Un análisis reciente señala los desafíos que plantea la falta de estandarización metodológica en los estudios de capacitación espermática in vitro en el cerdo.
La investigación, liderada por Barbora Klusackova y su equipo, pone el foco en las inconsistencias que surgen al utilizar la fosforilación de tirosina (PTyr) como principal marcador para evaluar la capacitación espermática, un proceso crucial para la fertilización.
En el laboratorio, este proceso puede inducirse mediante medios de capacitación (CM), y la detección de patrones de PTyr mediante inmunofluorescencia se ha convertido en una herramienta habitual. Sin embargo, el estudio demuestra que la metodología utilizada puede alterar significativamente los resultados obtenidos.
La revisión identifica múltiples factores responsables de esta variabilidad:
- Los métodos de conservación y selección espermática (como los gradientes de Percoll o el método swim-up)
- La composición de los medios de capacitación
- El tipo de fijador empleado (aldehídico o basado en alcoholes)
- La elección de anticuerpos para la detección de PTyr
Cada uno de estos pasos puede modificar la fisiología de los espermatozoides y, en consecuencia, la expresión de los patrones de fosforilación.
Particularmente preocupante es el hecho de que algunos medios comerciales para extender el semen contienen compuestos capaces de inducir prematuramente la capacitación, incluso antes de que comience la incubación en laboratorio.
El estudio concluye que, si bien la detección de PTyr sigue siendo una herramienta útil, su fiabilidad está limitada por la falta de un protocolo metodológico unificado.
Para avanzar en el conocimiento de la capacitación espermática y su aplicación tanto en la investigación básica como en la reproducción asistida, los autores hacen un llamado a la comunidad científica para estandarizar las condiciones experimentales y explorar nuevos marcadores complementarios.