Las cerdas actuales tienen camadas de mayor tamaño con lechones con un peso al nacimiento inferior y más heterogéneo, así como un mayor porcentaje de lechones con un desarrollo intrauterino retardado caracterizados por un desarrollo digestivo inmaduro y una menor capacidad gástrica, lo que condiciona el metabolismo de los lípidos y de los hidratos de carbono (Dunshea, FR 2018).
Además, los lechones de cerdas primerizas tienen un peso medio inferior, representando el 15-20% de todos los lechones destetados (Dean Boyd, 2020).
Esto hace que debamos prestar mayor atención a la nutrición, tanto en la composición nutricional de los piensos como al programa de manejo, de:
Las cerdas en gestación.
Los lechones durante toda la lactación.
Los lechones en fase de transición, especialmente en las 2-3 semanas posteriores al destete.
(Jayaraman, B 2019)
El uso de niveles de óxido de zinc (ZnO) a nivel terapéutico en los piensos de lechones se prohibirá en la Unión Europea a partir del 26 de junio de 2022 en base al Real Decreto 306/2020 debido a que su uso continuado:
Crea resistencias a los antibióticos.
Aumenta la excreción de zinc en heces, contribuyendo a la contaminación del medio ambiente.
Genera toxicidad en los animales con lesiones en páncreas.
(DPP, 2018)
Bases fisiológicas nutricionales del zinc
El zinc es un mineral esencial en la nutrición porcina y la cantidad biodisponible en las materias primas del pienso no cubren las necesidades fisiológicas (Männer, 2008).
El zinc supone 1,5-2,5 g en un cerdo de 100 kg, encontrándose mayoritariamente en el tejido muscular (60%) y en el esqueleto (30%) que es el principal lugar de almacenamiento.
Las mayores concentraciones de zinc las encontramos en el pelo (200 mg/kg materia seca) y en el hígado (150 mg/kg materia seca), así como unos niveles en plasma sanguíneo de 1 mg/L, lo que corresponde al 0,1% del zinc corporal total.
El zinc es esencial para la buena integridad estructural y funcionamiento de cerca de 200 factores de transcripción, de forma que la mayoría de las vías metabólicas son dependientes de una o varias proteínas funcionales relacionadas con el zinc, cofactor de más de 300 metaloenzimas, dejándose notar especialmente en la sintetasas y transferasas del ARN y ADN, así como de numerosas enzimas digestivas (NRC 2012).
Cabe resaltar su papel frente al estrés oxidativo como parte de su función en la superóxido dismutasa y la ceruloplasmina (ferroxidasa). |
A la hora de definir las necesidades precisas de zinc, se han empleado métodos empíricos y factoriales, de tal forma que se definen tres estadios nutricionales según los niveles de zinc en plasma:
1. Carencia (< 1mg/l): cuando los niveles en el alimento llegan a los 100 ppm. 2. Zona de homeostasis: en la que se cubren las necesidades fisiológicas y de almacenamiento con 100-1.500 ppm. 3. Toxicidad: los mecanismos homeostáticos se saturan por encima de los 1.500 ppm. |
En los lechones destetados las necesidades nutricionales están en torno a los 80 mg de zinc/kg de pienso, pudiendo variar en función de numerosas variables como:
Biodisponibilidad y fuentes de inclusión (mayor biodisponibilidad en las fuentes orgánicas que en las inorgánicas).
Estructura de la dieta:
Contenido en calcio y otros minerales.
Niveles de fitato e incorporación de fitasas, así como sus dosis asociadas a la digestibilidad del fósforo.
(Ketata, 2022)
Figura 1. Estimación de las necesidades de Zn del cerdo.
Requisitos estrictos del lechón destetado: 80 mg/kg de Zn
Requisitos estrictos para los cerdos de engorde: 50 mg/kg de Zn
Puede variar con los diferentes parámetros que afectan a la biodisponibilidad:
• Forma de inclusión
• Composición de los piensos
• Contenido en calcio
• Contenido de fitatos
• Incorporación de fitasa
Las carencias de zinc dan lugar a pérdida de apetito, retraso del crecimiento y aparición de diarreas, junto a una paraqueratosis en la piel. En cambio, un exceso de zinc repercute en la absorción del cobre y el hierro, provocando anemia. |
El zinc es antagónico con el calcio, cobre, hierro, selenio y cadmio, así como sinérgico con magnesio y vitamina A. Tiene un efecto lineal y negativo en la absorción del cobre.
Los fitatos forman complejos con el zinc que no se absorben, de forma que 500 unidades de fitasa pueden reemplazar 27 mg de zinc en forma de sulfato (Bikker, 2012). |
Maduración del tracto digestivo del lechón
La ingesta adecuada de calostro y leche son factores críticos para el desarrollo anatómico y funcional del aparato digestivo de los lechones, por lo que proveer una adecuada alimentación a las cerdas reproductoras, tanto en la fase de gestación como de lactación, es esencial.
No olvidemos que el desarrollo del aparato digestivo comienza en la fase embrionaria, siendo uno de los sistemas que más tarde se completa (Jing Gao 2019).
Es importante que conozcamos el peso de nuestros lechones al nacimiento y al destete, ya que la relación entre la edad al destete con el peso vivo de los lechones en dicho momento es una de las principales variables del riesgo digestivo que nos permitirán poder trabajar sin óxido de zinc a nivel terapéutico con bastante éxito (Damgaard, H., 2019).
Es a lo que llamamos el Teorema de Pitágoras del Lechón destetado.
Puntos críticos a considerar para un adecuado desarrollo del aparato digestivo de los lechones en los días posteriores al destete:
Fisiológicamente, se reduce su capacidad de consumo voluntario, tanto de pienso como de agua (eaters/no eaters).
Desaparecen de su alimentación los factores nutricionales de la leche materna.
Se produce una atrofia de las vellosidades intestinales.
Se reduce la producción de enzimas endógenas.
Aumentan la permeabilidad de la mucosa intestinal y los procesos inflamatorios.
Se reduce la secreción de ácido clorhídrico en el estómago.
Se modifica el peristaltismo intestinal.
Se producen cambios en la microbiota de los diferentes tramos intestinales, lo que condiciona la digestión y absorción de nutrientes, aumentando el riesgo de trastornos digestivos.
El tránsito intestinal del alimento pasa de ser de 12 horas en el momento del destete a las 4 semanas a ser de 35 horas a las 9-10 semanas de vida, momento en que los lechones transicionan de la fase 2 a la 3, siendo esto algo sobre lo que podemos influir con la dieta.
A menor edad, mayor peristaltismo intestinal, siendo importante considerar que, durante esas seis semanas, el tamaño y capacidad del estómago e intestino se multiplican por diez.
Requerimientos nutricionales del lechón destetado
La nutrición del lechón, en base a los tipos de lípidos, calidad de las proteínas y aditivos (tanto antioxidantes como todos aquellos con un papel en la microbiota), la integridad intestinal y el desarrollo inmunitario juegan un papel crítico.
Calidad de la dieta
La digestibilidad de la dieta es el factor determinante para un mayor consumo de pienso y, por tanto, se debe tener en cuenta en el diseño de los piensos de arranque y prestarter.
El consumo de alimento en cantidad suficiente en los primeros días posteriores al destete ayuda a reducir el riesgo digestivo al evitar la anorexia transitoria que compromete la función de barrera intestinal y la respuesta inflamatoria local.
No debemos olvidar la importancia de la composición del programa de nutrición de los lechones por su influencia en el desarrollo neuroendocrino e inmunitario intestinal en cuya mucosa se producen aproximadamente el 65% de las células de defensa. |
Microbiota digestiva
Sabemos que una microbiota digestiva heterogénea, numerosa y estable también favorece el desarrollo de una buena inmunidad local y sistémica, mejorando también la absorción de los nutrientes y, por tanto, el rendimiento productivo de los lechones.
En este sentido, debemos recordar que la primera colonización de microbiota proviene de la propia cerda, lo que nos hace pensar que fomentar que ésta tenga una microbiota adecuada mejorará el desarrollo del aparato digestivo de los lechones. En este sentido, la nutrición de los lechones comienza con la nutrición adecuada de las cerdas. |
Por otro lado, también cabe resaltar que la microbiota de los lechones también varía dependiendo del peso de los mismos, tanto al nacimiento como al destete.
Calostrogénesis y lactogénesis
El primer paso para reducir el riesgo digestivo es maximizar la producción de calostro y de leche de la mejor calidad.
El calostro es la principal fuente de energía del lechón y tiene un papel esencial en el desarrollo gastrointestinal durante las primeras 24 horas de vida al estimular la proliferación celular en la mucosa intestinal y el desarrollo de las vellosidades intestinales (tamaño, forma y densidad).
La leche, como mayor fuente de nutrientes y gracias a sus componentes bioactivos, continúa mejorando la proliferación celular, favoreciendo el crecimiento del intestino delgado, reduciendo los procesos proinflamatorios y mejorando la integridad de la barrera intestinal y la salud del tracto gastrointestinal.
Pienso de iniciación
El pienso de iniciación o pienso de arranque, que va asociado a la ingesta de leche desde la semana de vida y hasta 5-7 días después del destete, tiene como objetivo que los lechones ingieran la mayor cantidad, lo antes posible, para favorecer una adecuada morfología digestiva, una maduración del sistema inmunitario mucosal y una colonización de la microbiota.
En el diseño del pienso de arranque y prestarter precisamos tener en cuenta los siguientes puntos importantes:
Se debe lograr una elevada apetecibilidad, palatabilidad y digestibilidad.
Se debe modular la densidad energética y balance de aminoácidos esenciales y funcionales de baja fermentación, así como el aporte de grasas ricas en ácidos grasos de cadena media por su mayor capacidad de formación de micelas. Es esencial el uso de grasas de la máxima calidad con muy bajos índices de acidez y peróxidos.
Se debe mantener una relación máxima entre lisina digestible con la proteína para tratar de penalizar lo mínimo posible el crecimiento de los lechones cuando procedemos a bajar los niveles de proteína bruta de los piensos.
La interacción entre la proteína y la fibra del pienso también modulan el peristaltismo y la microbiota, debiendo considerar priorizar la fibra insoluble sobre la soluble (fibras fermentiscibles e inertes).
La densidad de la dieta está condicionada por el peso de los lechones y su estado sanitario de forma prioritaria.
Un consumo bajo de pienso en los días posteriores al destete se traduce en una baja ingesta de nutrientes esenciales para mantener las estructuras anatómicas de la mucosa intestinal, lo que afectará negativamente a la una fisiología digestiva, pudiendo conducir a procesos de maldigestión y malabsorción.
Es importante considerar la capacidad de retención de agua de las diferentes materias primas, ya que un incremento en dicho valor de la dieta final aumentará la presión osmótica intrínseca en el lechón, dando lugar a un descenso en el consumo de pienso.
Revisar los niveles de minerales (Cu, Fe, Mn, Se y Zn) en formas orgánicas frente inorgánicas nos permitirá reducir el nivel de cenizas e interacciones prooxidantes.
Es recomendable incluir adecuados niveles de vitaminas, sobre todo las relacionadas con los procesos oxidativos, apetito, regeneración de mucosa y maduración inmunitaria (A-E-Complejo B).
Esta fase crítica determina también la producción del ácido clorhídrico, así como el pH y tiempo de vaciado gástrico y, por tanto, la función de barrera gástrica y la capacidad de digestión.
A mayor tiempo de estancia del alimento en el estómago, mejor digestión y absorción tendrá en el intestino delgado, por lo que nos interesa aumentar el tiempo de estancia del pienso en el estómago mediante la inclusión de materias primas con una estructura que favorezca el ataque de jugos gástricos:
Piensos con mínimos niveles de polisacáridos no estructurales solubles, incluyendo algunos insoluble.
Dietas que se fabriquen con una molienda fina y homogénea.
Dietas con balance electrolítico adecuado (Cl, Na y K).
Piensos formulados teniendo en cuenta la capacidad tampón en base a la calidad de la proteína y los minerales (bajos niveles de calcio, ya que influye en la expresión de las citoquinas proinflamatorias).
Aditivos funcionales digestivos
Haciendo referencia a los aditivos nutricionales con mecanismos de acción positivos en la morfología y fisiología digestiva, así como sobre la microbiota y respuesta inmunitaria destacamos:
Ácidos orgánicos
Aceites esenciales
Antioxidantes
Bacteriófagos
Enzimas
Extractos vegetales
Inmunoglobulinas
Nucleótidos
Péptidos activos
Probióticos
Prebióticos
Secuestrantes de micotoxinas
(Lauridsen, C., 2019).
Todos valen, pero no todos caben, por lo que debemos evaluar sus sinergias y retorno de la inversión a la hora de incluir algunos de ellos en nuestro programa de nutrición, en una, dos o las tres fases de alimentación de los lechones.
En la Tabla 1 se resumen los mecanismos de acción más relevantes de estos aditivos funcionales:
Tabla 1. Aditivos del pienso como alternativa al ZnO frente a la diarrea postdestete. (Adaptado de Lauridsen, C., 2019).
Programas de alimentación
Tan importante como el diseño de las dietas para lechones y el control estricto de calidad de las materias primas que las componen es ajustar la cantidad de cada uno de los piensos teniendo en cuenta los días de suministro de los mismos y los rangos de peso de los lechones.
Asimismo, el manejo de estos piensos por parte de las personas que atienden a los lechones es determinante, siendo importante que sean meticulosos con estas variables, así como en los cambios entre piensos (arranque, prestarter y starter).
Es importante conocer el peso de nuestros lechones al nacimiento y al destete para poder ajustar convenientemente el plan nutricional de piensos. |
Conclusiones
La nutrición de los lechones comienza con una correcta nutrición y alimentación de las cerdas reproductoras, siendo esencial tener programas de nutrición de cerdas en gestación y en lactación que nos aseguren una elevada producción de calostro y leche.
Un mayor peso al nacimiento y al destete supone un menor riesgo digestivo.
Al mismo tiempo, debemos lograr que el lechón interaccione lo antes posible con el pienso de arranque a los pocos días del nacimiento (5 días), siendo relevante que ingiera una cantidad adecuada de este alimento antes del destete, momento en el que la edad y el peso de los lechones serán dos de los pilares fundamentales para un correcto desarrollo digestivo. |
En el desarrollo digestivo del lechón tomaremos como referentes factores anatómicos, fisiológicos, funcionales, así como inmunitarios y microbiota.
La fase crítica durante los días posteriores al destete, cuando deben comer pronto y en suficiente cantidad, seguida de la fase de transición y maduración, determinarán si hemos realizado un correcto programa de nutrición y manejo de las dietas (especial atención al momento del cambio de arranque a prestarter y de este al starter en base a grupos de pesos y cantidad de cada uno de los piensos ingeridos). Para ello, debemos prestar especial atención a los balances de nutrientes y materias primas, así como los aditivos que las conforman centrados en las fuentes de proteína, energía (grasas e hidratos de carbono, fibra, minerales y vitaminas).
Al mismo tiempo, la digestibilidad de los nutrientes y la densidad en las dietas serán decisivos, junto con un correcto control de calidad de materias primas y tecnología de fabricación (tamaño partícula, diámetro granulado, dureza y durabilidad), todo ello asociado a una calidad/cantidad de agua óptima.
Bibliografía
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