La aparición de antibiorresistencias entre los microorganismos, tanto patógenos como comensales, es un problema que genera una creciente preocupación en todo el mundo, ya que este fenómeno es responsable de la pérdida de eficacia de los antibióticos frente a enfermedades infecciosas que habitualmente tenían cura.
Es por ello que llevar a cabo un control adecuado de la existencia de estos microorganismos, conociendo cuáles son e incluso qué sensibilidad presentan frente a los antibióticos, resulta de gran importancia de cara a frenar su expansión y gestionar de una forma más eficiente los eventuales brotes que puedan producirse en las explotaciones porcinas. |
La creciente preocupación sobre la generación de resistencias antibióticas existente en la actualidad, junto con las pautas de la Agencia Europea del Medicamento hacia una reducción en la administración de antibióticos, una mejor selección de la terapia antibiótica efectiva mediante la realización de antibiogramas y la categorización de los antibióticos para su administración en medicina humana/veterinaria (EMA, 2020), han sido responsables de una reducción ostensible de su consumo en ganadería (EFSA, 2021). Sin embargo, las antibiorresistencias todavía son responsables de un elevado número de decesos anualmente (O´Neill, 2014; Wall et al., 2016; WHO, 2019; WHO, 2021).
Teniendo en cuenta que la administración de antibióticos en producción animal es en muchos casos necesaria para mantener un adecuado estatus sanitario y un buen nivel productivo, encontrar un equilibrio entre ambos aspectos puede resultar difícil.
Un conocimiento más profundo de los efectos que los tratamientos terapéuticos con antibióticos tienen sobre poblaciones bacterianas, como la microbiota intestinal y genital de individuos tratados, podría resultar de gran ayuda en el momento de tomar la decisión de seleccionar el tratamiento más adecuado y gestionar de forma más eficiente las implicaciones posteriores del mismo. |
Entre estas bacterias, los enterococos resistentes a la vancomicina (VRE) y las enterobacterias productoras de betalactamasas de espectro extendido (ESBL) son consideradas una amenaza para la salud pública (Fournier et al., 2012; Adler et al., 2016; Madec et al., 2017; EFSA, 2021).
ENTEROCOCOS RESISTENTES A LA VANCOMICINA (VRE)
Los enterococos forman parte de la microbiota de animales y humanos, siendo bacterias ubicuas que se pueden encontrar en agua, suelos y plantas (Novais et al., 2013), pudiendo diseminarse a través de heces, alimentos contaminados o por contacto directo con animales (Novais et al., 2013; Nilsson et al., 2012). Puesto que la vancomicina es uno de los antibióticos de elección para el tratamiento de infecciones causadas por enterococos multirresistentes en medicina humana, la presencia de VRE en animales es especialmente preocupante (Hammerum, 2012) y su uso en Medicina Veterinaria está prohibido de acuerdo a la categorización de la EMA (EMA, 2020). |
ENTEROBACTERIAS PRODUCTORAS DE BETALACTAMASAS DE ESPECTRO EXTENDIDO (ESBL)
Las enterobacterias forman parte de la microbiota habitual del tracto gastrointestinal de animales y humanos, y uno de sus principales mecanismos de resistencia es a través de la producción de β-lactamasas (Doi et al., 2017). Es por ello que los ESBL son de especial importancia, ya que son capaces de contrarrestar el efecto de la mayor parte de los β-lactámicos, a excepción de los carbapenems y cefamicinas (Tamta et al., 2020). Los ESBL se han encontrado frecuentemente en animales de granja, entre ellos el porcino (Stefani et al., 2014), desde donde pueden pasar a humanos. |
Puesto que el grado de resistencias a antibióticos detectado en animales de producción se ha relacionado con la administración de antibióticos, se puede hablar de la existencia de
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