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Optimización de los protocolos vacunales en la producción porcina

Escrito por: Elena Goyena Salgado - Doctora en Medicina veterinaria por la Universidad de Murcia. Licenciada en Veterinaria por la Universidad de Murcia. Entre su larga carrera profesional destaca su trabajo de veterinaria en Sumgasur SL, veterinaria de producción en Piensos Cartagena SL. y veterinaria de producción de Agropecuaria Casas Nuevas. , Emilio José Ruiz Fernández - Nacido en Campo Cámara (Granada) en 1996, Graduado en Veterinaria en 2021 por la Universidad de Murcia. Tras terminar la carrera, decidió centrarse en el mundo de la producción porcina obteniendo un puesto en Agropecuaria Casas Nuevas, Grupo Francés (Fuente Álamo - Murcia) como veterinario de producción, experimentando en la actualidad, las dos fases de producción porcina (transición y cebo), además de ser el responsable de la nutrición. , José Manuel Pinto Carrasco - Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Valladolid. Entre Julio de 2005 y octubre de 2018 trabajó en Juan Jiménez García SAU en distintas áreas, desde control de producción hasta en el diseño y ejecución de obras en explotaciones porcinas. Desde octubre de 2018 hasta abril de 2019, pasa a ser gestor de granjas en Manzana Piensos Compuestos SL. En la actualidad, trabaja en S.A.T. Hermanos Chico como Responsable de logística , Manuel Guerra Rico - Nacido en Estepa, Sevilla el 30 de agosto de 1996, Graduado en Veterinaria en 2021 por la Universidad de Córdoba. Tras terminar la carrera, decidió centrarse en el mundo de la producción porcina obteniendo un puesto en Agropecuaria Casas Nuevas, Grupo Francés (Fuente Álamo -Murcia) como veterinario de producción, trabajando en la actualidad en la fase de madres y cebos. , Manuel Toledo Castillo - Doctor en Veterinaria, Agropecuaria Casas Nuevas , Rocío García Espejo - Nacida en Cartagena (Murcia) en 1989, Licenciada en Veterinaria en 2015 por la Universidad de León con una Estancia en México durante un año con la Beca Amicus. Tras terminar la carrera y experimentar el mundo de los pequeños animales en varias clínicas de Cartagena y Caravaca de la Cruz, estuvo trabajando en una Asociación de Defensa Sanitaria de ganado porcino en Fuente Álamo de Murcia (ADESPOFA), durante 3 años (2016-Julio 2019). Tras su puesto como responsable técnica de la ADS, decidió centrarse en el mundo de la producción porcina obteniendo un puesto en Agropecuaria Casas Nuevas, Grupo Francés (Fuente Álamo) como veterinaria de producción, experimentando en la actualidad, las dos fases de producción porcina (reproductoras, y cebo). En la formación académica continua destaca el Curso de Auditorías Veterinarias en Bioseguridad y Bienestar Animal en Explotaciones Ganaderas Intensivas

El objetivo de los protocolos vacunales en las explotaciones porcinas es limitar la transmisión de enfermedades para conseguir una estabilidad sanitaria de la granja y, por tanto, mejorar los datos productivos.

Las cerdas primerizas constituyen el mayor riesgo sanitario en una explotación porcina, por lo que se debe dedicar un gran esfuerzo para conseguir una buena aclimatación sanitaria de las mismas.

En este caso se deben establecer dos objetivos:
Reducir los síntomas clínicos que puedan sufrir las primerizas tras infectarse con los patógenos existentes en la granja.
Lograr que sus lechones no tengan problemas en la transición y cebo.

El programa sanitario de adaptación de las nulíparas debe ser lo más completo posible, ya que las primerizas son el motor de la granja y cuanto mejor sea su estatus sanitario, mejor será la producción de la explotación.

Tan importante como establecer los programas vacunales es diseñar un protocolo de recogida de muestras, sobre todo fluidos orales, que permita:

Determinar si las nulíparas están bien adaptadas sanitariamente para introducirlas en la granja.
Garantizar que su entrada no supone un riesgo para la estabilidad de la granja.

Es importante asegurarse de que las futuras nulíparas son negativas, al menos, a PCR de PRRS, Influenza A y PCV-2.

Un método sencillo de valorar el estatus sanitario, y las posibles contingencias sanitarias, es chequear cómo ha sido su crecimiento.

Es importante disponer de una báscula en la granja para realizar una buena selección de nulíparas en función del peso a la hora de la cubrición.

Si las nulíparas han tenido un crecimiento inferior a 650 g/día desde el nacimiento hasta la primera cubrición (con un pienso estándar de recría), implica que la sanidad de las futuras reproductoras o su alojamiento no han permitido el desarrollo de su potencial genético.

En este momento, se debe verificar la cuarentena, la salud durante el crecimiento y las condiciones de alojamiento que tienen estas cerdas.

PROTOCOLOS VACUNALES EN CERDAS NULÍPARAS

Los programas vacunales son muchos y muy variados. Cada granja tiene el suyo, diseñado por el veterinario responsable de la explotación, pero todos deben cumplir estas premisas básicas:[registrados]

 1.  Debe iniciarse al menos a las 10 semanas de vida de la cerda, evitando así que pueda haber interferencia con la inmunidad maternal adquirida frente a determinados patógenos.

 2.  Debe estar completado y terminado unos 21 días antes de iniciar las cubriciones de las nulíparas para evitar cualquier reacción febril que, bien por la fiebre bien por el descenso del consumo de pienso asociado, disminuya la prolificidad.

 3.  Entre la primera y la segunda dosis de una misma vacuna hay que dejar un intervalo de al menos tres semanas.

 4.  En el caso de vacunas frente a diferentes enfermedades, no es necesario ese espacio de tiempo, pero es importante no mezclarlas (salvo que esté indicado) y administrarlas de forma intramuscular, una a cada lado del cuello, cuando sea necesario inocular más de una el mismo día.

PROTOCOLOS VACUNALES EN CERDAS REPRODUCTORAS

Vacunación en sábana

En las reproductoras se busca generar inmunidad de rebaño que reduzca la transmisión horizontal de patógenos dentro del efectivo a través de las vacunaciones en sábana, permitiendo así disminuir la prevalencia de las enfermedades.

La vacunación en sábana frente a distintos patógenos se irá realizando con un intervalo que se define en la ficha técnica de la vacuna, en cuanto a semanas de protección, y según la propia epidemiología de la granja.

Vacunación en ciclo

Con las vacunaciones en ciclo se pretende que, a través del calostro, se transmita una inmunidad pasiva a los lechones que será el inicio de su calidad sanitaria.

VACUNACIÓN FRENTE A LOS AGENTES PATÓGENOS HABITUALES

A continuación, se repasan algunos aspectos de la vacunación frente a los principales patógenos a tener en cuenta en las explotaciones porcinas, tanto en nulíparas como en multíparas.

PRRS

El PRRS requiere de un abordaje integral por las características de su etiología a través de:

La prevención de la infección

La maximización de la inmunidad

La minimización de la exposición

Es importante que las nulíparas provengan de una fuente negativa y potenciar su inmunidad con el uso de vacunas. Normalmente se emplean vacunas vivas atenuadas que puedan llegar a estabilizar sanitariamente la granja.

La vacuna es una herramienta complementaria para el control de la enfermedad, por lo que no hay que olvidar trabajar la bioseguridad externa de la explotación y mejorar el manejo.

Este manejo incluye tratar a las futuras reproductoras de una manera especial y no como un cebo normal. Ello implica que las condiciones de alojamiento y de atención tendrán que ser más exhaustivas.

Por lo general, debido a la naturaleza del virus PRRS, la vacunación frente a esta enfermedad suele ser de las primeras en el calendario vacunal de la reposición.

Cuando las lechonas entran con 6 kg a la explotación es conveniente administrarles una dosis vacunal frente a PRRS en ese momento, continuando posteriormente con el protocolo establecido en la explotación.

En cuanto a la vacunación de las multíparas frente a PRRS, se hace en sábana con una vacuna viva atenuada, con una periodicidad de tres o cuatro meses.

El objetivo es lograr la protección frente al virus que recircula en la granja y la estabilidad sanitaria de la misma.

La protección heteróloga con estas vacunas es limitada, pero es cierto que ayuda a mitigar la clínica y la duración de los brotes.

La vacunación ha demostrado acortar la viremia y disminuir la excreción en hasta 30 días, reduciendo así la ratio de transmisión básica (R0) de los cerdos vacunados a niveles inferiores a 1.

La estabilización de la granja hace que los parámetros productivos de la misma no se vean muy alterados por la circulación endémica del virus.

El gran desafío estará entre la cepa vacunal y la cepa campo que haya en la granja.

Ileítis Porcina

La Ileítis Porcina o Enteropatía Proliferativa Porcina está provocada por Lawsonia intracellularis, patógeno intracelular obligado. Hoy en día su control y prevención se basa en:

La higiene en profundidad.
La vacunación: Las vías de administración más comúnmente utilizadas son la oral y la intramuscular.

La vía oral genera inmunidad de mucosas y sistémica completa, además de que no ocasiona reacciones adversas y no hay riesgo de inyección accidental del vacunador.

La vacunación frente a la Ileítis Porcina contribuye a reducir el uso de antibióticos, minimizar la excreción de Salmonella en animales coinfectados y mejorar la microbiota intestinal.

PCV-2

La vacunación de las futuras reproductoras frente al Circovirus Porcino tipo 2 (PCV-2) se inició hace tiempo. Aunque las cerdas ya se vacunan de forma rutinaria en el destete, también es necesario hacerlo durante el período de adaptación sanitaria de la granja.

Al administrar la vacuna unos días previos al destete se limita la excreción del virus y, por lo tanto, su diseminación en el hato de las lechonas.

Es importante tener en cuenta que la protección de los anticuerpos vacunales tiene una duración de 6 meses, por lo que pasado ese tiempo habrá que administrar otras dos dosis, separadas por un intervalo de 21 días, para conseguir que las futuras reproductoras entren perfectamente protegidas y con una potente inmunidad al hato reproductor.

De esta forma, se asegura que las primerizas no generen lechones virémicos que tengan una respuesta inadecuada a la vacunación en el momento del destete y un rendimiento productivo subóptimo.

La vacunación de las multíparas no se realiza con el objetivo de conferir mayor inmunidad a los lechones, sino que busca impedir la recirculación del virus en el colectivo.

Al vacunar a las cerdas, se pretende que los lechones no nazcan virémicos, ya que esto influye en su vitalidad y, por tanto, en su capacidad de tener una adecuada ingesta de calostro.

Este encalostramiento insuficiente deriva en una incapacidad para desarrollar una capacidad de respuesta inmunitaria robusta.

En la Gráfica 1 se aprecia la probabilidad de infección en diferentes momentos: no vacunación, vacunación de madres, vacunación de lechones y vacunación de reproductoras y lechones. En el último caso se observa cómo disminuye la probabilidad de infección.

Neumonía Enzoótica

La vacunación frente a la Neumonía Enzoótica, enfermedad causada por Mycoplasma hyopneumoniae, coincide con la de PCV-2.

La vía más importante de transmisión de este micoplasma a los lechones en la paridera son las primalas. Por ello, con la vacunación de las cerdas primerizas se busca disminuir la excreción de M. hyopneumoniae en el momento del parto, reduciendo así el porcentaje de lechones contagiados.

Parvovirus Porcino

Con la vacunación de las futuras reproductoras frente al PPV se busca la inmunización activa, siendo importante tener en cuenta que los anticuerpos maternales frente a este patógeno suelen persistir mucho en el tiempo.

Por ello, para evitar interferencias, deberemos vacunar aproximadamente a los 6 meses de vida del animal, con una revacunación a las tres semanas.

En el mercado existen vacunas monovalentes o combinadas con Mal Rojo que son las más usadas, tanto en futuras reproductoras como en multíparas.

Influenza A

La vacunación frente a la Influenza A suele estar indicada si el serotipo contenido en la vacuna está presente en la explotación.

Aunque la deriva genética de los serotipos actuales ha dado lugar a que exista poca protección cruzada, en el caso de las nulíparas, todos los recursos que se empleen en la adaptación sanitaria suelen tener un gran retorno de la inversión, especialmente cuando coexisten animales de diferentes edades en las mismas instalaciones.

AUTOVACUNAS

En la actualidad, las autovacunas se recomiendan para el control de algunas enfermedades específicas presentes en cada granja, de manera individual y siempre y cuando no exista una vacuna comercial que cubra el serotipo que existe en la granja.

El uso de autovacunas es una buena herramienta que permite disminuir el uso de antibióticos y lograr una inmunidad frente a un patógeno en particular.

Su uso dependerá de la problemática de cada granja, ya que permite estabilizarla frente al patógeno incluido en la autovacuna.

Es necesario tener claras dos precauciones en su uso:

Debe estar elaborada por personal con los medios y conocimientos adecuados.

Es necesario realizar un buen muestreo para aislar el patógeno responsable de la enfermedad y no un oportunista.

Las autovacunas más usadas son para el control de la Pleuroneumonía Porcina (Actinobacillus pleuropneumoniae) y de la Disentería Porcina (Brachyspira hyodisenteriae).

El objetivo es reducir la transmisión horizontal de la enfermedad, lo que contribuye a limitar la transmisión vertical. A su vez, la prevalencia de la infección en los lechones se reduce y, por tanto, será más difícil que sucumban a la enfermedad.

Se considera que las autovacunas son el futuro para el control de enfermedades frente a las que no existen vacunas comerciales. Es una manera de intentar aumentar la inmunidad de los animales y bajar la presión de infección, consiguiendo así el control de la enfermedad.

MONITORIZACIÓN DE LA VACUNACIÓN

La monitorización es fundamental para conocer la epidemiología de la explotación.

No se debe confundir el concepto de diagnóstico con el de monitorización.

Cuando se hace un diagnóstico a nivel laboratorial, se obtiene información de un momento concreto de la explotación.

En cambio, mediante la monitorización, principalmente de los agentes víricos, es posible tener una visión completa del estado de la explotación y, por tanto, de la dinámica que llevan estos patógenos.

Por ello, se hace necesario realizar la monitorización de forma continua en las explotaciones, según la clasificación zootécnica que tenga.

Toma de muestras

En el caso de la monitorización que se lleva a cabo en las explotaciones de reproductoras, la muestra de elección más habitual y útil son los trozos de lengua de lechones nacidos muertos al nacimiento.

Contienen una cantidad adecuada de fluido, saliva y líquido amniótico.

Son fáciles de recolectar y permiten la obtención de información poblacional.

Permiten conocer si los lechones están naciendo virémicos a dos patógenos que se transmiten verticalmente: PRRS y PCV-2.

Sirven para valorar si las medidas de control establecidas en la explotación tras un brote clínico han resultado efectivas.

Cuando se realice la vacunación en sábana de todo el colectivo de reproductoras, se recomienda esperar dos semanas hasta tomar las muestras de lenguas.

Se pueden recolectar para análisis los fluidos de procesado de testículos en granjas en las que se practique la castración.

Sin embargo, el envío de colas no está recomendado porque, además de no aportar mayor valor que las otras muestras mencionadas, no está indicado por motivos de Bienestar Animal.

Por ejemplo, en el caso de PRRS, la idea para llegar a la estabilización es conseguir ocho semanas consecutivas con negatividad en la PCR. En ese caso, se podría proceder a chequear 30 sueros de lechones en la maternidad, siempre y cuando no se vacune los primeros días de vida frente a PRRS. En caso afirmativo, se procederá a chequear a los lechones en la transición.

Vacunación

Otro tipo de monitorización, igual de importante, es la vacunación, existiendo una serie de factores, muchas veces olvidados, que son necesarios controlar (desde que adquirimos la vacuna hasta que la administramos) para que una vacuna funcione con éxito:

Temperatura de almacenamiento de las vacunas en la granja

Las vacunas deben de estar conservadas entre 2 °C y 8 °C. Fuera de este rango, la vacuna pierde eficacia, sobre todo si la temperatura es inferior a 0 °C.

En la Gráfica 2, se muestra la caída de la temperatura en una nevera que dio lugar a que parte de las vacunas se congelaran.

Para evitarlo, es aconsejable disponer de sondas de temperatura en las neveras de almacenamiento que permitan el registro semanal de las temperaturas de conservación.

Tamaño de las agujas para la administración de la vacuna en relación a la edad del animal

Cuando se vacunan lechones de corta edad, en los primeros días de vida (por ejemplo, vacuna frente a enfermedad de los edemas) es preferible el uso de agujas de plástico de 10×10.

Para vacunar los lechones al destete, las dimensiones adecuadas son 15×15.

En el caso de cerdos de cebo, durante el primer mes se recomienda la aguja de 20 mm, para el segundo mes la de 25 mm y para el resto del periodo de engorde la de 30 mm. A partir de los 90 kg se pasa a utilizar agujas de 35-40 mm.

Usar agujas del tamaño adecuado reduce el número de quistes que se generan por no inyectar en la masa muscular de los animales.

De la misma forma, es aconsejable cambiar de agujas para que no produzcan desgarros por la falta de filo, que también pueden generar quistes en el lugar de inyección, y para evitar contagios.

VACUNAS PARA LA TRANSMISIÓN DE INMUNIDAD MATERNAL

Importancia del encalostramiento

El tipo de placenta de la cerda (epiteliocorial) impide la transmisión de anticuerpos al lechón durante su etapa fetal.

Así, las únicas defensas que adquiere el lechón son a través del calostro de su madre, que se produce en mayor cantidad en el momento del parto.

Las células epiteliales de la glándula mamaria están estrechamente unidas, únicamente permitiendo el paso de las inmunoglobulinas IgG en el periparto cuando tiene lugar la producción del calostro.

El calostro está compuesto por secreciones de la glándula mamaria y el suero sanguíneo que transmite las IgG.

La producción de calostro se prolonga hasta las 36 horas después del parto, liberándose de manera continua, a diferencia de la leche que tiene liberaciones intermitentes cada 45 minutos.

En el momento del parto se produce la apertura de las uniones estrechas de las células del epitelio mamario y, por tanto, es cuando se produce el paso de inmunoglobulinas y células defensivas al alveolo mamario.

A los 4 días posteriores al parto se produce la transición a la leche, debido al restablecimiento de la barrera leche-sangre aumentando los niveles de lactosa.

A partir de los 4 días postparto hasta el final de la lactación solo se produce leche.

Uno de los objetivos de la vacunación en ciclo de las reproductoras es reducir la incidencia de problemas en los lechones en sus primeros días de vida.

La viremia, junto con la hipotermia y la hipoxia, influye en la vitalidad de los lechones que es fundamental para una buena ingesta de calostro.

Los lechones que nacen virémicos presentarán un peor grado de encalostramiento y una peor inmunidad que les hará más susceptibles a padecer cualquier enfermedad (Figura 7).

Prevención de diarreas neonatales

Uno de los principales procesos patológicos que se intenta controlar mediante la vacunación de las madres es la diarrea neonatal por E. coli.

El objetivo de administrar la vacuna en el último tercio de la gestación (dos semanas previas al parto) es conseguir un pico de anticuerpos que, a través del calostro, protejan durante la primera semana de vida del lechón.

Otras vacunas que se pueden administrar en ciclo para el control de enfermedades, como las autovacunas frente a Streptococcus suis o Brachyspira hyodensenteriae, suelen conferir una inmunidad calostral menos consistente y, por tanto, pueden no ser tan útiles para reducir la incidencia de problemas en la fase de transición.

Esto dependerá de cada explotación ya que, en función de sus características (instalaciones, manejo, sanidad), determinarán su nivel de éxito.

Las reproductoras y, en general, los animales en todos los ciclos de producción, si se encuentran bajo condiciones de estrés o con algún tipo de patología, ya sea clínica o subclínica, tendrán una baja respuesta inmunitaria.

Ante un fallo vacunal, habrá que revisar estas posibilidades y corregirlas antes de pensar que la vacuna no funciona.

PUNTOS CRÍTICOS EN LA VACUNACIÓN DE CERDAS PARA LA PROTECCIÓN DE LECHONES EN MATERNIDAD

Para conseguir que haya una buena transferencia de anticuerpos maternales a los lechones tras la vacunación de las cerdas, es fundamental que la cerda genere la cantidad de calostro suficiente para toda la camada y que los lechones sean capaces de succionar todo el calostro que necesitan. Para esto, hay que tener en cuenta que:

La producción de calostro disminuye cuando se induce el parto.

La producción de calostro depende, en gran medida, de la vitalidad media de la camada.

La producción de IgG en el calostro decae de manera importante a partir de las 24 horas del parto.

Aumentar los niveles de fibra en el periodo anterior al parto mejora la producción de calostro.

El estrés antes del parto y la sobrealimentación disminuyen la producción de calostro.

Si la concentración de anticuerpos circulantes en el suero es alta, también lo será en el calostro.

Este es el punto fundamental para adaptar los programas de vacunación de las cerdas y limitar los procesos entéricos de los lechones en los primeros días de vida.

El calostro también se produce después del inicio del parto y, por ello, la succión de los lechones ejerce un papel importante en su producción: cuantas más succiones y mejor vaciado de las mamas, mayor cantidad de calostro producirá la cerda.

Está comprobado que hay variabilidades de producción de calostro entre 2 y 5 kg por cerda. Por tanto, la vitalidad de los lechones influye en la cantidad de calostro producido.

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