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Mycoplasma Hyorhinis, un nuevo desafío

Escrito por: Laura Pérez Sala - Licenciada en Veterinaria por la UAB y Master en Sanidad y Producción Porcina por la UdL. Trayectoria profesional se desarrolló en el área del marketing de la industria del Petfood En la actualidad ejerce como Veterinaria especialista en producción porcina y Personal Coach

Si alguien realizara una encuesta a los veterinarios que nos dedicamos al sector porcino y nos preguntaran cuáles son los grandes desafíos que encontramos actualmente en el campo, las respuestas podrían ser muy variadas, pero seguramente hablaríamos del omnipresente PRRS, de bioseguridad en el transporte, de diarreas neonatales, de manejo, de genética, de costes, de curvas de alimentación

Son esas cosas que nos encontramos más a menudo, que nos ponen a prueba y por ello rondan por nuestra cabeza intermitentemente.

Rara es la vez que se habla de enfermedades nuevas, esta es una opción que nuestras neuronas directamente desestiman. En pleno siglo XXI, ¿no se habrá visto todo?

Pero últimamente en las charlas de café, aparece con frecuencia  alguien con nombre y apellido, Mycoplasma Hyorhinis.

“A pesar de tratarse de una bacteria comensal, M. hyorhinis puede causar enfermedad sistémica grave a través de mecanismos que no se conocen del todo. Se cree que las diferencias entre las cepas, las infecciones concomitantes y determinadas condiciones ambientales estimulan el desarrollo de la enfermedad”. M. Carvajal

Desgraciadamente, en nuestras granjas estamos más que acostumbrados a combatir contra Mycoplasma Hyopneumoniae, microorganismo considerado en la actualidad como uno de los principales problemas de salud que afectan a las explotaciones porcinas en todo el mundo. Pero ahora estamos viendo que otros micoplasmas se unen al festival, y  también pueden producirnos problemas.

M. Hyorhinis, suele cursar con poliserositis, neumonía y artritis en los lechones. Cuando vemos estos cuadros solemos pensar en Haemophilus parasuis y Streptococcus suis, de hecho las lesiones macroscópicas y aquellas observadas por histopatología son idénticas a las producidas por la enfermedad de Glässer.

La infección con M.hyorhinis suele producir cojera con morbilidad moderada y baja mortalidad, pero H. parasuis puede causar infección en 50% -75% de los cerdos y mortalidad de hasta el 10%.

Hay aun muchas dudas sobre la epidemiología de M.hyorhinis, como se encuentra en la mucosa nasal de animales adultos, inicialmente se pensó que la transmisión se producía en las maternidades de las cerdas a los lechones a través de la secreción nasal.

En un estudio realizado por la Universidad de Minnesota  observaron que la prevalencia de colonización de los lechones fue baja en parideras (media de 1,7%) y alta en el post-destete (media de 85%).

La mayoría de los cerdos fueron colonizados poco después de su entrada en transición y permanecieron positivos durante toda la transición y engorde.  Probablemente esto esté relacionado con la inmunidad pasiva recibida de las madres, que los protegió hasta el destete, momento en que los animales colonizados infectaron a aquellos que iban perdiendo inmunidad.

La sintomatología asociada a esta enfermedad aparece una semana después de la infección, dependiendo de donde se manifieste la enfermedad, se puede observar pelo hirsuto, fiebre, letargo, pérdida de apetito, descenso en la ganancia media diaria, problemas respiratorios, incremento de la tensión en abdomen, cifosis, cojera y/o articulaciones inflamadas.

Inicialmente, esta cojera puede ir cambiando de pierna, se observan articulaciones calientes, hinchadas y dolorosas. Muchos granjeros lo primero que observan son lechones “sentados”.

También se asocia a sintomatología de enfermedad respiratoria, como disnea, tos y a la auscultación ruidos estertores.

Al igual que con muchas enfermedades infecciosas, la gestión de los factores ambientales que afectan directamente al confort del  animal  o que tienden a deprimir su respuesta inmune pueden precipitar la expresión de la enfermedad en su forma respiratoria o articular:

También es probable que las infecciones virales activas como PRRS o circovirus puedan predisponer grupos de cerdos a sufrir poliartritis bacteriana.

El diagnóstico se basa en los signos clínicos, los hallazgos de necropsia y la detección del organismo. M hyorhinis puede ser detectado fácilmente por PCR de hisopados nasales,tonsilares  y  de fluidos orales.

El cultivo bacteriano puede ser más complicado sobre todo si los animales ya han sido tratados con algún antibiótico o si el animal lleva muerto muchas horas.

El tratamiento debe ser agresivo y comenzar poco después de la aparición de los signos clínicos para que sea eficaz. La efectividad del tratamiento de infecciones por M. hyorhinis con tilosina, tetraciclina o lincomicina ha sido variable.

Este tipo de antibióticos han dado buenos resultados a nivel preventivo, pero los resultados han sido regulares para tratar animales enfermos. Para estos una muy buena opción pueden ser los nuevos macrólidos disponibles para porcino que tenemos ahora mismo en el mercado.

Actualmente no hay vacunas disponibles comercialmente, pero estoy segura que la necesidad del sector hará que todos nos esforcemos por conocer mejor y combatir con éxito esta bacteria.

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