Roberto Bautista Moreno es licenciado en veterinaria desde 1990 por la Universidad de Zaragoza. Comenzó su trayectoria profesional en el sector ovino, trabajando en ADSs y Cooperativas de comercialización de lechazo en Soria. Posteriormente realizó labores comerciales (laboratorio veterinario). Ha trabajado en el mundo de la integración ganadera, primero en el sector de vacuno de carne, y desde 1998 en el sector porcino, en la empresa Inga Food S.A. Actualmente es el responsable de la integración en Aragón y Navarra. Además, es socio de la AVPA.
¿Cómo afrontaremos el reto de la caudofagia sin el corte de colas?
El sector porcino europeo, como cualquier otro sector, trabaja bajo el amparo de un marco legal que regula y establece normas y prohibiciones.
Existe una presión creciente por parte de la sociedad europea para que los ganaderos presten especial interés al bienestar animal. Los consumidores demandan productos generados bajo buenos estándares de bienestar animal.
Hay que tener claro que la producción porcina siempre ha tenido presente el bienestar animal. Es imposible producir cerdos sin el cuidado de los granjeros, y sin las instalaciones adecuadas para que el animal esté en un estado de confort.
El cerdo no desarrollará su potencial si no hay un entorno adecuado y óptimos cuidados.
Siempre se tiene que tener en cuenta la economía. Los mercados globales y la competencia marcan también nuestra producción. El sector porcino es muy dinámico, y decisiones estratégicas equivocadas pueden suponer la salida del negocio y la desaparición de empresas y granjeros.
Las empresas debemos atender todos los requerimientos anteriores. Es nuestro trabajo.
En el marco de la prevención de la caudofagia y de la producción de cerdos sin raboteo, se han realizado diferentes pruebas en nuestra empresa, de manera discontinua y muchas veces sin el seguimiento documental adecuado.
En 2018 se planteó realizar una prueba dejando de rabotear todos los lechones de una granja de reproductoras. Había una fecha de inicio, y se planteó sin fecha de finalización, a expensas de la evolución y resultados en todas las fases de la producción (transición, cebo).
La población y el control de la prueba nos iban a dar unos resultados estadísticamente significativos.
Una de las condiciones que se buscó a la hora de determinar las granjas, era que las elegidas en la prueba fueran granjas estándar. Granjas con resultados medios, con instalaciones y manejos dentro de los rangos normales de producción de la empresa y, por decirlo de alguna manera, de la producción porcina española.
La prueba en la granja de reproductoras duró 2 meses. Hubo que volver al raboteo de los lechones debido al impacto que hubo en el incremento de caudofagia, con clínica y mortalidad muy significativas, a partir del mes del inicio de la prueba.
«La empresa sigue realizando controles y pruebas. Hay que respetar la ley, a la vez que producir de la manera más eficiente posible.»