La leptospirosis es una enfermedad aguda y febril causada por una bacteria del género Leptospira, que afecta sobre todo a los animales salvajes y domésticos.
En el cerdo, la leptospirosis se manifiesta a través de pérdidas reproductivas.
Los antibióticos para el control de la leptospirosis siguen siendo los elegidos, en particular, el uso de la estreptomicina es considerado el antibiótico de elección para el tratamiento de elección. En el presente trabajo se propone como objetivo, implementar la dosificación adecuada de estreptomicina para el tratamiento frente a la leptospirosis porcina, dado el daño que esta enfermedad ocasiona al hígado y riñón de los cerdos.
INTRODUCCIÓN
La leptospirosis es una enfermedad causada por una bacteria (Leptospira interrogans) que tiene predilección por los riñones que también puede ocasionar problemas reproductivos (aborto, tercer trimestre casi a término y fiebre alta). Esta enfermedad afecta a numerosas especies animales, salvajes y domésticas, que son el reservorio y la fuente de infección para los humanos.
Específicamente, la infección hacia los humanos ocurre, por el contacto con orina o tejidos de animales infectados, presentándose cuadros clínicos variables que van desde infecciones inaparentes, meningitis aséptica, hasta formas severas como el síndrome de Weil, (Heath et al., 1965 y Lee, 2000).
La enfermedad es producida por serotipos de espiroquetas del género Leptospira. Este género contiene especies patógenas para los seres humanos (p.e., L. interrogans) y no patógenos (L. biflexia).
La patogenicidad de la leptospirosis puede ser el resultado de una asociación con otros agentes como Parvovirus porcino o el resultado de un desequilibrio fisiológico global. Esta enfermedad afecta a los riñones de los animales infectados, según refieren (Orrego, Giraldo de León y Valencia, 2003).
La infección por Leptospira en los cerdos ocurre a través de las mucosas del tracto respiratorio, digestivo y de la conjuntiva (Pritchard, 2001), o a través de las lesiones en la piel. Estos microorganismos entran en sangre, se multiplican, y en un periodo de 2-7 días se detectan en vísceras. En un periodo de 5-10 días, se detectan anticuerpos circulantes aglutinantes (Pritchard, Little, Wrathall y Jones, 1985) y en este estadío el microorganismo se localiza en los túbulos renales y cesa la leptospiremia (Pritchard, Little, Wrathall y Jones, 1985).
Durante el proceso de la leptospiremia, la Leptospira cruza la placenta, infecta al feto y penetra en las cavidades serosas y se establece en líquido cerebroespinal y en los túbulos renales proximales, causando daños en el hígado y en otras vísceras, (Taylor, Guilford, Clark, Hale and Forster, 2001).
Las infecciones antes referidas son las que mayores pérdidas económicas ocasionan, sin embargo, existen otras infecciones a tener en cuenta, que ocasionan daños significativos en la producción porcina.
Los signos clínicos que con frecuencia se observan en las explotaciones porcinas son abortos con fetos sin lesiones, cerdos nacidos muertos, mortalidad neonatal elevada y disminución del tamaño de la camada (Andre-Fontaine, Ganiere, 1990); (Ellis, Montgomery, McParland, (1989).
Medina, Alarcón, Leyva y González (2018), refieren que el diagnóstico clínico de la leptospirosis en cerdos es complejo, ya que la enfermedad es difícil de detectar por la variedad de serotipos existentes.
Algunas variedades muestran un comportamiento endémico estable y se mantienen en hospederos específicos o de mantenimiento, mientras que otras ocurren como infecciones incidentales.
Los cerdos actúan como hospedadores de mantenimiento para L. pomona, L. australis y L. tarassovi, mientras que L. canicola, icterohaemorrhagiae, hardjo y grippotyphosa se presentan en animales de granja, silvestres o en plagas, como ratas y ratones.
Debido a la complejidad que presenta el diagnóstico de la leptospirosis, al presentar los cerdos en el inicio de la enfermedad pocos signos, y los que presentan son esporádicos y a veces inaparentes, según los citados autores, el tratamiento también se torna complicado porque se puede aplicar alguno que no sea eficaz, ocasionando una afección mayor.
En el mercado existen diversos productos que permiten alcanzar el éxito en el tratamiento de la leptospirosis porcina.
La estreptomicina es uno de los medicamentos más recomendados. Para aplicarlo, en primer lugar, los animales enfermos deben medicarse vía parenteral con estreptomicina a una dosis de 25 mg/kg de peso corporal, en una sola dosis o en periodos de tres a cinco días.
Para reducir la presencia de abortos y los fallos reproductivos se recomiendan los tratamientos inyectables en hembras una semana antes de la cubrición y dos semanas tras el parto.
La estreptomicina es un antibiótico del grupo de los aminoglucósidos aislado de los cultivos del Streptomyces griseus, de acción bactericida. Se absorbe perfectamente por vía intramuscular, alcanzando niveles hemáticos efectivos a las tres horas, disminuyendo lentamente a partir de la séptima hora.
El tratamiento con la estreptomicina difunde a todos los tejidos, incluida la barrera hematoencefálica cuando las meninges están inflamadas, eliminándose la cantidad administrada intramuscularmente casi completamente en forma activa por el riñón y una fracción menor por la bilis. Es por ello que el tratamiento de la leptospira resulta efectivo este medicamento.
Los roedores, mascotas y la fauna silvestre local pueden estar también infectados y contribuir a la diseminación de la leptospirosis.
La interrupción de la leptospirosis porcina, según refieren García Peña y et al., (2014), requiere de la utilización de medidas complementarias entre sí, como el tratamiento con antibióticos, la vacunación y la profilaxis higiénico-sanitaria, para evitar las pérdidas económicas derivadas de la introducción de esta infección en una explotación.
La leptospirosis puede ser tratada con inyecciones de penicilina, penicilinas semisintéticas y animales con enfermedad aguda. Sin embargo, para la prevención de los abortos se recomienda el uso de inyecciones de estreptomicina (25 mg/kg) en una sola dosis o con tratamientos de tres a cinco días.
La estreptomicina es especialmente efectiva contra Pasteurella, Brucella, Hemophilus, Salmonella, Klebsiella, Shigella y Mycobacterium y en la Leptospirosis. Esencialmente la dihidroestreptomicina es igual a la estreptomicina en cuanto a su acción antibacteriana.
El tratamiento de la Leptospirosis con estreptomicinas a las cerdas gestantes, una semana antes de la cubrición y dos semanas antes del parto, ha mostrado resultados eficaces en la prevención de pérdidas reproductivas.
Basado en lo antes referido para el tratamiento de la leptospirosis en cerdos, y de acuerdo al impacto que posee esta enfermedad en las cerdas gestantes, se recomienda implementar la dosificación adecuada de estreptomicina para el tratamiento frente a la infección por Leptospira, dado el daño que esta enfermedad ocasiona al hígado y riñón de los cerdos.
Utilizar estreptomicina (25 mg/kg) en una sola dosis o con tratamientos de tres a cinco días, contribuye a la disminución de los abortos, lo que es útil para obtener producciones eficaces en cerdos.
Los tratamientos con estreptomicina, al ser aplicados una semana antes de la cubrición y dos semanas antes del parto, contribuyen a la disminución de pérdidas reproductivas.
Las infecciones por Leptospira están presentes en cerdos de todo el mundo, en granjas intensivas, extensivas, jabalíes y cerdos silvestres.
Para eficientes producciones porcinas y contrarrestar las pérdidas que ocasiona la leptospirosis porcina, se recomienda el uso de la estreptomicina.
Antibiótico del grupo de los aminoglucósidos aislado de los cultivos del Streptomyces griseus, de acción bactericida, por lo que en la actualidad y con el fin de evitar la reaparición de leptospirosis en la explotación, todas las cerdas reciben un tratamiento postparto con estreptomicina.
Los aminoglucósidos permanecen como una clase de antimicrobianos de uso habitual y eficaz en la práctica clínica. A pesar de que existen diversos mecanismos de resistencia continúan siendo activos frente a gran parte de los bacilos gramnegativos aerobios.
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