Y estos microorganismos, ¿qué señales envían al cerebro?
Existe un grupo de depresiones en humanos tienen origen en la relación o el desequilibrio con determinados grupos de microorganismos del intestino. Por eso, uno de los proyectos concedidos por la Fundación La Marató de TV3 de la edición 2021 dedicada a las enfermedades mentales, y liderado por Narcís Cardoner Álvarez, director de Psiquiatría del Hospital Santa Cruz y Santa Pau (antes, en el Instituto de Investigación e Innovación (Parque Taulí – I3PT) tiene el objetivo de identificar las sustancias que liberan estos microorganismos del intestino —llamadas «postbióticos»— y qué señales envían al cerebro, hasta el punto de cambiar el estado emocional de las personas y, en algunos casos, provocar enfermedades. En esta investigación participan los expertos de los programas Genética y mejora y Bienestar animales del IRTA para realizar los primeros ensayos con cerdo ibérico como modelo.
«El cerdo no solo puede servir como modelo para identificar las sustancias, sino que también permitirá testar si su síntesis o presencia se puede modular a través de la dieta», explica Dalmau.
En otro proyecto llamado PIGHAVIOUR, el equipo del IRTA y el I3PT, junto con el catedrático de Microbiología y experto en Ecología Microbiana intestinal humana de la UdG, Jesús Garcia-Gil del Instituto de Investigación Biomédica de Girona Dr. J. Trueta (IDIBGI), y el experto en neurociencia, Xavier Xifró de la Universidad de Girona (UdG), evalúan los cambios morfológicos y fisiológicos que sufre el cerebro del cerdo en función de las especies de microorganismos del intestino y si existen opciones de revertir este efecto. Como los animales no pueden explicar por sí mismos sus sentimientos, evalúan su estado emocional a partir de pruebas de cognición, es decir, si el estado emocional les influye en la atención, el aprendizaje, la memoria o la toma de decisiones.
Extrapolar los resultados en cerdos a pacientes reales
El siguiente paso, y dentro del proyecto financiado por La Marató de TV3, será ver ese mismo efecto en pacientes diagnosticados con el síndrome del intestino irritable y la depresión severa. Para ello, extraerán microorganismos y moléculas que segregan en las muestras fecales de pacientes con y sin síntomas y las administrarán a los cerdos establecidos como modelo. El objetivo será ver qué cambios se producen en el cerebro de los cerdos, y en su comportamiento y estado anímico, para extrapolarlo al cerebro humano.
«Si conocemos a los microorganismos responsables de determinados estados de ánimo y los mecanismos con los que actúan, el siguiente paso será diseñar prebióticos con los microorganismos o sus metabolitos que inducen mejores estados de ánimo para suministrar tanto a los pacientes humanos como a los animales», concluye Dalmau.