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Moscas: la mayor plaga en ganadería porcina

Las plagas constituyen un problema importante de bioseguridad en granjas. Las que comúnmente despiertan mayor concienciación en porcino son las de roedores. No obstante, nos encontramos otras plagas con las que incluso nos hemos acostumbrado a convivir, pero igualmente causan un fuerte impacto económico: las moscas.

Existen más de 110.000 especies de moscas en el mundo, pero 4 son las que más nos encontramos en las granjas porcinas:

Mosca doméstica (Musca domestica)

Mosca doméstica pequeña (Fannia canicularis)

Mosca del drenaje (Díptera psychodidae)

Mosca del establo (Stomoxys calcitrans)

 

CICLO VITAL Y HÁBITOS DE LAS MOSCAS

El ciclo vital de las moscas es similar en las distintas especies: tras la cópula, la hembra pone paquetes de huevos fecundados. Dependiendo de la especie, la materia orgánica donde depositen los huevos pueden ser excrementos, materia orgánica en descomposición, fermentación, o incluso hay moscas que los ponen en los propios animales, parasitándolos.

Los huevos eclosionan y salen las larvas, que pasarán por tres estados hasta finalmente formar la pupa, de la cual emergerán los adultos.

Además del estrés en los cerdos por las molestias que causan las moscas y de los efectos de éste, difícil de cuantificar con respecto a otras fuentes de estrés, la importancia de la mosca en el bienestar del cerdo se centra en la transmisión de múltiples enfermedades.

Lo habitual en el porcino es que se encuentren las tres primeras especies de moscas que hemos citado. Éstas, mediante los jugos secretados para disolver el alimento (como la mosca común), o mediante sus excrementos, contaminan las superficies con los gérmenes con los que han contactado.

Asimismo, también portarán patógenos que se hayan adherido a sus patas, a sus alas, o a las sedas que cubren su cuerpo.

La mosca de los establos, a diferencia de las anteriores, tiene un aparato bucal picador, mediante el cual chupa la sangre de los animales. Aunque es más habitual en ganadería bovina o equina, es capaz de viajar varios kilómetros en busca de comida, y puede picar a cualquier mamífero, incluyendo el cerdo y las personas.

PATÓGENOS TRANSMISIBLES Y CONSECUENCIAS SANITARIO-ECONÓMICAS

Según alimentación, radio de acción y especies de preferencia, pero sobre todo según mecanismo de transmisión, serán unos patógenos u otros los que transmita cada especie de mosca:

Trasmitidos de los fómites, en la ganadería porcina, podríamos encontrar:

Nematodos: Ascaris, Trichuris, Taenia.

Protozoos: Giardia. Coccidios: Cryptosporidium.

Bacterias: Salmonella, Escherichia coli, Staphylococcus, Streptococcus, Corynebacterium, Bacillus, Campylobacter,…

Virus: Pestivirus (causante de la peste porcina clásica, erradicada en España desde 1986), Arterivirus (género al que pertenece el virus del PRRS, actualmente una de las más importantes enfermedades infecciosas porcinas).

Y aunque la mosca de los establos no es común en las explotaciones porcinas, habrá que tener en cuenta las enfermedades que podría transmitir:

Bacterias: Staphylococcus hyicus (dermatitis exudativa), Mycoplasma.

Virus: Asfivirus (peste porcina africana), Circovirus (PCV2).

La mayoría de estos agentes etiológicos deben controlarse mediante buenas pautas de higiene y desinfección.

También hay que tener en cuenta que muchos de éstos provocan enfermedades zoonóticas, con lo que ganan importancia las moscas como problema de salud pública.

Y aunque cada vez menos, gracias al uso más racionalizado de los antibióticos, no hay que olvidar que muchas de esas bacterias pueden haber desarrollado resistencias a antibióticos, con lo que la importancia de las moscas de cara a salud pública adquiere una vertiente doble.

Con respecto a las pérdidas económicas que provocan las moscas, existen estudios que analizan su impacto. Un ejemplo fue un ensayo realizado en 2012 en dos salas de engorde ubicadas en Alemania:

Cada sala tenía una superficie de 1.235 m2 .

En la sala 1 ingresaron 1.467 cerdos el 27 de mayo, con un peso promedio de 28,3 Kg.

En la sala 2 ingresaron 1.485 cerdos el 14 de junio, con un peso promedio de 28,1 Kg.

La sala 1 permaneció sin tratamiento frente a moscas; en la sala 2 se realizó tratamiento adulticida y larvicida para controlar las moscas.

El peso corporal promedio objetivo se estableció en 116 Kg. En ambos casos se registraron los días necesarios para alcanzar dicho peso, las bajas, se monitorizaron las moscas mediante trampas adhesivas, y se calculó la ganancia media diaria.

Los resultados fueron los siguientes:

En la sala 1 se contabilizó diariamente un promedio de 13,8 moscas por trampa; en la sala 2 el promedio fue de 1,3.

En la sala 1 los animales tardaron 121 días en alcanzar el peso medio objetivo; los de la sala 2 lo alcanzaron en 109.

En la sala 1 hubo 49 bajas (mortalidad del 3,3%); en la sala 2 hubo 33 bajas (mortalidad del 2,2%).

La ganancia media diaria en la sala 1 fue de 718 g/día; en la sala 2 fue de 809 g/día.

Por el tiempo extra que se alojaron los cerdos en la sala 1 antes de ir a matadero, se calculó un sobrecoste en alimentación de unos 13.250 € para los 1.418 cerdos.

 

TRATAMIENTO Y PROTOCOLO FRENTE A MOSCAS

Demostrada la importancia a todos los niveles de controlar las moscas en las granjas, resulta fundamental conocer las estrategias y herramientas necesarias para dicho fin. Des de Raesgra & Biojuneda consideramos que las 4 columnas fundamentales para el control de moscas son: monitorización, higiene, tratamiento larvicida y tratamiento adulticida.

La monitorización de moscas se puede realizar mediante distintas técnicas: tarjetas que registran manchas de excreciones de moscas, cintas adherentes que capturan moscas, recuentos de moscas posadas en un lapso de tiempo, inspección visual de zonas potenciales de cría, trampas para pupas, extracción de larvas en muestras de purín,…

La higiene resulta fundamental, tanto en el control de las moscas como de las patologías transmisibles. Higienizando y eliminando los posibles puntos de puesta, reducimos la población de larvas, rompiendo su ciclo vital. Resulta necesario eliminar regularmente los residuos y aislarlos adecuadamente, retirar el purín con la mayor frecuencia posible, evitar la formación de charcos, y mantener el terreno lo más yermo posible para eliminar zonas de cobijo para las moscas.

Como a pesar de las medidas previas de higiene, es imposible que no haya moscas en la granja, se hacen imprescindibles los tratamientos mosquicidas, tanto para adultos como para larvas.

Estos tratamientos pueden, ser según naturaleza: biológicos, físicos y químicos.

Control biológico: incluye uso de especies depredadoras de estos insectos (descartado por bioseguridad), uso de bacterias entomopatógenas, inocuas para los animales, como es Bacillus thuringiensis, uso de extractos vegetales con función repelente o tóxica en las moscas, o productos de origen biológico, como las tierras de diatomeas, que perforan el exoesqueleto de los insectos y los desecan.

Control físico: pantallas y ventiladores que dificulten a moscas la entrada en granja, así como insectocutores eléctricos, o trampas adherentes o mecánicas, combinadas con algún atrayente lumínico o feromonas.

Control químico: el más efectivo y extendido en granjas industriales. Diferenciaremos tratamiento enfocado a formas adultas, y enfocado a formas larvarias. Necesaria la combinación de ambos, o no lograremos romper el ciclo vital.

El tratamiento larvicida debe aplicarse en zonas propensas para la cría: zonas oscuras con humedad, calor y materia orgánica.

Como moléculas utilizadas en esta estrategia podemos encontrar el metopreno, un larvicida directo, análogo de la hormona juvenil que regula la metamorfosis de las moscas. Impide que la larva pueda llegar al estadio adulto ni reproducirse.

Otro larvicida sería la ciromazina, que afecta al sistema nervioso de las etapas larvarias inmaduras de algunos insectos.

La cianamida es otra molécula larvicida y ovocida que inhibe la acción de la catalasa.

Existen también mezclas de piretroides que tienen propiedades tanto larvicidas como adulticidas.

 

En los adulticidas debemos tener en cuenta, además de las moléculas, la forma de aplicación, ya que las moscas están casi en constante movimiento.

Hay adulticidas aplicados directamente pulverizando sobre las moscas; otros que hacen el efecto de descarga total, un aerosol automático que libera el producto por atomización; otros llamados fumígenos que se liberan en forma de humo (estos dos últimos deben usarse en habitáculos cerrados sin animales dentro);… Las moléculas más habitualmente utilizadas son los piretroides.

Otra molécula que provoca la muerte casi instantánea de moscas, en combinación con cebo, es el dinotefurán, que inhibe los receptores nicotínicos de acetilcolina, causando parálisis inmediata en los insectos. Se emplea disuelto en agua, formando una pasta ligera con la que se pintan planchas colocadas en lugares estratégicos, de modo que las moscas se sienten fuertemente atraídas, y al contactar, se inmovilizan, caen y mueren.

Existen también productos que actúan con acción física, inocuos para los animales e idóneos para las moscas del establo y del drenaje que, pulverizados sobre éstos, generan una red polimérica tridimensional que los inmoviliza físicamente.

Aplicación de dinotefurán por técnico de Raesgra&Biojuneda en pasillo de maternidades.

Un buen protocolo de prevención debería incluir trampas para adultos tanto en el interior como el exterior de las naves, así como tratamientos larvicidas en zonas potenciales de cría como bajo la rejilla, las fosas y la balsa del purín y el depósito de cadáveres.

En conclusión, resulta vital el control de moscas, especialmente intenso cuando la temperatura ambiental supera los 15°C (aproximadamente, a partir de abril), manteniendo una combinación de diferentes estrategias para minimizar las poblaciones, tanto de larvas como de adultas, y sin olvidar rotar en el tiempo la materia activa a emplear para evitar la adquisición de resistencias.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y APOYO TÉCNICO:

Departamento de Calidad de Raesgra&Biojuneda.

Meerbug et al. Controlling risks of pathogen transmisión by flies on organic pig farms. Outlook on Agriculture. 2007. 36(3): 193-97.

Friederike Zeeh, Beatriz Vidondo, Heiko Nathues, Risk factors for the infection with Brachyspira hyodisenteridae in pig herds. Preventive Veterinary Medicine, Volume 174, 2020, 104819, ISSN 0167-5877.

Rosa María Herández López, Biología e importancia de las moscas en la producción porcina, www.3tres3.com, 18 de mayo de 2016

 

 

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