Un reciente estudio ha analizado el impacto de la reducción de proteína bruta (PB) y fósforo (P) en las dietas de cerdos en fase de crecimiento y finalización, revelando que es posible mantener el rendimiento productivo al tiempo que se minimiza la excreción de estos compuestos, minimizando así su impacto ambiental.
El estudio incluyó a 192 cerdos de ambos sexos, que fueron asignados a cuatro tratamientos dietéticos diferentes, cada uno con variaciones en el contenido de proteína y la inclusión de harina de soja.
Los resultados mostraron que los tratamientos con reducción moderada y alta de PB (LRT y HRT, respectivamente) y el tratamiento alternativo de proteína (APT) lograron disminuir la excreción de nitrógeno y fósforo en comparación con la dieta control (CON), sin comprometer el crecimiento y la calidad de la carne.
Desde un punto de vista ambiental, la reducción de PB y la sustitución de la harina de soja por alternativas como la harina de colza y las habas ayudaron a disminuir las emisiones acidificantes y de calentamiento global en hasta un 14% y un 7%, respectivamente.
Aunque los tratamientos con menor contenido de proteína mostraron ligeras variaciones en la composición de la canal, como una disminución en la masa muscular magra, no se encontraron diferencias significativas en los principales parámetros de calidad de la carne, como el valor de pH y la pérdida por goteo.
La investigación concluye que la implementación de dietas reducidas en PB y P en combinación con la suplementación de aminoácidos es una estrategia efectiva para reducir el impacto ambiental, manteniendo un rendimiento adecuado en los cerdos de engorde y finalización.
Estos resultados refuerzan la viabilidad de prácticas más sostenibles en la producción porcina, reduciendo tanto el uso de recursos no renovables como las emisiones que contribuyen al cambio climático y a la acidificación del suelo. |
Te puede interesar: Un día en la vida del fósforo en cerdos: revisando conceptos