La producción animal permite poder disponer de proteína de alta calidad y segura para el consumidor. Los animales pueden padecer enfermedades a lo largo de todo su ciclo productivo causadas por bacterias, virus y parásitos. Para intentar disminuir el impacto negativo que puedan producir, se aplican medidas de medicina preventiva.
El conjunto de medidas a aplicar puede ser de tipo sanitario o de tipo médico:
MEDIDAS SANITARIAS
Las medidas sanitarias, como la higiene y desinfección de las instalaciones, son un pilar básico para el control de las enfermedades, ya que disminuyen significativamente la posibilidad de adquirir nuevas enfermedades porque reducen el número de patógenos en el ambiente por debajo de la dosis infectiva mínima (dosis necesaria de microorganismo para que los animales se infecten).
MEDIDAS MÉDICAS
Existen medidas médicas que tienen el objetivo de tratar a los animales frente a la enfermedad que padecen o evitar que ésta aparezca y/o disminuir el impacto negativo que pueda tener en los animales.
Las medidas profilácticas tratan de evitar la aparición de una enfermedad en la población. Por tanto, cuando se instauran, no hay presencia de animales enfermos. Estas medidas se basan en administrar fármacos a los animales o intentar que adquieran inmunidad frente a la enfermedad que se quiera prevenir.
La administración de fármacos con fines profilácticos es un tema muy controvertido, sobre todo si se utilizan antimicrobianos, por lo que deben evitarse siempre que sea posible, ya que tanto la sociedad actual como los mercados internacionales exigen que el uso de antimicrobianos se reduzca tanto como sea posible.
Las medidas de medicina preventiva de tipo médico se basan en potenciar la inmunidad adquirida frente a patógenos concretos, ya que esta es específica y tiene memoria. La inmunidad adquirida se puede obtener de forma natural o artificial.
En animales de producción esta aproximación es muy poco frecuente.
Muchos patógenos desencadenan una respuesta inmune adaptativa de tipo celular y humoral y, en muchos casos, ambas son necesarias para controlar la infección y generar una buena inmunidad, aunque la importancia relativa de los mecanismos efectores y los diferentes tipos de anticuerpos generados varía en función de los patógenos implicados.
Las células T citotóxicas son muy importantes para destruir células infectadas por virus. No obstante, la importancia que tienen los anticuerpos para eliminar los virus tampoco se debe olvidar. Asimismo, la respuesta de tipo celular es crítica para destruir células infectadas con patógenos intracelulares.
Inmunidad humoral
La respuesta inmune humoral es imprescindible para controlar infecciones producidas por bacterias extracelulares.
Desafortunadamente, esta información no está disponible para todos los patógenos porcinos.
En el caso concreto de Lawsonia intracellularis no se conoce con precisión la importancia relativa que tiene la inmunidad celular y/o humoral para generar una inmunidad protectora frente a este patógeno (Obradovic et al., 2019a). En cualquier caso, ambas pueden ser necesarias.
Otro tema importante es que no existen uno o varios parámetros inmunitarios (niveles de anticuerpos y/o inmunidad celular) que se puedan correlacionar con una respuesta protectora tras la infección natural.
Cualquier vacuna está compuesta por un antígeno o una combinación de antígenos y otros componentes, entre los que destacan los adyuvantes, que son sustancias que influyen principalmente en la respuesta a la vacunación y pueden potenciar o modificar la respuesta al inmunógeno (p.ej., inducir inmunidad celular frente a un patógeno inactivado).
De esta forma, pueden permitir reducir la cantidad de antígeno utilizado o el número de dosis a administrar, y pueden resultar esenciales en la inducción de memoria a largo plazo para los antígenos solubles.
VACUNAS VIVAS ATENUADAS
Las vacunas basadas en microorganismos vivos atenuados desencadenan una respuesta inmunitaria celular de tipo Th1 caracterizada por la generación de células T citotóxicas (CD8), que son capaces de destruir las células infectadas por virus. Además, se genera también una respuesta de tipo humoral.
Características de las vacunas basadas en microorganismos vivos atenuados:
VACUNAS INACTIVADAS
Los microorganismos inactivados actúan como antígenos exógenos y estimulan las respuestas de linfocitos CD4 de tipo Th2. Por tanto, solo inducen, a priori, una respuesta inmunitaria humoral, pero, dependiendo del adyuvante, también se podría generar una respuesta de tipo celular.
Características de las vacunas basadas en microorganismos inactivados:
Las vacunas basadas en fracciones de microorganismos contienen solo partes del microorganismo obtenidas a través de procedimientos físico-químicos o mediante ingeniería genética. En general, inducen inmunidad humoral, pero escasa respuesta celular.
Características de las vacunas basadas en fracciones de microorganismos:
Tras la administración de una vacuna, se espera que todos los animales respondan de forma homogénea y que, por tanto, tengan un nivel de protección similar. Para evitar que se produzca un fallo vacunal, es imprescindible revisar el prospecto de cada vacuna.
Las vacunas multivalentes pueden ser eficaces frente a todos los patógenos incluidos en su composición, existiendo en el mercado muchas vacunas multivalentes con eficacia contrastada.
Es muy importante que los laboratorios hayan estudiado la compatibilidad de todos los antígenos presentes con el adyuvante adecuado. Por tanto, los laboratorios están obligados a demostrar la eficacia frente a cada uno de los patógenos por separado en presentaciones multivalentes.
Lawsonia intracellularis es una bacteria que infecta las células epiteliales del intestino y produce, por tanto, una infección intracelular. En este sentido, los mecanismos de protección frente a esta infección bacteriana se deberían asemejar más a una infección vírica que a una infección bacteriana extracelular.
Parece lógico pensar que la mejor aproximación vacunal para esta enfermedad se podría basar en simular una infección natural por vía oral con una cepa avirulenta.
Esta vacuna se ha registrado a nivel europeo tras demostrar su eficacia de modo inequívoco siguiendo la estricta normativa europea para el registro de productos inmunológicos. Además, las pruebas experimentales se han publicado recientemente en un artículo científico en una revista especializada en vaccinología (Jacobs et al., 2019).
Estas pruebas se basan en demostrar una reducción significativa en las lesiones, clínica y en una mejora en el rendimiento productivo en animales vacunados y desafiados versus a los animales que no se vacunaron y se desafiaron.
Ahora mismo, está pendiente estudiar los mecanismos inmunológicos pormenorizados que permitan explicar por qué esta aproximación funciona tan bien para controlar esta infección bacteriana.
Es una hipótesis por demostrar, pero estudios experimentales recientes demuestran que puede ser viable una aproximación vacunal que se base en la administración de subunidades para el control de esta enfermedad (Montesino et al., 2019; Obradovic et al., 2019b). Por tanto, es muy probable que la bacteria completa presente los antígenos necesarios para generar una respuesta humoral y celular muy eficiente para el control de esta enfermedad.