Adaptado de la publicación del artículo de Edgar Díaz Estrada para SUIS Nº 129 Jul/Ago 2016
M. hyopneumoniae constituye un agente fundamental en el desarrollo del complejo respiratorio porcino que genera pérdidas productivas de gran importancia, relacionadas con:
- Reducción del peso a sacrificio (6,5- 8 kg) en cerdos infectados frente a cerdos negativos (Díaz, 2000; Maes, 2003).
- Aumento del coeficiente de variación (9-16 hasta 22-28 %) en el peso a sacrificio (Yeske, 2001; Díaz, 2001), lo que se traduce en heterogeneidad de los grupos a la edad de venta.
- La condicionada presencia de otros patógenos respiratorios en la línea de producción, tales como PRRS (Thacker, 1999), Pasteurella multocida (Pijoan, 1987) y Actinobacillus pleuropneumoniae (Clark, 1997).
La lógica indicaría que si somos capaces de controlar uno de los principales causantes del CRP, automáticamente deberíamos poder controlar dicho complejo.
Sin embargo, es importante recordar que trabajamos en sistemas biológicos en los que cada patógeno (PRRS, PCV2, M. hyopneumoniae, P. multocida, B. bronchiseptica, A. pleuropneumoniae, H. parasuis, etc.) crea su propio hábitat o ecosistema dentro del cual tratará de sobrevivir.
Si bien la vacunación frente a M. hyopneumoniae puede generar mejoras difícilmente observables, no controlar su presencia en las granjas conllevará graves consecuencias para la operatividad y rentabilidad de las mismas, ya que el aparato respiratorio estará menos capacitado para defenderse de las agresiones constantes de los otros patógenos secundarios presentes.
En resumen, podemos afirmar que si controlamos M. hyopneumoniae la granja funcionará de manera óptima, mientras que si esto no sucede, los problemas clínicos y productivos serán una constante.
Si bien es cierta la trascendencia de M. hyopneumoniae en el desencadenamiento de los problemas respiratorios, también es cierto que por sí misma no causa mortalidad.
En una granja convencional, el efecto puro de una infección por M. hyopneumoniae suele pasar desapercibida y el impacto no lo observaríamos hasta semanas después, una vez que el agente ya se ha diseminado en la población generando daño pulmonar (hasta cierto punto moderado).
Podemos señalar que M. hyopneumoniae afecta y modifica la arquitectura del pulmón, mientras que otros patógenos secundarios aprovechan para infectar, proliferar y causar un efecto nocivo en el mismo.
A nivel pulmonar, los resultados del uso de vacunación son contundentes.
- De forma efectiva, el uso de vacunas disminuye el grado y gravedad de las lesiones pulmonares causadas por M. hyopneumoniae.
- En algunos casos observaremos además reducción en la presencia de lesiones relacionadas con otros agentes como P. multocida y A. pleuropneumoniae.
Las primeras tres granjas nunca habían vacunado frente a M. hyopneumoniae, mientras que las tres siguientes, utilizaban distintos programas de vacunación (E. Díaz, 2010).
Como podemos observar, las granjas mejoraron una media de un 15% sus datos de ganancia diaria, además de reducir en un 50% el grado de lesión pulmonar.
Mejorar un 15% la ganancia diaria es un dato muy importante, aunque es un dato que puede estar influenciado por otras variables como la cantidad y calidad del pienso, el sistema de alimentación, la densidad, etc.
La disminución de las lesiones pulmonares es un reflejo directo de la eficiencia de la vacunación, por lo que podemos concluir que la vacunación disminuye la presencia y gravedad de las lesiones pulmonares en las granjas porcinas.
¿Qué me dice de manera práctica la reducción de la lesión pulmonar?
Reducir la presencia de lesiones pulmonares permite tener un órgano sano y más capacitado para defenderse de los ataques de otros patógenos respiratorios.
No obstante, es importante no sobredimensionar este hecho, ya que obtendremos un pulmón más capacitado pero en ningún caso será un órgano estéril inmune a la infección de cualquier otro patógeno respiratorio.
¿Cómo mido esta reducción en condiciones de campo?
Existen varios procedimientos para valorar tanto el grado como la gravedad de las lesiones pulmonares asociadas a M. hyopneumoniae o a algún otro patógeno respiratorio.
Entre los más conocidos están el método incluido en el sistema PigMon y la valoración vía planimetría, ambos válidos y aplicables siempre y cuando se realicen con una periodicidad y frecuencia determinada.
La aplicación de estas metodologías permitirá realizar conclusiones acerca de:
- Momento de la infección.
- Tiempo de recuperación del tejido pulmonar (recordemos que es un órgano vivo con capacidad de regeneración).
- Presencia de otros patógenos y los momentos en los que se expresan.
- Para finalmente tener parámetros suficientes para valorar de manera objetiva la eficacia del proceso de vacunación.
¿Obtenemos reducción de la lesión pulmonar con cualquier producto frente a M. hyopneumoniae?
No habrá reducción de las lesiones pulmonares cuando el problema respiratorio no esté relacionado con M. hyopneumoniae sino con cualquier otro de los patógenos respiratorios, incluidos parásitos pulmonares.
En definitiva, la lesión respiratoria que observamos es únicamente eso, una lesión respiratoria inespecífica a nivel macroscópico imposible de atribuir a ningún patógeno específico, con lo cual es imprescindible aplicar un esquema integral de diagnóstico.
Durante mucho tiempo y aún en nuestros días, los sistemas de vacunación frente a M. hyopneumoniae se basaron en la inmunización de los lechones a edades tempranas (7 y 21 días).
El objetivo era proteger a las poblaciones de cerdos jóvenes antes de que estos se infectaran durante el destete o cebo.
Este enfoque no tiene en cuenta que la infección se origina, persiste y se mantiene a partir de las variaciones inmunitarias existentes en las poblaciones de reproductoras del sistema.
¿Por qué tratamos de proteger al lechón dejándole toda la carga de trabajo de control a la vacuna?
La lógica indica que la mejor opción pasaría por estabilizar el hato reproductor para aportar una protección robusta, que disminuyera la circulación del agente al reducir la transmisión o excreción a los lechones (Ruiz y Pijoan, 2002).
El único argumento válido que se ha generado con relación a este tema es que la estabilización inmunitaria del hato reproductor redundará en un aumento de la inmunidad maternal, lo que obligará a retrasar la vacunación en los lechones (21 días para Ingelvac MycoFLEX).
En ese sentido, determinar el momento óptimo de vacunación será fundamental, por lo que será imprescindible establecer un plan de trabajo basado en los siguientes puntos:
- Observación de los signos clínicos.
- Evaluación y diagnóstico de las lesiones en la línea de producción y/o en el matadero. Evaluación de la circulación del agente (a través de serología y PCR).
A partir de experiencias valoradas en diferentes estudios de campo con resultados estadísticamente significativos. Como idea general de inmunización frente a M. hyopneumoniae se ha planteado dirigir la vacunación hacia las reproductoras y reposición y de manera simultánea a los lechones.
El fundamento reside en estabilizar la inmunidad de toda la granja, evitando la aparición de subpoblaciones susceptibles.
Trabajos recientes han demostrado que una hembra con niveles adecuados de inmunidad reducirá la excreción de microorganismos hacia su descendencia (Ruiz, 2002).
A partir de aquí el cerdo se desarrollará de manera óptima, pero habrá que vacunarlo a partir de la quinta semana de edad (dependiendo del tiempo de transmisión óptima de inmunidad), para protegerlo de los probables desafíos que enfrentará en la línea de producción.
- Los resultados de este proceso son favorables, logrando producir lechones negativos de manera constante a lo largo de la línea de producción.
- Con este tipo de procedimientos será sencillo valorar el impacto positivo que genera el control de la enfermedad, difícil de apreciar cuando realizamos protocolos vacunales parciales ya sea en las reproductoras o en los lechones.
Este procedimiento puede aplicarse tanto en granjas de sitios múltiples como en flujo continuo, y el secreto para su aplicación es una monitorización constante (trimestral o cuatrimestral) de la circulación del agente (serológica), así como la valoración de lesiones y manifestaciones clínicas tanto en línea de producción como en el matadero.
Por último es importante señalar que en el seguimiento de este tipo de protocolos, hasta el momento solo Ingelvac MycoFLEX ha demostrado tener capacidad de estimular y mantener una respuesta inmunitaria “protectiva”, generando de esta forma ventajas productivas importantes para la granja (figuras 1 y 2).
Perfil serológico de M. hyopneumoniae (marzo 2003). Ingelvac MycoFLEX cerdas +línea de producción. Inmunidad de rebaño estándar
Como conclusión podemos afirmar que el uso de un protocolo óptimo de vacunación permite tener un sistema de producción sano (control de la circulación del agente y bajo grado de lesión pulmonar), que traerá como consecuencia rendimientos productivos significativos en la explotación.
Bibliografía en posesión del autor.