a alguna serovariedad patógena de Leptospira.

Estos datos fueron obtenidos a través de análisis serológicos, mediante microaglutinación, de explotaciones sospechosas que muestran un cuadro de fallo reproductivo compatible con la leptospirosis porcina por lo que, previsiblemente, en términos globales la prevalencia sea menor (Aguarón y Farré, 2015).

La infección por Leptospira en los cerdos ocurre a través de las mucosas del tracto respiratorio, digestivo y de la conjuntiva (Pritchard, 2001), o a través de las lesiones en la piel. Estos microorganismos entran en sangre, se multiplican, y en un periodo de 2-7 días se detectan en vísceras. En un periodo de 5-10 días, se detectan anticuerpos circulantes aglutinantes (Pritchard, Little, Wrathall y Jones, 1985) y en este estadío el microorganismo se localiza en los túbulos renales y cesa la leptospiremia (Pritchard, Little, Wrathall y Jones, 1985).

Durante el proceso de la leptospiremia, la Leptospira cruza la placenta, infecta al feto y penetra en las cavidades serosas y se establece en líquido cerebroespinal y en los túbulos renales proximales, causando daños en el hígado y en otras vísceras, (Taylor, Guilford, Clark, Hale and Forster, 2001).

Cuando las infecciones son agudas se presencia una hemoglobinuria, ictericia, anorexia y uremia terminal.

Cuando la infección no lleva a la muerte, la Leptospira se elimina por orina (Cargill, Davost, 1981), variando la duración según cada animal y según cada serovar (Hathaway, Little, Wrathall, 1981).

Por otra parte, es de destacar que cuando ocurre infección por Leptospira en cerdas gestantes y la invasión fetal ocurre sin que el feto haya desarrollado una adecuada respuesta inmunitaria, el resultado es la muerte del feto seguida de reabsorción, aborto o nacido muerto.

En los casos de infección en las cerdas gestantes al inicio de la gestación, el embrión es reabsorbido y se observa un fallo de gestación habiendo un bajo porcentaje de partos, (Taylor, Guilford, Clark, Hale y Forster, 2001); (Frantz, Hanson, Brown, 1989).

Cuando la infección se establece al final de la gestación se ve reducido el tamaño de los lechones. Si la infección ocurre cuando el feto está en desarrollo, se crea una respuesta inmunitaria y el suero de los lechones nacidos muertos contendrá anticuerpos frente a Leptospira y, en estos casos puede diagnosticarse la leptospirosis desde los fluidos fetales, (Frantz, Hanson, Brown, 1989).

 

Las infecciones antes referidas son las que mayores pérdidas económicas ocasionan, sin embargo, existen otras infecciones a tener en cuenta, que ocasionan daños significativos en la producción porcina.

Los signos clínicos que con frecuencia se observan en las explotaciones porcinas son abortos con fetos sin lesiones, cerdos nacidos muertos, mortalidad neonatal elevada y disminución del tamaño de la camada (Andre-Fontaine, Ganiere, 1990); (Ellis, Montgomery, McParland, (1989).

El diagnóstico de la leptospirosis en porcino se torna complejo. Se basa en el cultivo del organismo o en la demostración serológica, lo que provoca retraso en un diagnóstico certero y rápido para controlar a tiempo la enfermedad.

El cuadro clínico se complica y tiende a confundir a la hora de aplicar un tratamiento oportuno. La leptospirosis en cerdos cursa de forma similar a otras patologías que se deben considerar en el diagnóstico diferencial, p.e., fiebres de origen desconocido, hepatitis agudas virales, colangitis, salmonelosis, sepsis por otras bacterias, meningitis, encefalitis, etc.

Medina, Alarcón, Leyva y González (2018), refieren que el diagnóstico clínico de la leptospirosis en cerdos es complejo, ya que la enfermedad es difícil de detectar por la variedad de serotipos existentes.

Algunas variedades muestran un comportamiento endémico estable y se mantienen en hospederos específicos o de mantenimiento, mientras que otras ocurren como infecciones incidentales.

Los cerdos actúan como hospedadores de mantenimiento para L. pomona, L. australis y L. tarassovi, mientras que L. canicola, icterohaemorrhagiae, hardjo y grippotyphosa se presentan en animales de granja, silvestres o en plagas, como ratas y ratones.

Debido a la complejidad que presenta el diagnóstico de la leptospirosis, al presentar los cerdos en el inicio de la enfermedad pocos signos, y los que presentan son esporádicos y a veces inaparentes, según los citados autores, el tratamiento también se torna complicado porque se puede aplicar alguno que no sea eficaz, ocasionando una afección mayor.

Para un adecuado tratamiento se debe tener en cuenta una serie de medidas que incluyen tratamiento, vacunación y la aplicación de procedimientos de bioseguridad.

El empleo de antibióticos para el tratamiento y control de la leptospirosis resulta eficaz, pero también es importante el control de roedores y la vacunación que se realiza combinada con Parvovirus.

En el mercado existen diversos productos que permiten alcanzar el éxito en el tratamiento de la leptospirosis porcina.

Dentro de los productos para el éxito del tratamiento de la leptospirosis se encuentran los antibióticos. Entre los indicados para su control se encuentran la penicilina, penicilinas semisintéticas, estreptomicina, doxiciclina y tiamulina, antibióticos que ofrecen resultados satisfactorios, aunque el más efectivo es la estreptomicina.

La estreptomicina responde satisfactoriamente frente a la Leptospira, una bacteria gramnegativa perteneciente al orden Spirochaetales y a la familia Leptospiraceae, que son helicoidales y aerobias obligadas. Dentro de los factores de virulencia de las leptospiras patógenas se encuentran endotoxinas, hemolisinas esfingomielinasa fosfolipasa y proteínas superficiales de adherencia, lo que favorece el uso de la estreptomicina en el tratamiento de la leptospirosis.

La estreptomicina es uno de los medicamentos más recomendados. Para aplicarlo, en primer lugar, los animales enfermos deben medicarse vía parenteral con estreptomicina a una dosis de 25 mg/kg de peso corporal, en una sola dosis o en periodos de tres a cinco días.

Para reducir la presencia de abortos y los fallos reproductivos se recomiendan los tratamientos inyectables en hembras una semana antes de la cubrición y dos semanas tras el parto.

La estreptomicina es un antibiótico del grupo de los aminoglucósidos aislado de los cultivos del Streptomyces griseus, de acción bactericida. Se absorbe perfectamente por vía intramuscular, alcanzando niveles hemáticos efectivos a las tres horas, disminuyendo lentamente a partir de la séptima hora.

En cambio, por vía digestiva su absorción es casi nula por lo que carece de toxicidad y de ahí su empleo en el tratamiento de infecciones intestinales.

El tratamiento con la estreptomicina difunde a todos los tejidos, incluida la barrera hematoencefálica cuando las meninges están inflamadas, eliminándose la cantidad administrada intramuscularmente casi completamente en forma activa por el riñón y una fracción menor por la bilis. Es por ello que el tratamiento de la leptospira resulta efectivo este medicamento.

Cuando se confirma la infección por Leptospira se consideran portadores a todos los animales. Es por ello que, además de introducir el sistema de la medicación estratégica inyectable en hembras, también se recomienda medicar a los verracos, en el mismo periodo, con estreptomicina (25 mg/kg de peso corporal) de tres a cinco días.

Las prácticas de manejo que eliminen las poblaciones de roedores e impidan la contaminación del alimento y el agua por la orina, también contribuirán en gran medida a sanear el ambiente, siendo importante tener suelos bien cementados y con buen drenaje para evitar corrales encharcados, así como eliminar el acceso a beber en lagunas y charcas.

Los roedores, mascotas y la fauna silvestre local pueden estar también infectados y contribuir a la diseminación de la leptospirosis.

La medicación con estreptomicina, ha mostrado buenos resultados en el tratamiento de la leptospirosis porcina al usar dihidroestreptomicina/penicilina G (25 mg/kg de peso corporal) de tres a cinco días. Tratamiento que se puede repetir si hay una reinfección.

La implementación de medidas estrictas de bioseguridad, como la higiene de los empleados y de los animales, programas de limpieza y desinfección de las instalaciones o tratamiento y filtración del agua de bebida es recomendable para el control de la leptospirosis en cerdo.

El tratamiento de la leptospirosis puede resultar complicado, ya que la respuesta a los antibióticos en un brote agudo es variable.

 

TRATAMIENTO DE LA LEPTOSPIROSIS PORCINA

La interrupción de la leptospirosis porcina, según refieren García Peña y et al., (2014), requiere de la utilización de medidas complementarias entre sí, como el tratamiento con antibióticos, la vacunación y la profilaxis higiénico-sanitaria, para evitar las pérdidas económicas derivadas de la introducción de esta infección en una explotación.

La leptospirosis puede ser tratada con inyecciones de penicilina, penicilinas semisintéticas y animales con enfermedad aguda. Sin embargo, para la prevención de los abortos se recomienda el uso de inyecciones de estreptomicina (25 mg/kg) en una sola dosis o con tratamientos de tres a cinco días.

La estreptomicina es un potente antibiótico aislado del Streptomyces griseus por Waksman y colaboradores en 1943, fue el primer aminoglucósido introducido para la terapia antimicrobiana.

La dihidroestreptomicina se obtiene a partir de la reducción de estreptomicina.

La estreptomicina y dihidroestreptomicina son agentes terapéuticos muy valiosos a causa de su efectividad sobre las bacterias gramnegativas. También aumentan la actividad de otros fármacos que son activos solamente sobre las bacterias grampositivas.

El método de elección para el tratamiento de las infecciones generales es la administración de estreptomicina por vía intramuscular. También puede usarse la inyección subcutánea, la inyección intravenosa de estreptomicina o de dihidroestreptomicina no se recomienda por la posibilidad de intoxicación aguda fatal, tromboflebitis y choque.

La administración oral de estreptomicina o dihidroestreptomicina es satisfactoria para el tratamiento de las infecciones entéricas, pero no para la terapéutica de las infecciones generales porque se absorbe poco.

La aplicación tópica está contraindicada por su escasa absorción y por el riesgo de sensibilización y desarrollo de resistencias.

La estreptomicina es especialmente efectiva contra Pasteurella, Brucella, Hemophilus, Salmonella, Klebsiella, Shigella y Mycobacterium y en la Leptospirosis. Esencialmente la dihidroestreptomicina es igual a la estreptomicina en cuanto a su acción antibacteriana.

El tratamiento de la Leptospirosis con estreptomicinas a las cerdas gestantes, una semana antes de la cubrición y dos semanas antes del parto, ha mostrado resultados eficaces en la prevención de pérdidas reproductivas.

Basado en lo antes referido para el tratamiento de la leptospirosis en cerdos, y de acuerdo al impacto que posee esta enfermedad en las cerdas gestantes, se recomienda implementar la dosificación adecuada de estreptomicina para el tratamiento frente a la infección por Leptospira, dado el daño que esta enfermedad ocasiona al hígado y riñón de los cerdos.

Utilizar estreptomicina (25 mg/kg) en una sola dosis o con tratamientos de tres a cinco días, contribuye a la disminución de los abortos, lo que es útil para obtener producciones eficaces en cerdos.

 

RESULTADOS 

Los tratamientos con estreptomicina, al ser aplicados una semana antes de la cubrición y dos semanas antes del parto, contribuyen a la disminución de pérdidas reproductivas.

El uso de la estreptomicina para el tratamiento de la leptospirosis, evita la existencia de camadas cortas, uno de los efectos perjudiciales de la leptospirosis.

Poseer adecuadas condiciones ambientales contribuye a un bajo grado de infección de los animales en una explotación.

El sistema de producción, el manejo y las instalaciones, así como la virulencia de la serovariedad y la susceptibilidad del hospedador, mejoran cuando las condiciones ambientales son las recomendadas para el cuidado y conservación de la salud animal.

 

CONCLUSIONES

Las infecciones por Leptospira están presentes en cerdos de todo el mundo, en granjas intensivas, extensivas, jabalíes y cerdos silvestres.

El tratamiento de la leptospirosis porcina se basa en una serie de medidas que incluyen tratamiento, vacunación y la aplicación de procedimientos de bioseguridad, que es sin duda el factor principal en la prevención de la enfermedad.

Para eficientes producciones porcinas y contrarrestar las pérdidas que ocasiona la leptospirosis porcina, se recomienda el uso de la estreptomicina.

Antibiótico del grupo de los aminoglucósidos aislado de los cultivos del Streptomyces griseus, de acción bactericida, por lo que en la actualidad y con el fin de evitar la reaparición de leptospirosis en la explotación, todas las cerdas reciben un tratamiento postparto con estreptomicina.

Los aminoglucósidos permanecen como una clase de antimicrobianos de uso habitual y eficaz en la práctica clínica. A pesar de que existen diversos mecanismos de resistencia continúan siendo activos frente a gran parte de los bacilos gramnegativos aerobios.

En la actualidad, aunque pueden utilizarse en monoterapia en las infecciones urinarias, se utilizan fundamentalmente en combinación con betalactámicos en infecciones graves por bacilos gramnegativos.

Los conocimientos sobre los parámetros farmacocinéticos y farmacodinámicos han sugerido su uso en monodosis, cuya eficacia ha sido similar a la administración en multidosis en diversos estudios, los cuales también han demostrado una tendencia a menor toxicidad.

 

REFERENCIAS

Aguarón, A., Farré, C. (2015). Las especies patógenas de leptospiras son las que tienen un interés cada vez más reciente en la producción porcina actual, porciNews.

Almenteros, C., Arrieta, G. (2004). Seroprevalencia de leptospirosis porcina en el Departamento de Córdoba. Universidad de Córdoba, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Instituto de Investigaciones Biológicas del Trópico, Montería Córdoba

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