En todos los foros se habla de la importància de la condición corporal en cerdas. Tanto un déficit como un exceso de condición corporal, se traduce en problemas y disminución de la capacidad reproductiva y productiva, y por lo tanto, en pérdidas económicas.
El principal inconveniente ante el cual nos encontramos es que con el cambio de los animales que tenemos en nuestras explotaciones y las grandes diferencias entre genéticas, la medición a ojo cada vez se aleja más de la realidad.
Necesitamos conocer la condición corporal de nuestros animales pero con una medida clara y objetiva. Con este fin nos entrevistamos con Laura Pérez, veterinaria de Technical Support Consulting SL.
¿Qué problemas nos pueden ocasionar las reproductoras con una excesiva grasa corporal?
Es bien conocido por todos que reproductoras con excesiva grasa, especialmente a final de la gestación, conlleva problemas alrededor del parto como un mayor número de nacidos muertos, y aparición de síndrome de MMA (Metritis, mastitis agalaxia).
Además, son estas mismas cerdas que llegan al final de la gestación con un exceso de grasa, las que posteriormente durante la fase de lactancia, tardan más en consumir la cantidad de pienso apropiada para tener una buena producción láctea y un buen desarrollo de sus lechones.
Asimismo las cerdas con condición corporal excesiva, padecen más problemas locomotores, que son al fin y al cabo, una de las principales causas de deshecho. (Martineau y Klopfenstein 1996; Dourmad et al. 2001).
Lograr una condición corporal óptima es importante en todas las fases de las reproductoras, pero ¿qué impacto tiene el grosor de la grasa dorsal en las hembras nulíparas?
En el caso de las hembras nulíparas es especialmente clave lograr una condición corporal óptima, ya que marcará toda su vida reproductiva. De hecho, según el grosor de la grasa dorsal puede verse influido el número de lechones por parto, la fertilidad y el porcentaje de partos.
Se ha observado que las cerdas con mayor espesor de grasa corporal alcanzan antes la pubertad que aquellas que presentan un espesor más bajo. Esto podría estar fácilmente relacionado con el hecho de que la grasa dorsal es una de las zonas de almacenaje de la leptina, hormona directamente relacionada con la llegada a la pubertad en la mayoría de mamíferos.
Las reproductoras con excesiva grasa corporal presentan un mayor número de problemas alrededor del parto, además de padecer más problemas locomotores
Además, otro estudio (Roongsitthichai et al., 2013) llegó a la conclusión que las cerdas jóvenes con más mm de grasa dorsal presentaban niveles de IGF-I superiores y Patterson et al. en el 2010 ya había concluido que nulíparas con niveles séricos de IGF-I superiores alcanzaban antes la pubertad.
Por otro lado, un estudio reciente concluyó que IGF-I, en la mayoría de mamíferos, promueve la proliferación de células de la granulosa, la producción de esteroides y el crecimiento de los ovocitos (Silva et al., 2009).
Todo ello explicaría por qué cerdas con mayor espesor de grasa dorsal alcanzan antes la madurez sexual.
Asimismo, la edad de la pubertad también determina el rendimiento reproductivo de la cerda. Nulíparas con menor espesor, que tardan más en alcanzar la pubertad, a la larga tienen menor rendimiento reproductivo y son retiradas antes. (Koketsu et al., 1999).
Figura 1. Evaluación visual de la condición corporal de las cerdas de una explotación de 1 (muy delgadas) a 5 (muy gordas)
¿Cómo influye la condición corporal de las reproductoras durante la lactancia o sobre los lechones?
Se ha observado que lechones nacidos de cerdas con mayor espesor de grasa dorsal, presentan mayor tasa de crecimiento y mayor peso al destete (Amdi et al., 2013). Esto podría ser debido a que la leche de las cerdas con mayor espesor dorsal, tiene mayor porcentaje de grasa.
Durante la lactancia lo más importante para cualquier productor va a ser intentar que sus animales no pierdan condición corporal, ya que esto influirá directamente en la duración del intervalo destete celo. Esto será especialmente importante en cerdas de primer y segundo parto.
Además una cerda con buena condición corporal en la lactancia, produce más leche en el pico de la lactación, compensando mejor el catabolismo provocado por bajo apetito y la baja relación de consumo y necesidades (Hansen et al., 2012).
¿Qué consecuencias tiene una mala condición corporal en las reproductoras?
Después de todo lo que hemos comentado anteriormente, es más fácil razonar las consecuencias de una condición corporal mala.
En el caso de las nulíparas, un déficit de condición corporal trae consigo que tarden más en alcanzar la pubertad, comprometiendo su vida reproductiva, tenderán a tener menos nacidos totales y a padecer el conocido síndrome de segundo parto.
Es importante que las cerdas de primer y segundo parto no pierdan condición corporal ya que influye directamente en la duración del intervalo destete-celo
Por su parte, las cerdas primíparas pierden condición corporal, especialmente en la última fase de gestación porque las necesidades de crecimiento de los fetos y de su propio crecimiento les llevan a índices metabólicos negativos que les obliga a entrar en estado catabólico.
Según algunos estudios la pérdida de grasa durante este período no se llega a recuperar, marcando así su vida reproductiva.
Teniendo en cuenta la importancia de una óptima condición corporal, ¿qué podemos hacer para asegurar unos buenos resultados productivos?
La literatura acumulada y nuestra propia experiencia sugiere que además de la importancia de un grosor de grasa dorsal apropiado, lo que es realmente trascendente es lograr mantener el grosor de grasa dorsal dentro de un rango óptimo sin grandes oscilaciones, para asegurar buenos resultados reproductivos.
En un estudio observacional realizado en la Universidad de Montreal concluyeron que menores oscilaciones en el espesor de la grasa dorsal durante la vida de la cerda, tuvo consecuencias positivas en su rendimiento productivo. El estudio consistía en la observación durante dos años de dos explotaciones de reproductoras en las que intentaron mantener fijo el espesor de grasa dorsal, y controlaron nacidos vivos totales, muertos, momificados e índice destete-celo.
De los resultados obtenidos se puede extraer que aquella explotación que logró mantener constante el grosor de la grasa dorsal obtuvo mejores resultados productivos.
Entonces, ¿cómo podemos medir el espesor de la grasa dorsal para asegurarnos así los rendimientos productivos?
Para poner un ejemplo, en un estudio realizado en EEUU, donde pidieron a varias personas que evaluaran visualmente la condición corporal de las cerdas de una explotación de 1 (muy delgadas) a 5 (muy gordas), al medir el grosor de grasa dorsal de las valoradas como 3 (intermedias), encontraron valores tan dispares como de 9 a 28 mm (Young et al,1991).
Figura 2. Imágenes de ecógrafos portátiles con sondas lineales y transductores de alta frecuencia (5 MHz) En las fotografías se puede apreciar como existe una gran variabilidad en una misma línea genética y en el mismo estado fisiológico gracias al nivel de precisión en la medición sobre la grasa dorsal actual. Además, también nos muestra el espesor del músculo del lomo, que en las capturas de pantalla queda representado por la anchura entre las líneas discontinuas de amarillo.
Para intentar identificar el método más fiable y objetivo de medida de grasa dorsal también se han realizado otros estudios donde comparaban los valores obtenidos de mm de grasa dorsal con ultrasonidos, y los mm de grasa media en la canal, post-mortem. Este estudio evidenció que existía una gran variabilidad entre las medidas tomadas in vivo y las tomadas post mortem.
El principal problema de las herramientas usadas hasta ahora, ultrasonidos sectoriales, es que carecen de precisión y nitidez de imagen para poder medir exactamente hasta dónde llega la grasa.
Afortunadamente, empiezan a encontrarse en el mercado ecógrafos portátiles con sondas lineales y transductores de alta frecuencia (5 MHz), que muestran las capas de grasa con nitidez desde el primer milímetro, aportando por lo tanto la precisión requerida.
En las fotografías de la página anterior se muestran ejemplos donde se puede ver que existe una gran variabilidad en una misma línea genética y en el mismo estado fisiológico gracias al nivel de precisión en la medición sobre la grasa dorsal actual.
Además, también nos muestra el espesor del músculo del lomo, que en las capturas de pantalla queda representado por la anchura entre las líneas discontinuas de amarillo. Hay que señalar que cada vez hay mas presencia en el mercado de líneas hiperprolíficas que son más magras y en este caso se observa más movilización del musculo que del tejido graso.
Como hemos visto, la condición corporal en las cerdas es un tema fundamental para asegurar nuestros resultados productivos, ¿qué podemos esperar del futuro sobre este tema?
La condición corporal óptima de las cerdas no sólo significa una mejora del bienestar, sino que también es un requisito previo para alcanzar la excelencia productiva -especialmente en explotaciones de alta producción-, la máxima expresión genética y la mayor rentabilidad económica. Pero quedan aún muchos retos importantes que afrontar.
La condición corporal siempre se ha relacionado con la grasa, pero algunas publicaciones, y nuestra propia experiencia, apunta a que en determinados momentos productivos la movilización de la proteína, puede ser tan o más importante que la de grasa
Hasta ahora la condición corporal siempre se ha relacionado con la grasa, pero algunas publicaciones, y nuestra propia experiencia, apunta a que en determinados momentos productivos la movilización de la proteína, puede ser tan o más importante que la de grasa.
Por ello, habría que determinar la importancia que tiene la movilización proteica en el rendimiento reproductivo, así como incorporar la medición de espesor muscular en nuestro protocolo de valoración de condición corporal.