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Impacto de la placentación en el peso fetal

Escrito por: Abner L. Shinkawa - Instituto de Ciências Biológicas da Universidade Federal de Minas Gerais , Dayanne K. O. Pires - Instituto de Ciências Biológicas da Universidade Federal de Minas Gerais , Fernanda R. C. L. Almeida - Instituto de Ciências Biológicas da Universidade Federal de Minas Gerais , Isadora M. S. de Oliveira - Instituto de Ciências Biológicas da Universidade Federal de Minas Gerais , João Vitor L. Ferreira - Instituto de Ciências Biológicas da Universidade Federal de Minas Gerais , Leticia P. Moreira - Instituto de Ciências Biológicas da Universidade Federal de Minas Gerais , Saffir D. Fernandes - Instituto de Ciências Biológicas da Universidade Federal de Minas Gerais , Stephanny R. Rainha - Instituto de Ciências Biológicas da Universidade Federal de Minas Gerais , Tulio C. C. de Alkmim - Instituto de Ciências Biológicas da Universidade Federal de Minas Gerais

La placenta desempeña un papel esencial en el desarrollo fetal, actuando como el principal puente fisiológico entre la cerda y sus lechones. A través de ella se produce el intercambio de nutrientes, gases y señales metabólicas que determinan la viabilidad y el peso al nacimiento. Su estructura, vascularización y eficiencia están moduladas por una compleja interacción de factores genéticos, nutricionales, uterinos y ambientales. Comprender cómo estos elementos influyen en la placentación permite explicar fenómenos como el crecimiento intrauterino restringido y las variaciones en la uniformidad de las camadas, ofreciendo una base sólida para mejorar el rendimiento reproductivo y la productividad en la especie porcina.

El periodo de gestación es fundamental para determinar la salud y el desarrollo de los lechones, siendo esencial mantener unas condiciones morfológicas y fisiológicas adecuadas para un desarrollo prenatal satisfactorio.

El desarrollo en el periodo prenatal está determinado por factores genéticos, nutricionales y morfofuncionales del útero y la placenta.

En condiciones adversas, el feto utiliza una serie de estrategias para sobrevivir, entre ellas una reducción del metabolismo, lo que impide que exprese el potencial de crecimiento acorde con su edad gestacional, dando lugar a una condición conocida como crecimiento intrauterino restringido (CIR).

En esta situación, el flujo sanguíneo se dirige preferentemente al cerebro, órgano clave para la supervivencia, en detrimento de otros órganos.

EN LA ESPECIE PORCINA, EL CIR SE PRESENTA DE FORMA SEVERA Y PUEDE AFECTAR HASTA AL 30 % DE LOS LECHONES NACIDOS EN UNA CAMADA

 

El CIR es responsable de elevadas tasas de mortalidad en las primeras semanas de vida y de una menor ganancia de peso a lo largo del desarrollo de los lechones, lo que conlleva importantes pérdidas económicas para el sector.

Existen pruebas de que la insuficiencia placentaria es la principal causa de esta afección en los cerdos, ya que su placenta epiteliocorial difusa prácticamente no permite el contacto entre la sangre materna y la fetal. Por tanto, la caracterización de la arquitectura placentaria resulta crucial para comprender el CIR y el correcto desarrollo de la camada.

CARACTERÍSTICAS ESTRUCTURALES DE LA PLACENTA

La placenta es el principal órgano responsable del intercambio de nutrientes, metabolitos y gases respiratorios entre la madre y el feto. Además, produce hormonas, citoquinas y otras sustancias que influyen en el crecimiento y desarrollo fetal durante la gestación.

En la especie porcina, la placenta se clasifica como difusa, plegada, no invasiva y epiteliocorial (el tejido fetal no invade el endometrio materno).

La placentación epiteliocorial es la más superficial —no invasiva—, y el epitelio uterino permanece intacto durante toda la gestación.

La placenta epiteliocorial está formada por seis capas celulares que separan la sangre materna de la fetal (Figura 1):

La placentación, es decir, la formación de la placenta, comienza con la implantación, adhesión y migración celular, procesos que conducen a la unión del trofectodermo (membrana fetal) con el epitelio endometrial materno.

Las depresiones del epitelio luminal y del trofectodermo reducen la distancia entre la sangre materna y la fetal, acortando así la distancia de difusión a través de la interfase materno-fetal (Figura 2).

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA ESTRUCTURA DE LA PLACENTA

  EDAD GESTACIONAL  

La demanda energética aumenta drásticamente a lo largo de la gestación, por lo que el transporte de nutrientes hacia el feto debe volverse progresivamente más eficiente.

Ello requiere:

1 Reducir la distancia de intercambio en la interfase materno-fetal.
2 Favorecer el transporte por difusión pasiva, que no implica gasto energético.

Con la formación de los pliegues placentarios aparecen dos tipos de células trofoblásticas:

La formación de los pliegues placentarios aumenta la superficie de interacción materno-fetal, favoreciendo una nutrición adecuada del feto en crecimiento. Así pues, tienen un impacto significativo en la eficiencia placentaria, que a su vez influye directamente en el desarrollo fetal.

No obstante, los cambios más drásticos se producen a nivel estructural, especialmente en la densidad vascular y en la altura de las células que conforman la interfase.

LA CRECIENTE NECESIDAD DE OXÍGENO ESTIMULA LA ACTIVIDAD ANGIOGÉNICA MEDIANTE LA ACTIVACIÓN DEL VEGF Y OTROS FACTORES DE CRECIMIENTO VASCULAR

Para responder a esta creciente demanda, la estructura placentaria experimenta modificaciones que favorecen una mayor eficiencia en el intercambio materno-fetal. La morfología de la placenta se evaluó en diferentes etapas de la gestación:

Los resultados mostraron que las células de la interfase —el epitelio endometrial en el lado materno y el trofoectodermo en el lado fetal— disminuyen su altura a medida que avanza la gestación, pasando de medir entre 21 y 25 μm a valores inferiores a 2 μm en la placenta a término (Figura 3).

El estudio también evidenció el desarrollo vascular a lo largo de la gestación, con la formación de nuevos vasos en las regiones más próximas a la interfase durante las etapas finales, así como un incremento en el número de vasos de menor calibre (Gráfica 1).

Junto con la dinámica estructural de la placenta a lo largo del desarrollo intrauterino, diversos factores pueden influir en su arquitectura y función, entre ellos el dimorfismo sexual, el tamaño de la camada y el estado sanitario de la cerda.

  DIMORFISMO SEXUAL  

En los mamíferos, el sexo del feto influye en el peso al nacimiento, siendo los machos generalmente más pesados que las hembras, diferencia que puede apreciarse ya en las primeras fases de la gestación.

En el porcino, los fetos macho presentan un ritmo de crecimiento más rápido, que se mantiene durante todo el periodo gestacional, así como un mayor volumen de líquido amniótico.

Estas particularidades sugieren la existencia de diferencias en la función placentaria asociadas al dimorfismo sexual fetal.

En varias especies se observan diferencias en el desarrollo fetal entre machos y hembras.

En la especie humana, los fetos masculinos presentan una menor capacidad de respuesta ante condiciones uterinas adversas, y los embarazos de varones se asocian con una mayor incidencia de prematuridad, preeclampsia y diabetes gestacional.

En el porcino, diversos estudios han demostrado que los machos recién nacidos presentan una mayor mortalidad predestete y son más susceptibles a las enfermedades que las hembras, a pesar de su mayor peso al nacimiento, lo que sugiere un posible papel de la placenta en este contexto.

La relación entre el sexo del feto y el desarrollo placentario en cerdos es muy dinámica: aunque en los días gestacionales 50 y 104 no se detectan diferencias estructurales entre las placentas de fetos machos y hembras, en el día 70 el peso de los machos es superior (Figura 4).

El estudio realizado por Stenhouse et al. (2019), utilizando células placentarias porcinas cultivadas in vitro (día gestacional 60), demostró que las células procedentes de fetos hembra presentan una mayor capacidad para establecer conexiones entre sí. Estos resultados sugieren, a su vez, que las placentas asociadas a fetos hembra en el día gestacional 60 producen más factores angiogénicos que las de los machos.

Comprender los mecanismos que controlan el crecimiento fetal resulta fundamental para reducir la prevalencia de lechones con bajo peso al nacimiento y, de este modo, optimizar la cadena de producción porcina.

Las discrepancias observadas entre estudios pueden atribuirse a distintos factores, como la raza de los animales empleados y, en consecuencia, una mayor variabilidad biológica, requiriéndose más investigaciones que evalúen los factores angiogénicos placentarios y la metabolómica del líquido amniótico, comparando ambos sexos, con el fin de dilucidar mejor esta cuestión.

  TAMAÑO DE LA CAMADA  

Existen evidencias de que el peso medio de los lechones al nacimiento disminuye a medida que aumenta el tamaño de la camada. Sin embargo, no se han encontrado estudios que establezcan una relación clara entre el tamaño de la camada y la vascularización placentaria.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA PLACENTA Y LA INCIDENCIA DE LA MORTALIDAD PREDESTETE PARECEN ESTAR ESTRECHAMENTE VINCULADAS AL PESO DEL LECHÓN AL NACIMIENTO

Se ha observado que la superficie placentaria (−20,4 %) y el peso de la placenta (−14,8 %) son inferiores en los lechones muertos antes del destete en comparación con los que sobreviven.

En camadas más numerosas, el flujo sanguíneo placentario por lechón se reduce y el área placentaria disponible para cada uno es menor, lo que explicaría el menor peso medio al nacimiento y la mayor incidencia de mortalidad antes del destete.

Una mejor comprensión de las complejas interacciones entre el flujo sanguíneo placentario y las características fisiológicas de la cerda moderna puede ofrecer información valiosa para reducir las pérdidas perinatales.

FACTORES QUE CONTRIBUYEN A LA INSUFICIENCIA PLACENTARIA

En la producción porcina moderna hay varios factores que afectan al crecimiento del feto y el desarrollo fetal y placentario durante la gestación:

A continuación, se analizan algunos de los factores más relevantes que pueden contribuir a una placentación ineficiente en cerdos.

  GENÉTICA  

En los cerdos, el componente genético influye directamente en el desarrollo placentario.

Por ejemplo, las placentas de las cerdas Yorkshire aumentan su tamaño y superficie durante el último tercio de la gestación, mientras que el crecimiento de las placentas de cerdas Meishan se mantiene estable en esa etapa, aunque presentan un marcado incremento en la densidad de vasos sanguíneos en la interfase placenta-endometrio, lo que favorece una mayor irrigación.

Estas diferencias reflejan la influencia del linaje sobre la morfología y la función placentarias, de modo que la placenta de la cerda Yorkshire presenta una mayor eficiencia por unidad de superficie en comparación con la de la cerda Meishan.

  CAPACIDAD UTERINA  

Diversos estudios han revelado que la capacidad uterina puede influir significativamente en el crecimiento prenatal.

Según Alvarenga-Dias y Almeida (2021), en el ambiente intrauterino existe una intensa competencia nutricional entre los embriones, que se vuelve crítica a partir del día 30 de gestación.

Como consecuencia, se observa una relación inversa entre el número de fetos y el crecimiento fetal: cuanto mayor es el número de fetos en el útero, menor es el desarrollo individual y mayor la competencia por la irrigación placentaria.

La capacidad uterina, por tanto, es un factor determinante en la variabilidad del peso fetal dentro de la camada, pudiendo verse comprometida a medida que avanza la gestación, lo que incrementa la proporción de fetos de menor tamaño y con mayor índice de mortalidad.

  CONDICIÓN CORPORAL  

Una vez finalizado el período de lactación, se espera que las cerdas retornen al celo en los cinco días posteriores al destete, iniciando así un nuevo ciclo reproductivo.

Sin embargo, debido al marcado balance energético negativo que se produce durante la lactación, el desarrollo folicular y embrionario puede verse afectado, dando lugar a una condición conocida como síndrome del segundo parto caracterizado por desequilibrios metabólicos que, en última instancia, pueden provocar la muerte embrionaria.

COMO CONSECUENCIA DEL SÍNDROME DEL SEGUNDO PARTO, LOS PROCESOS DE FERTILIZACIÓN, IMPLANTACIÓN Y DESARROLLO PLACENTARIO PUEDEN VERSE COMPROMETIDOS

  NUTRICIÓN  

El factor nutricional está estrechamente vinculado a la condición corporal y resulta fundamental en todas las etapas productivas de la producción porcina, especialmente durante la gestación, cuando el desarrollo embrionario y fetal está fuertemente influido por la nutrición materna, responsable de modular el metabolismo placentario.

Por tanto, las dietas con restricción de nutrientes provocan estrés y, en consecuencia, afectan el rendimiento productivo de las hembras.

El tamaño de los fetos también puede generar disfunción gastrointestinal al comprimir el tracto digestivo.

Esta compresión produce estrés oxidativo sistémico por la liberación de grandes cantidades de radicales libres, que comprometen la estructura y la función intestinal. En este contexto, el estrés oxidativo puede actuar como un factor desencadenante de complicaciones como el CIR.

Un factor estrechamente relacionado con la eficiencia placentaria es el estado nutricional, ya que en el último tercio de la gestación se requiere un mayor aporte de nutrientes para sostener el crecimiento fetal acelerado sin comprometer la viabilidad de los animales.

LAS CERDAS SELECCIONADAS POR UNA MAYOR EFICIENCIA PLACENTARIA SON CAPACES DE PARIR APROXIMADAMENTE 3,3 LECHONES ADICIONALES POR PARTO

MECANISMOS COMPENSATORIOS DE UNA MALA PLACENTACIÓN

  CAPACIDAD UTERINA  

La supervivencia embrionaria y la capacidad uterina son los principales factores responsables de la mortalidad prenatal y del CIR.

LA CAPACIDAD UTERINA SE DEFINE COMO EL NÚMERO DE FETOS EN DESARROLLO QUE EL ÚTERO PUEDE MANTENER HASTA EL PARTO

Este factor puede afectar el crecimiento fetal a partir de los 30 días de gestación, ya que, a medida que aumenta el tamaño de la camada, el flujo sanguíneo uterino disponible por feto se vuelve insuficiente y competencia entre los embriones por el espacio uterino y los nutrientes se vuelve más crítica.

  EFICIENCIA PLACENTARIA  

La eficiencia placentaria, expresada como la relación entre el peso corporal del lechón y la masa de su placenta, varía sustancialmente entre fetos de una misma camada, lo que indica que se trata de una característica individual.

Una de las principales causas del desarrollo fetal comprometido es el transporte insuficiente de nutrientes a través de la placenta, habiéndose demostrado la existencia de correlaciones positivas significativas entre el flujo sanguíneo placentario, el peso de la placenta y el peso fetal en cerdos.

En este sentido, la placenta de las cerdas Yorkshire aumenta progresivamente su tamaño y superficie durante el final de la gestación, estableciendo un entorno competitivo entre los fetos por los nutrientes. En cambio, las cerdas Meishan incrementan notablemente la densidad de sus vasos sanguíneos en esta fase, lo que les permite mantener un tamaño placentario constante sin comprometer el crecimiento fetal.

  VASCULARIZACIÓN  

En un estudio realizado por Reis (2021) se observó una mayor vascularización a los 45 días de gestación en los fetos hembra de alto peso en comparación con los machos.

El incremento de la vascularización favorece el intercambio maternofetal, permitiendo que los fetos crezcan de forma más eficiente incluso en una capacidad uterina limitada y, en última instancia, mejorando la uniformidad dentro de la camada.

GARANTIZAR UN FLUJO SANGUÍNEO ADECUADO DENTRO DE LA PLACENTA ES ESENCIAL PARA EL DESARROLLO PLACENTARIO Y FETAL, JUNTO CON LA SUPERFICIE EFECTIVA DEL ÓRGANO

  FLUJO SANGUÍNEO Y ESTRUCTURA PLACENTARIA  

Las tasas de flujo sanguíneo placentario pueden incrementarse mediante la angiogénesis y la vasodilatación, procesos regulados por el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y el óxido nítrico (NO), respectivamente.

La eficacia de la placenta está directamente relacionada con su estructura, ya que la longitud de los pliegues microscópicos de la capa epitelial del trofoblasto placentario y del endometrio aumenta en las placentas asociadas a fetos pequeños.

Estos cambios morfométricos amplían la superficie de interacción entre los flujos sanguíneos materno y fetal, mejorando así la eficiencia placentaria ante un tamaño reducido del órgano.

La longitud de la región estromal es menor en las placentas de fetos pequeños que en las de fetos grandes.

Dado que el tejido estromal está formado por fibroblastos, cuyo principal producto son los glicosaminoglicanos, sintetizados a partir de glucosa, el crecimiento restringido de los fetos porcinos podría reflejar un transporte insuficiente de este nutriente.

Una mejor comprensión de las complejas interacciones entre el flujo sanguíneo placentario y las características fisiológicas de la cerda moderna puede ofrecer información valiosa para reducir las pérdidas perinatales.

En las cerdas Yorkshire, el tamaño de la placenta aumenta de forma proporcional al crecimiento fetal durante el último tercio de la gestación. En cambio, las hembras Meishan mantienen una placenta más pequeña pero extremadamente bien vascularizada, sin mostrar incrementos significativos en el peso de los fetos durante el mismo periodo.

CONSIDERACIONES FINALES

La placenta experimenta una serie de modificaciones estructurales que permiten el crecimiento adecuado de la camada. Sin embargo, diversos factores pueden comprometer su desarrollo y función, siendo la insuficiencia placentaria un problema relevante en la producción porcina.

Las placentas ineficientes dan lugar al nacimiento de lechones pequeños, con menor viabilidad y peor desempeño.

Por ello, comprender los factores que influyen en la formación, el desarrollo y la actividad de la placenta constituye el primer paso para diseñar estrategias productivas eficaces que mejoren el rendimiento reproductivo de las cerdas en las granjas porcinas.

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