Los profesionales veterinarios han reivindicado incontables veces su derecho a ser reconocidos como lo que son, “Personal Sanitario”, y que sean incluidos en el Sistema Nacional de Salud.
A pesar de la enorme importancia que tiene la veterinaria para la Salud Pública y la Seguridad Alimentaria, sigue estando infravalorada por gran parte de la sociedad. Y es que, mientras que todo funciona correctamente, pocos se acuerdan del papel esencial que tienen los profesionales veterinarios como barrera de contención sanitaria, especialmente frente a las enfermedades zoonóticas que amenazan continuamente a nuestra salud.
No en vano, el concepto “One Health” no es algo nuevo en veterinaria, está arraigado en nuestras mentes desde el primer contacto con la carrera, está en nuestro ADN…
Es la base sobre la que se sustentan todas las acciones que llevan a cabo los profesionales veterinarios en sus respectivos ámbitos de actuación, desde la clínica diaria, pasando por la higiene e inspección de los alimentos, e incluso en el campo de la investigación, donde las contribuciones de la veterinaria han sido, y siguen siendo, determinantes para el avance de la ciencia.
Hemos hablado incontables veces sobre cómo la ciencia ha contribuido al avance del sector porcino, pero sería más apropiado hablar de la relación sinérgica entre la investigación científica, la profesión veterinaria y el sector porcino.
Es cierto que la ciencia ha marcado de forma indeleble el rumbo de la porcicultura moderna, pero la contribución de las Ciencias Veterinarias (especialmente en el ámbito de la especie porcina) al avance de otros campos de la investigación ajenos a la veterinaria es considerable.
Quizá el ejemplo más reconocido históricamente de la contribución de un veterinario al avance científico es el de Daniel E. Salmon que describió la primera Salmonella, una bacteria que aún hoy en día supone un verdadero quebradero de cabeza para la Salud Humana y Animal. Además, sus estudios condujeron al desarrollo de las denominadas “vacunas muertas” que, más adelante, sentarían las bases para la producción de vacunas frente a enfermedades devastadoras como el cólera o el tifus.
Volviendo a la actualidad, vemos que la especie porcina, más allá de aportar una fuente valiosísima de proteína de alta calidad y biodisponibilidad, puede ayudar a mejorar la Salud Humana de formas sorprendentes.
Como modelo biomédico, el cerdo está cada vez más presente en los estudios relacionados con la Salud Humana debido a su similitud fisiológica y anatómica con el ser humano. De hecho, la secuenciación del genoma del cerdo supuso un enorme avance para la Medicina Humana, ya que ha permitido ahondar en las mutaciones causantes de enfermedades como la enfermedad de Alzheimer, la diabetes e, incluso, la dislexia.
Una línea de investigación especialmente prometedora es la de los xenotrasplantes. El camino no está exento de obstáculos, siendo necesario que los órganos superen las barreras fisiológicas e inmunológicas (rechazo hiperagudo, agudo humoral y adaptativo, disfunción de la coagulación, rechazo crónico, inducción de tolerancia y riesgo de infección) que separan a ambas especies.
No obstante, en los últimos años hemos podido ver que cada vez estamos más cerca de poder obtener y trasplantar, con seguridad, órganos de cerdos en personas. El caso más reciente, el trasplante de un corazón de cerdo a un paciente sin esperanza médica que sobrevivió durante 2 meses, ha supuesto un hito médico que llena de esperanza a miles de personas que anhelan la oportunidad de empezar una nueva vida con salud. Solo el tiempo dirá si la producción porcina pasará de ser solo una fuente de alimento a un medio para salvar vidas. Lo que sí sabemos es que los veterinarios y el sector porcino estarán siempre dispuestos a contribuir en lo que puedan al avance de la ciencia por el bien de la humanidad. |