Ingeniera Agrónoma licenciada en la Universidad de Lleida Máster en sanidad y producción porcina. Mi primer contacto con el binomio “ganadería – medio ambiente” empezó en el 2002 trabajando como técnico de campo en una entidad ambiental en la supervisión del cumplimiento de los requisitos ambientales de las granjas. Posteriormente, trabajé 10 años en el Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat de Catalunya, supervisando técnicamente las autorizaciones ambientales del sector ganadero, y otros sectores relacionados con éste. En el 2016 me incorporé al GSP de Lleida, entidad que aglutina a diferentes propietarios de porcino, como técnico para ayudar en la toma decisiones para mejorar la gestión medioambiental de sus granjas.
- El modelo de gestión de estiércoles ha evolucionado hacia un modelo de ganadería de mayor tamaño y más eficiente. La práctica habitual sigue siendo su aprovechamiento sin procesado previo. El purín tiene un preciado valor agronómico.
- La gestión del purín en el siglo XXI exige cambios en el manejo: uso eficiente del agua, ajuste de la proteína a la edad del animal y uso de fitasas o el almacenamiento dimensionado a las necesidades de cada explotación.
- La gestión agrícola de este subproducto tiene limitaciones: la producción no es estacional, el elevado contenido en agua del purín (supone un problema si las distancias son muy grandes), la variabilidad del tamaño de las explotaciones o la competencia por tierras arables en zonas de alta densidad ganadera.
- Es básico reducir la volatilización del amoniaco en el almacenamiento y en la aplicación del purín.