Mantener la salud y productividad de los animales sin el uso de antibióticos ni óxido de zinc requiere tener en cuenta todos los componentes de algo tan complejo y difícil de definir como la salud intestinal.
Para Bischoff, 2011, hablar de salud intestinal es hablar de “estabilidad donde el microbioma y el tracto intestinal existen en equilibrio simbiótico y donde el bienestar y el rendimiento del animal no están limitados por una disfunción intestinal”.
Siguiendo este concepto, es necesario cuidar el intestino para garantizar su plena funcionalidad.
De entre las diferentes funciones es destacable su implicación en la inmunidad, pues la mucosa intestinal contiene la mayor extensión de tejido linfoide (GALT por sus siglas en inglés), pero también es la primera barrera física contra los patógenos, toxinas y otros agentes agresores que entran vía oral.
Es necesario, pues, minimizar los riesgos externos garantizando por ejemplo la higiene del pienso y agua que consumen tanto madres, lechones como cerdos, y reducir los factores que suponen un reto para su intestino, como la propia composición del alimento o situaciones de estrés.
Además, es esencial mantener el intestino en las mejores condiciones posibles para que éste pueda ejercer correctamente sus otras funciones de digestión de alimentos, así como síntesis de vitaminas y absorción de nutrientes, esenciales para mantener la productividad de los animales.
En cuanto a la microbiota, mantener su biodiversidad y estabilidad a lo largo de la vida del animal es fundamental, pues se ha relacionado con una menor presencia de patologías intestinales y mejor rendimiento productivo.
La inflamación intestinal
La inflamación, como concepto general, es una respuesta fisiológica cuando existe daño debido a causas físicas (heridas, cuerpos extraños, radiación, calor…) o biológicas (virus, bacterias, hongos…).
En el caso de la inflamación intestinal, ésta aparece como consecuencia de una perturbación de la homeostasis o equilibrio de los factores anteriormente citados (dieta, mucosa intestinal y microbiota) dando lugar además a:
Aumento de la permeabilidad intestinal.
Disbiosis del microbiota.
Activación de la respuesta inmune de la mucosa que puede afectar al eje intestino – cerebro.
¿Cuándo se produce la inflamación intestinal?
Un tracto gastrointestinal sano está en un estado constante de inflamación “controlado” como consecuencia de la proximidad de una elevada población de bacterias, antígenos dietéticos y toxinas.
En este contexto, el antígeno entra en contacto con su receptor y activa la producción de citoquinas proinflamatorias que tendrán acción a nivel local y sistémico.
Las posibles causas de inflamación son muy diversas, de entre las que destacan:
Estrés general y estrés por calor: Para maximizar la pérdida de calor durante el estrés por calor, se disminuye el flujo sanguíneo a través de la pared intestinal. Esto conduce a menos oxígeno y nutrientes para los enterocitos.
Ingredientes y presentación del pienso: como el tipo de grasa, concentración y fuentes de proteína, micotoxinas, factores antinutricionales, etc.
Cambios en la composición de la alimentación: la introducción de una nueva dieta por cambio de fase productiva a menudo se acompaña de una disminución en el consumo de alimento y de cambios morfológicos y fisiológicos de la pared del intestino.
Patógenos: algunos patógenos pueden afectar las propiedades de barrera del tracto gastrointestinal (Clostridium perfringens, Salmonella spp., E.coli, coccidias).
Efectos de la inflamación intestinal
La inflamación intestinal da lugar a diversos efectos por estar el intestino implicado en muchas funciones importantes para el organismo. Así, podemos clasificar los efectos en locales y sistémicos:
Los efectos locales más importantes son:
Edema: dificultando la absorción de nutrientes.
Destrucción del epitelio con disminución de la altura de las vellosidades y profundidad de las criptas, reduciéndose la superficie de absorción.
Reducción de la actividad de enzimas intestinales, como aminopeptidasa N, disacaridasa o lactasa.
Reducción de la función de barrera intestinal por relajación de las uniones estrechas.
Producción de citoquinas y de proteínas de fase aguda que tendrán efecto sobre otros órganos.
En este caso, se puede observar un empeoramiento de los índices de conversión y menores tasas de crecimiento. Además, los nutrientes no digeridos o absorbidos pueden quedar en el lumen intestinal y facilitar el crecimiento de ciertas bacterias no deseadas.
Por otra parte, también hay efectos sobre la salud de los animales pues se produce una disminución de la resistencia de la barrera intestinal. Algunas citoquinas disminuyen la expresión de ocludinas y desorganizan las proteínas de las uniones estrechas reduciendo la resistencia al paso de moléculas de gran tamaño
y facilitando la entrada de bacterias y toxinas al torrente sanguíneo (permeabilidad paracelular).
Los efectos a nivel sistémico son consecuencia de la producción de citoquinas producidas en el intestino que actúan como mensajeros provocando cambios en diferentes órganos:
Hipertermia
Leucopoyesis en la médula ósea
Pérdida muscular por catabolismo proteico
Síntesis de proteínas de fase aguda y daño hepático
Acción a nivel neuronal con reducción de la ingesta de pienso
Aumento de la demanda de nutrientes como consecuencia de varios de los efectos anteriores
¿Cómo regular la inflamación intestinal?
En los últimos años, varios estudios han demostrado el papel de la actividad antiinflamatoria de los antibióticos promotores del crecimiento como responsable de parte de su efecto. A raíz de la restricción en el uso de estos productos ha surgido la necesidad de encontrar alternativas naturales y con un nuevo enfoque nutricional para reducir los efectos de la inflamación intestinal.
En este sentido, se ha estudiado y comprobado la eficacia del uso, en alimentación animal, de ciertos componentes de origen vegetal, como por ejemplo algunos flavonoides de cítricos.
El efecto primario de estas sustancias es el bloqueo del receptor NF-κB, que es el factor de transcripción clave para la producción de citoquinas, entre otras moléculas. Gracias al bloqueo de este receptor, dichos metabolitos de origen vegetal actúan antes de la síntesis de factores proinflamatorios, reduciendo así el coste de la inflamación a nivel sistémico (protección hepática, antioxidante) y a nivel productivo, siendo sus efectos dosis dependiente. Al mismo tiempo, permiten el nivel de inflamación basal necesario para una inmunidad eficiente en el intestino.
Los efectos esperables del uso de ciertos flavonoides, como los contenidos en el producto pro-Xforte, se podrían resumir en:
pro-Xforte es una herramienta en base a una fórmula estandarizada de flavonoides de cítricos y otros ingredientes naturales que ayuda en la regulación del Factor nuclear Kappa B, con los consiguientes beneficios a nivel productivo y sanitario.
Recientes estudios sobre el uso de pro-Xforte en lechones al destete realizados en España han demostrado, por ejemplo, sus beneficios sobre la integridad intestinal y la microbiota, promoviendo ciertos géneros bacterianos y viéndose aumentada la expresión de las proteínas de uniones estrechas Ocludina y Zonulina.
Adicionalmente, la eficacia de pro-Xforte se refleja en la promoción del consumo y reducción del índice de conversión, aspectos críticos en la fase de transición y engorde, respectivamente.
Conclusiones
Hoy más que nunca es importante mantener la salud e integridad intestinal de los animales, concepto que comprende el equilibrio entre microbiota, dieta y mucosa intestinal.
La inflamación, aun siendo una respuesta fisiológica, no siempre es beneficiosa ni para la salud ni para el rendimiento del animal ya que puede dar lugar a una pérdida de la productividad por una menor ingesta de pienso y absorción de nutrientes, así como por un mayor gasto energético derivado de los efectos tanto locales como sistémicos. Igual de importante es su impacto negativo en la salud general del animal, pues la inflamación intestinal puede favorecer el crecimiento de ciertos patógenos y facilitar su translocación al torrente sanguíneo.