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Memoria porciFORUM 2020 – Joaquim Segalés

Joaquim Segalés se licenció en veterinaria en 1991 por la Universitat Autònoma de Barcelona. Después de 15 meses de estancia en la University of Minnesota, presentó su tesis doctoral por la UAB en 1996. Desde ese año, y hasta la actualidad, forma parte del profesorado de la UAB, impartiendo docencia en anatomía patológica y clínica/producción de cerdos en distintos planes de estudios. También desde esa fecha es un patólogo del Servei de Diagnòstic de Patologia Veterinaria de la UAB. El Dr.Segalés obtuvo su Diplomatura por el European College of Veterinary Pathologists (ECVP) en el año 2000 y por el European College of Porcine Health Management (ECPHM) en 2004. De hecho, fue fundador del ECPHM y su presidente en el período 2013-16. Desde el año 2000 es investigador adscrito al Centre de Recerca en Sanitat Animal (CReSA), actualmente el programa de investigación en sanidad animal del Institut de Recerca en Tecnologia Agroalimentàries (IRTA). Su carrera científica se ha focalizado en las enfermedades del cerdo, trabajando tanto en infecciones víricas como bacterianas de esta especie. Durante su carrera profesional ha presentado múltiples ponencias nacionales e internacionales y es co-autor de más de 300 artículos científicos internacionales.

¿Qué sabemos del complejo respiratorio porcino?

Actualmente, el Complejo Respiratorio Porcino (CRP) se define genéricamente como aquel proceso respiratorio de origen multifactorial (factores infecciosos y no infecciosos) que puede afectar a animales desde la transición hasta finalización.

El abordaje diagnóstico del CRP debe ser clínico, epidemiológico, patológico y laboratorial, ya que estos cuatro elementos se entrelazan ineludiblemente. Si bien, la parte clínica, epidemiológica y patológica (necropsias) ejercida por el veterinario de granja permite establecer una sospecha, la posibilidad de desgranar específicamente los elementos infectocontagiosos involucrados pasa por un estudio laboratorial.

Dada la variabilidad y complejidad causal del CRP, el tratamiento y prevención del mismo también será multifactorial y deberá ser establecido de forma individualizada por granja.

Los trabajos de Robert Koch en las últimas décadas del siglo XIX permitieron ordenar de una forma lógica y coherente los hallazgos científicos en relación a la causalidad de las enfermedades. De hecho, los Postulados de Koch-Henle permiten, inequívocamente, la asociación causal entre un determinado agente etiológico y una enfermedad.

No obstante, ya en la segunda mitad del siglo XX, se constató que estas reglas se cumplían de forma clara con una serie de patógenos, pero no con otros. Todo ello llevó llevó a reformular las hipótesis de causalidad de enfermedad y a mediados de los años 70 se publicaron los Postulados de Evans.

La característica fundamental de estos nuevos postulados fue el requerimiento que la asociación entre un factor causal hipotético y la enfermedad en cuestión fuera estadísticamente significativa. Ello supuso que se daba más peso a las comparaciones entre grupos de individuos que a la asociación individualizada de las condiciones patológicas. Este hecho fue fundamental para entender el concepto de multifactorialidad en el contexto de las enfermedades infecciosas.

Es precisamente esa multifactorialidad, tanto desde un punto de vista etiológico como de factores desencadenantes o facilitadores, la que ha llevado a utilizar la terminología “complejo de enfermedad”. Por tanto, denominamos Complejo de Enfermedad a aquella condición clínico-patológica cuya causalidad es de origen multifactorial.

Por esa misma razón, el abordaje diagnóstico, así como de la prevención y control del mismo, implicará también tener en cuenta y contrarrestar múltiples factores y agentes, con lo cual será, por definición, difícil y complejo.

El objetivo de esta revisión es repasar aquellos aspectos más sobresalientes y actuales del complejo respiratorio porcino.

 

DEFINIENDO EL COMPLEJO RESPIRATORIO PORCINO (CRP)

En condiciones de campo, lo habitual es que en una granja circulen distintos agentes etiológicos a lo largo del proceso de producción. En algunos casos esta circulación es independiente, pero en otros la coincidencia en el espacio y el tiempo de varios agentes etiológicos y unas condiciones de producción determinadas pueden desencadenar enfermedad clínica.

Es por ello que a veces se piensa erróneamente qué algún factor de origen externo ha provocado esta situación, cuando mayoritariamente el “enemigo” está, o ha estado siempre dentro de la propia granja.

El término específico de Complejo de Enfermedad Respiratoria Porcina (en inglés Porcine Respiratory Disease Complex) fue inicialmente descrito en Estados Unidos para definir brotes graves de enfermedad respiratoria en cerdos de finalización, de ahí que se utilizara la terminología de “la pared de las 18 semanas” (18-week wall). Esta condición se caracterizaba clínicamente por:

 

Lógicamente, la afectación de animales de engorde-finalización implica que se trata de un proceso económicamente muy costoso.

A partir de esta definición, la terminología se ha ido adaptando a circunstancias cada vez más amplias, dado que la clínica no es exclusiva de animales de engorde a partir de las 18 semanas de vida.

Es por ello que, actualmente, se habla más genéricamente de Complejo Respiratorio Porcino (CRP) como aquel proceso respiratorio de origen multifactorial (factores infecciosos y no infecciosos) que puede afectar a animales desde la transición hasta finalización.

Cabe destacar que la multifactorialidad en los procesos respiratorios es una constante (i.e., un agente etiológico en combinación con factores desencadenantes no infecciosos), pero se utiliza la terminología CRP cuando específicamente existen dos o más agentes infecciosos involucrados en el proceso clínico.

ABORDAJE DIAGNÓSTICO DEL CRP

El abordaje diagnóstico del CRP debe ser:

Los cuatro elementos se entrelazan ineludiblemente, dado que la parte clínica, epidemiológica y patológica (necropsias) ejercida por el veterinario de granja permite establecer una sospecha muy fuerte del CRP, pero la posibilidad de desgranar específicamente los elementos infecto-contagiosos (Tabla 1) involucrados pasa por un estudio laboratorial.

No se debe olvidar que el establecimiento de factores no infecciosos potencialmente desencadenadores o facilitadores del problema clínico debe ser realizado por el veterinario responsable de la granja. En todos los casos es importante diferenciar la enfermedad respiratoria causada por un agente infeccioso concreto de lo que es un CRP.

En las primeras descripciones de CRP se consideró que la coincidencia de dos patógenos, PRRSV y M. hyopneumoniae, era prácticamente una constante. Dado que son agentes relativamente endémicos en muchos países, no es de extrañar su coincidencia en el espacio y el tiempo, pero ello no implica que pueda haber casos de CRP causado por otras combinaciones de agentes infecciosos y elementos no infecciosos.

Por tanto, se recomienda que en el establecimiento de un diagnóstico etiológico de CRP se intenten descartar al menos aquellos agentes más significativos (Tabla 1). Cada granja tiende a tener una combinación única de patógenos y factores de riesgo que implica un abordaje específico de cada explotación; las generalizaciones no suelen ser válidas en los complejos de enfermedad.

Tan importante como conocer los agentes infecciosos involucrados en un escenario de CRP será reconocer los factores no infecciosos que puedan estar contribuyendo a agravar el cuadro.

Generalmente, son factores que incrementan la transmisión o diseminación de los patógenos, ya sea dañando directamente el tracto respiratorio o bien creando unas condiciones de producción inadecuadas que incrementan el estrés y disminuyen el bienestar del animal.

Los factores no infecciosos que contribuyen a agravar un proceso respiratorio incluyen:

 

TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN DEL CRP

Dada la variabilidad y complejidad causal del CRP, el tratamiento y prevención del mismo también será multifactorial y deberá ser establecido de forma individualizada por granja. Los factores clave en la prevención se resumirían en:

A pesar de que estas medidas genéricas son bien conocidas y aceptadas por veterinarios y granjeros, la implementación real de las mismas es cuestionable en muchas granjas. De hecho, tienden a relajarse en períodos de ausencia o mínima enfermedad, y de difícil re-implementación en el corto plazo cuando el proceso clínico se encuentra en fase aguda.

Una vez el CRP se encuentra en su fase aguda, existirá una marcada dificultad de control a corto plazo, aunque ello dependerá de los agentes infecciosos involucrados y del papel que jueguen los factores no infecciosos.

La primera medida debería ser eliminar la causa que ha desencadenado el proceso clínico, pero en muchos casos se desconoce cuál es esta causa.

Por otro lado, la circulación de agentes víricos y bacterianos que se produce en cada caso puede suponer una marcada variabilidad en las consecuencias de los procesos, dado que la interacción vírico-vírico, vírico-bacteriana o bacteriana-bacteriana será distinta en cada caso.

En el corto plazo, el elemento fundamental será el tratamiento de las infecciones bacterianas a través de una aproximación antibiótica terapéutica.

En todos los casos, se recomienda una intervención con el uso de antibióticos lo más pronto posible, intentando controlar a los agentes bacterianos en su fase más aguda del proceso; las intervenciones tardías tienden a tener escaso efecto.

De ahí el interés creciente en metodologías que permiten una detección precoz de enfermedades respiratorias, especialmente a través de la detección de incrementos de temperatura corporal de los animales y de toses y estornudos. Estas nuevas tecnologías, mínimamente usadas en la actualidad, serán sin duda elementos fundamentales en la vigilancia sindrómica intra-granja en el futuro.

 

CONCLUSIONES

El CRP continúa siendo una entidad de elevado coste económico para la industria porcina mundial. Aunque se dispone de las tecnologías diagnósticas para establecer qué agentes etiológicos puedan estar involucrados en el mismo, es fundamental establecer los patrones clínicos, epidemiológicos y patológicos en cada granja, incluyendo los factores causales/desencadenantes no infecciosos, lo que conlleva que el veterinario responsable sea el único que pueda establecer un diagnóstico global de una entidad multifactorial como el CRP.

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