El sector porcino sigue avanzando hacia la sostenibilidad y el compromiso con el medio ambiente.
La reducción del uso de sustancias potencialmente perjudiciales para el medio ambiente ha sido uno de los compromisos sobre los que más hincapié se ha hecho desde los últimos años.
Uno de esos elementos es el zinc, cuyo uso en los piensos de porcino, más concretamente en aquellos destinados a lechones, ha sido rutinario durante varias décadas.
Este oligoelemento repercute de forma negativa cuando se usa a dosis muy elevadas o terapéuticas a nivel medioambiental ya que contamina suelos y aguas y puede llegar a ser tóxico para la microflora del suelo.
Debido a esta repercusión negativa, desde la Unión Europea se trazó un mapa de ruta para la reducción de las contaminaciones por zinc y que afecta directamente a la ganadería.
El 26 de junio de 2022 se cumplen los 5 años de plazo máximo para la aplicación de la Decisión de Ejecución C (2017) 4529.
Esta decisión entra en el marco del artículo 35 de la Directiva 2001/82/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, para el arbitraje de todos los medicamentos veterinarios que contienen óxido de zinc para administración por vía oral a especies destinadas a la producción de alimentos.
En definitiva, a partir de dicha fecha quedará prohibido el uso de óxido de zinc (ZnO) a dosis terapéuticas en piensos para ganado porcino. Se permitirá su uso como aditivo alimentario teniendo como límite superior 150 ppm. |
Tanto los productores como todos los agentes implicados en la producción porcina han realizado un gran esfuerzo en los últimos años para adaptarse a la nueva legislación, promoviendo y comprometiéndose con el medio ambiente y la sostenibilidad.
Prueba de ello son los datos del informe ESVAC (2018) en el que España se sitúa ligeramente por encima de los 200 mg/PCU cuando el mismo informe en 2014 situaba el consumo de antibióticos en nuestro país por encima de 400 mg/PCU. |
Los resultados muestran la capacidad de adaptación, transformación y evolución de la industria porcina y, ante este nuevo reto de retirada del óxido de zinc, habrá que poner en marcha herramientas útiles que permitan una producción rentable en ausencia del que, en muchas ocasiones, ha sido nuestro salvavidas a la hora de controlar problemas intestinales.
Efectos, funciones y mecanismos de acción del ZnO
El óxido de zinc ayuda a controlar los problemas de diarreas y blandeos en lechones, ya que es capaz de evitar la proliferación de bacterias potencialmente patógenas causantes de enfermedades intestinales, pero además tiene otros efectos en el organismo del animal.
1. INGESTA VOLUNTARIA DE PIENSO
El óxido de zinc es amargo por lo que deprime el consumo, más aún cuando es empleado a dosis elevadas como se viene haciendo, pero el zinc como oligoelemento es capaz de aumentar el consumo, ya que se ha demostrado que promueve la secreción del péptido de grelina a nivel gástrico que a su vez controla la ingesta de alimento (Yin et al., 1999).
Unos niveles plasmáticos de grelina más altos se correlacionan con una mayor ingesta voluntaria de pienso, lo que favorece el crecimiento y la obtención de mejores resultados productivos.
2. PROCESOS METABÓLICOS
El zinc está implicado en multitud de procesos metabólicos como la síntesis de ADN y el metabolismo de ácidos nucleicos y proteínas (Chesters et al., 1992).
También interviene en el metabolismo de ácidos grasos (Cunnane et al., 1997) y forma parte de varias enzimas, como la alcohol deshidrogenasa y la retineno reductasa, implicadas directamente en el metabolismo de la vitamina A (Quiles).
3. MODULACIÓN DE LA MICROBIOTA INTESTINAL
Entre todas sus implicaciones, funciones y efectos destaca el de modulador de la microbiota intestinal. Las teorías sobre su verdadero mecanismo de acción y su forma de regular los distintos grupos de bacterias y su proliferación son varias.
Según algún estudio, el zinc es capaz de reducir bacterias acido lácticas y aumentar la de los coliformes (Hojberg et al., 2005), pero si se comportase de esta manera teóricamente no disminuiría los problemas, sino que los aumentaría y en la práctica esto no ocurre. En este estudio se concluyó que su acción no es selectiva frente a bacterias como E. coli sino que ejerce un efecto no excluyente y no selectivo frente a bacterias Gram+, de forma que hay una mayor disponibilidad de nutrientes para los animales. Una de las teorías que sí que explicaría su evidente efecto beneficioso es la que asocia su acción positiva a la acción de los iones Zn.
La suplementación de óxido de zinc y su presencia en un ambiente con un pH como el del intestino supone la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) que inducen estrés oxidativo y oxidación en la membrana lipídica de las bacterias, reduciendo su capacidad de adherencia al intestino y su proliferación (Kromm et al., 2020).
Esta última teoría sí que explicaría su claro efecto antidiarreico.
Nuevo escenario
Este nuevo escenario de retirada de óxido de zinc y reducción de antibióticos implican la necesidad de mejorar las condiciones productivas de tal manera que se pueda mantener la rentabilidad.
La salud, o ausencia de enfermedad, es clave para el crecimiento de los animales y depende del equilibrio entre la capacidad de los lechones de defenderse de patógenos, de su capacidad inmunitaria y de la cantidad de desafíos a los que tengan que enfrentarse (presión de infección). |
Tanto el ZnO como los antibióticos han sido un escudo frente a la colonización de bacterias patógenas en animales cuyo sistema inmunitario aún estaba sin desarrollar por completo.
Por ello, ante esta nueva coyuntura, la clave estará en reducir la presión de infección al máximo y ayudar al animal a un desarrollo temprano de su inmunocompetencia.
El enfoque para afrontar este problema debe ser holístico, estableciendo un plan integral que comprenda todos los factores y agentes implicados: instalaciones, ambiente, genética, nutrición, etc.
El factor que más peso tendrá en la consecución de retirar el ZnO con éxito serán el manejo y la calidad del lechón destetado.
Destetar a edades cercanas a los 28 días de vida permite hacer un manejo más exitoso del creep-feeding y facilita la maduración del sistema digestivo del lechón para afrontar el reto de prescindir de la leche materna y alimentarse exclusivamente con pienso. |
En lo relativo al alimento, hay que aprovecharse de las dos variables con las que se puede jugar:
Nutrición: composición del pienso y sus características.
Alimentación: cómo manejamos los piensos en cuanto a días, cantidad, presentación, etc.
NIVEL DE PROTEÍNA
La reducción de la proteína bruta es primordial para trabajar con piensos en blanco o sin medicación de apoyo.
Debemos tratar de reducirla al máximo cumpliendo con los requerimientos de los animales. De esta manera, lograremos reducir el sustrato disponible para las bacterias patógenas, impidiendo así su proliferación y los posibles problemas.
Para conseguir esta reducción en cuanto a proteína bruta, pero manteniendo los niveles óptimos de aminoácidos, hay dos tipos de materias primas que nos servirán de ayuda:
Ambos nos ayudarán a reducir la cantidad de harina de soja a incluir en la dieta, lo que permitirá disminuir, en gran medida, la cantidad de factores antinutricionales que son inherentes a ella.
Reduciendo los factores antinutricionales, principalmente los inhibidores de la tripsina, conseguiremos facilitar la digestión y absorción y reduciremos el riesgo de problemas. |
El objetivo será reducir el nivel de proteína bruta añadiendo fuentes de proteína muy digestible que aumenten la digestibilidad de la dieta en un alto porcentaje.
A su vez, nos ayudarán a equilibrar el pienso y a ajustar el balance de aminoácidos o proteína ideal de la manera más eficiente posible. Un ligero aumento en la relación triptófano SID/lisina SID también nos ayudará a mejorar el confort intestinal y aumentar el consumo.
Conseguir un balance óptimo de aminoácidos con niveles tan bajos de proteína bruta abre la puerta a utilizar aminoácidos sintéticos que hasta ahora no eran necesarios como la isoleucina.
NIVEL DE FIBRA
La fibra también es un nutriente que adquiere una importancia capital cuando desaparece el óxido de zinc del pienso. Hasta que el lechón no alcance una madurez intestinal primará la inclusión de fibra insoluble.
Unos niveles óptimos de fibra insoluble ayudarán a controlar el peristaltismo haciendo que este sea ligeramente más rápido, reduciendo así la capacidad de adhesión de las bacterias patógenas al epitelio intestinal. |
Conforme el animal vaya madurando podremos ir incluyendo materias primas que aporten más fibra soluble, ya que el animal tendrá la capacidad de fermentarla y obtener nutrientes.
El hecho de incluir fibra mediante productos, o más bien subproductos fibrosos, entraña un riesgo: la calidad de dichos subproductos.
Siempre se debe conocer la calidad y lo seguras que son las materias primas que vamos a incluir (salvado, pulpa de remolacha, cascarilla de soja, etc.) y ser prudentes con sus niveles de inclusión, marcando un máximo de seguridad que ronde el 2,5%.
Dependiendo del grado de dependencia de los medicamentos en pienso de cada explotación se debe plantear un cambio en el programa nutricional.
Aumentar la cantidad de piensos a utilizar durante la fase de transición es una herramienta muy interesante que ayuda a flexibilizar el propio programa nutricional haciendo que este se adapte mucho mejor a los requerimientos de los lechones. |
Cuanto peor sea el nivel sanitario, más interesante resultará aumentar la cantidad de piensos. Por ello, en granjas muy dependientes de medicamentos, sería interesante hacer programas de 4 y hasta 5 piensos de tal manera que, tanto la fase de prestarter como la de starter, se dividan en dos.
Este cambio en el programa ha resultado ser muy efectivo, incluso en granjas con situaciones de E. coli verotoxigénico con problemas recurrentes de enfermedad de los edemas, por lo que se erige como una herramienta efectiva en un escenario sin medicación en el pienso.
Del mismo modo, podremos recurrir a alternativas efectivas, como el choice feeding que, combinadas con los cambios necesarios en el programa nutricional, supondrán una ayuda más en la consecución del objetivo.
Todas estas mejoras deben venir acompañadas de una revisión y ajuste en cuanto a manejo, instalaciones, programa vacunal, control sanitario, bioseguridad, etc.
La nutrición es uno de los pilares para conseguir la retirada del ZnO y la reducción de antibióticos, pero el plan de acción siempre debe ser integral y abarcar todos los factores involucrados.
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