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Prevención y manejo de diarreas en lactación

Escrito por: Roberto M. C. Guedes - Doctor en Veterinaria - Facultad de Veterinaria de la Universidade Federal de Minas Gerais Belo Horizonte, MG (Brasil)

Entre los problemas sanitarios que afectan a la producción porcina, las enfermedades entéricas son las que afectan con mayor frecuencia a los lechones durante su primera semana de vida y durante todo el período de lactación.

La diarrea es responsable de pérdidas económicas significativas principalmente debidas a:

La reducción del peso del destete
El aumento de los costes asociados a la necesidad de intervenciones terapéuticas
El aumento en la tasa de mortalidad, especialmente en la primera fase de la vida de los lechones

Los patógenos entéricos más comúnmente asociados con la diarrea en lechones neonatos son (Yaeger et al., 2002):

La frecuencia e importancia de estos patógenos ha ido cambiando a lo largo de los años y algunos agentes, como C. difficile, se han vuelto más relevantes (Yaeger, 2007).

Como las causas bacterianas son bastante frecuentes en esta fase, hasta hace poco, existía la creencia de que los tratamientos preventivos en el primer día de vida serían la solución a todos los problemas.

Esta actitud, junto a la maximización del aprovechamiento de las instalaciones, particularmente las de maternidad, derivó en un uso indiscriminado de medicamentos preventivos, con un aumento de cepas bacterianas resistentes a múltiples antibióticos e incremento de la presión de infección ambiental debido a la limpieza y desinfección ineficiente de las instalaciones.

En un intento de minimizar los problemas, se realizó una inversión considerable en antimicrobianos administrados de manera preventiva, así como en la aplicación de desinfectantes de última generación.

En la actualidad, en concordancia con la tendencia mundial hacia el uso prudente de antimicrobianos, la administración preventiva de medicamentos en lechones recién nacidos ya no es aceptable como primera opción, de modo que productores y técnicos se han visto obligados a recordar[registrados] y reforzar las buenas prácticas de manejo que servían para hacer frente a los problemas sanitarios en el pasado y que siguen siendo una excelente opción.

Higiene y desinfección

Prácticas básicas, como el lavado adecuado de las instalaciones para la eliminación de la materia orgánica, incluido el uso de detergentes, y la posterior desinfección, son excelentes para la reducción de la presión de la infección ambiental.

Vacío sanitario

El período de vacío sanitario de las instalaciones limpias y secas, preferiblemente, con el uso de algún material para la desecación del ambiente, es muy efectivo para reducir la presencia de microorganismos patógenos.

Inmunización

La inmunización de las cerdas gestantes con vacunas frente a agentes circulantes en la granja y un buen manejo de los lechones el primer día de vida para garantizar que tomen calostro de su madre son fundamentales para lograr la transferencia de inmunidad pasiva.

Ambiente adecuado

El mantenimiento de un ambiente limpio en las jaulas de parto durante el período de lactancia y el uso de moduladores de la microbiota intestinal en el primer y tercer día de vida del lechón, favorecen un buen estado sanitario general de las instalaciones y del ambiente intestinal, respectivamente.

LIMPIEZA, DESINFECCIÓN Y VACÍO SANITARIO

Los principales microorganismos contaminantes ambientales asociados con los trastornos entéricos son E. coli, Salmonella sp., esporas de C. perfringens, C. difficile y ooquistes de C. suis, pero también se deben considerar los Coronavirus (TGEV y PEDV) y Rotavirus.

La destrucción de las esporas de C. perfringens es extremadamente difícil en el medioambiente y estas sobreviven durante largos períodos.

En lo que respecta a C. difficile, se trata de una bacteria comensal intestinal, no existiendo una preocupación significativa por la contaminación ambiental, ya que el desarrollo de la enfermedad está relacionado con la disbiosis intestinal.

Los principales indicadores a considerar al valorar la limpieza y desinfección de las instalaciones son las enterobacterias (E. coli y Salmonella sp.), Coronavirus, Rotavirus y los ooquistes de C. suis.

Virus

Los detergentes ayudan en la destrucción de partículas virales, particularmente de la familia Coronaviridae, al presentar una envoltura externa que es muy sensible a la acción de estos productos.

Enterobacterias

La eliminación mecánica de la materia orgánica mediante lavado es fundamental para la correcta limpieza de las instalaciones si queremos reducir la carga bacteriana ya que, de esta forma se maximiza la acción posterior de los desinfectantes.

El uso de detergentes y agua caliente aumenta la eficiencia de la eliminación de este material.

Ooquistes de C. suis

Los ooquistes de C. suis son muy resistentes en el medioambiente, siendo uno de los mejores indicadores de limpieza y desinfección

Un estudio in vitro realizado por un grupo danés (Langkjaer & Roepstorff, 2008) mostró que las bajas temperaturas y la elevada humedad favorecen la supervivencia de los ooquistes en el ambiente, mientras que las altas temperaturas y la baja humedad reducen significativamente la viabilidad de los ooquistes (Gráfica 1).

El lavado con agua caliente y el adecuado secado posterior reducen significativamente el tiempo de supervivencia de los ooquistes. Los ambientes limpios y desinfectados, mantenidos secos y vacíos durante un período de 36-48 horas reducen drásticamente el número de ooquistes esporulados infectantes.

Un vacío sanitario de 1-2 días, tras el lavado y la desinfección, tiene un impacto relevante en la reducción de la presión de infección ambiental y es una excelente inversión en sanidad.

VACUNACIÓN DE CERDAS GESTANTES

La inmunización de las cerdas al final del período de gestación es de suma importancia para el desarrollo de su inmunidad, ya que ésta es transferida a través del calostro a los lechones en el período posparto, siendo de especial interés:

La vacuna que contiene toxoide β de C. perfringens tipo C que tiene resultados protectores sólidos, previniendo la manifestación de enterotoxemias por este agente en lechones en los primeros días de vida.

Las vacunas frente a E. coli ETEC y Rotavirus que son una ayuda importante para el control de la diarrea neonatal, siendo recomendable conocer las cepas circulantes en la granja para poder adecuar al máximo el protocolo de vacunación.

ENCALOSTRAMIENTO ADECUADO

El calostro es un alimento fundamental para los mamíferos y los lechones no son una excepción a esta regla. Particularmente, en esta especie tiene un papel esencial, ya que las cerdas tienen una placenta epiteliocorial difusa que no permite el paso maternofetal de macromoléculas.

Por tanto, la única fuente de inmunoglobulinas y células del sistema inmunitario de la madre para el lechón es a través del calostro.

Deben tenerse en cuenta dos puntos con respecto a esa transferencia de inmunidad pasiva:

1. Periodo de producción de calostro

La producción de calostro comienza al final de la gestación y se intensifica en las últimas 24 horas antes del parto (de Passille & Rushen, 1989; Theil et al., 2006), y la mayoría de las cerdas continúan produciendo calostro 12-24 horas después del inicio del parto.

2. Periodo de absorción de calostro

Existe un tiempo limitado durante el cual el intestino del lechón es capaz de absorber macromoléculas, como los anticuerpos presentes en el calostro. Es lo que se conoce como el tiempo de cierre intestinal (“Gut Closure”).

Según Devillers et al. (2011), a partir del primer día de vida, después de ingerir alrededor de 400 g de calostro, se interrumpe la absorción de macromoléculas que, aunque continúan teniendo acción local en el intestino, no se absorben ni pasan en la circulación sanguínea del lechón (Gráfica 2).

Cualquier acción que favorezca la ingestión de al menos 200-250 g de calostro por parte de los lechones durante sus primeras 18-24 h de vida tendrá un impacto positivo en el rendimiento de los lechones.

En este sentido, la atención del parto, el manejo de la alimentación y un banco de calostro son estrategias beneficiosas.

AMBIENTE ADECUADO PARA EL LECHÓN

La demanda energética de los lechones recién nacidos durante sus primeros días de vida para mantener la temperatura corporal (homeotermia) y el ritmo de crecimiento es grande, siendo el calostro y la leche las únicas fuentes de esta energía.

Las prácticas de manejo y las instalaciones que permiten el secado rápido del lechón tras el nacimiento y contribuyen al mantenimiento de la temperatura corporal son esenciales para su supervivencia y para reducir su susceptibilidad a procesos diarreicos durante la primera semana de vida.

La atención y la aplicación de medidas correctas para maximizar la salud y el bienestar de la cerda gestante y del lechón neonato son fundamentales para la prevención y el control de la diarrea neonatal y predestete.

BIBLIOGRAFIA

De Passillé, A.M.B., Rushen, J. 1989. Usar el comportamiento de amamantamiento temprano y el aumento de peso para identificar lechones en riesgo. Revista Canadiense de Ciencia Animal 69, 535-544.
Devillers, N., Le Dividich, J., Prunier, A. 2011. Influencia de la ingesta de calostro en la supervivencia e inmunidad de los lechones. Animal 5, 1605-1612.
Langkjaer, M., Roepstorff, A. 2008. Supervivencia de ooquistes de Isospora suis en condiciones ambientales controladas. Parasitología Veterinaria 152, 186-193.

Theil, P.K., Sejrsen, K., Hurley, W.L., Labouriau, R., Thomsen, B., Sorensen, M.T. 2006. Papel de la lactancia en la regulación del recambio celular y el inicio y mantenimiento de la lactancia en las glándulas mamarias infividuales de las cerdas. Revista de Ciencia Animal 84, 1691-1698.
Yaeger, M.J., Funk, N., Hoffman, L. 2002. Una encuesta de agentes asociados con la diarrea neonatal en cerdos de Iowa, incluyendo Clostridium difficile y el virus del síndrome reproductivo y respiratorio porcino. Revista de Investigación de Diagnóstico Veterinario 14, 281-287.
Yaeger, M.J. 2007. Estudios prospectivos y retrospectivos sobre la enteritis por Clostridium perfringens tipo A en cerdos neonatales. En: Proceedings of the Annual Meeting of the American Association of Swine Veterinarn Veterinary, pp.101-103.

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