Desde que comenzaron a utilizarse los antibióticos allá por los años 30, hasta el día de hoy, se ha modificado notablemente la forma y filosofía de su empleo. Tras una primera fase de enorme esperanza, se abría un nuevo frente para el control e incluso erradicación de las enfermedades infecciosas. Alertados por las resistencias que iban emergiendo, llegó una segunda fase de “euforia” por la explosión en el descubrimiento y comercialización de nuevos y muy eficaces antibióticos, aparentemente capaces de enmendarlas.
De hecho, en 1969 el “US Surgeon General” declaró en el Congreso Americano que “era el momento de cerrar el libro de las enfermedades infecciosas” (All experts agree that by the year 2000, viral and bacterial diseases will be eliminated”. Time February 1966). Desde hace unos años esa euforia se ha topado con la cruda realidad: un “vacío” en el descubrimiento de nuevos antibióticos desde 1990 y el crecimiento exponencial de resistencias. |
¿CÓMO HA SIDO POSIBLE SALTAR DE TENER LA SOLUCIÓN A AMPLIFICAR EL PROBLEMA?
Son muchas las causas que nos han conducido hasta aquí, como el hecho de no haber sabido asimilar y concienciarnos de una serie de evidencias observadas en las primeras etapas:
La actividad de la penicilina a concentraciones subinhibitorias (Gardner, 1940).
El efecto post-antibiótico (EPA) de la penicilina sobre el Staphylococcus aureus (Eagle y Musselman,1949).
El efecto paradójico de los betalactámicos (efecto Eagle) que recibe el nombre de su descubridor (Eagle, 1950).
La importante contribución del hospedador en la respuesta terapéutica antimicrobiana.
Por supuesto, el primer aviso sobre el problema de las resistencias fue expuesto por Fleming (1945) que señaló que “con el tiempo puede darse el caso de que la penicilina pueda comprarse en cualquier tienda. Entonces existirá el peligro de que gente ignorante se subdosifique a sí mismo y exponga a los microbios a dosis no letales del fármaco, volviéndoles resistentes…”.
El problema de las resistencias no es exclusivo de los antiinfecciosos, ya que otros fármacos como los antiparasitarios, los antitumorales y los antivíricos, también pueden presentarlas.
EL RETO DE LAS RESISTENCIAS ANTIMICROBIANAS
El uso individual inadecuado de los antimicrobianos, a pesar de los avisos y recomendaciones de organizaciones internacionales -OIE, OMS, EMA, FAO, etc.-, nos lleva hacia una grave crisis sanitaria a nivel mundial que debe abordarse desde el concepto “ONE HEALTH”.
En este sentido, la Unión Europea, a través del Reglamento 2019/6 del Parlamento Europeo y del Consejo, pone de manifiesto una serie de evidencias:
La complejidad del problema, su dimensión transfronteriza y la elevada carga económica. Su impacto va más allá de sus graves consecuencias para la salud humana y la sanidad animal y se ha convertido en un problema de salud pública mundial.
La necesidad de reforzar la utilización prudente de los antimicrobianos, evitando su uso profiláctico y metafiláctico rutinario, e implementar acciones destinadas a limitar su uso en los animales para poder prevenir o tratar infecciones humanas potencialmente mortales.
La importancia de fomentar e incentivar el desarrollo de nuevos antimicrobianos, implementando prácticas ganaderas que incluyan una buena higiene, alimentación, manejo y bioseguridad.
Es necesario promover la práctica de una antibioterapia óptima, tal y como lo define el Center for Disease Control and Prevention (CDC):
“Aquella práctica que maximiza el impacto terapéutico a la vez que minimiza la toxicidad y el desarrollo de resistencias. El uso inadecuado de antibióticos tiene consecuencias importantes: aumenta el coste, la toxicidad y las resistencias microbianas”.
Por su parte, la OMS advierte de que “si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales”.
UN FRENTE COMÚN EN LA LUCHA CONTRA
Para evitar el incremento de resistencias, se han publicado numerosas recomendaciones y se han llevado a cabo importantes iniciativas.
A nivel europeo, el Informe JIACRA, parte del sistema de vigilancia de consumo de antibióticos veterinarios, está basado en el sistema de análisis de consumo del ESVAC (European Surveillance of Veterinary Antimicrobial Consumption) y está bajo la coordinación de la EMA.
El Informe JIACRA pone de manifiesto la correlación que existe entre el uso de antimicrobianos en los animales y el desarrollo de resistencias, tanto en animales como en personas (Figura 1).
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